El
 coordinador técnico de la Fundación Medio Ambiente Minería e Industria 
(MEDMIN), Félix Carrillo, afirmó que el gobierno apenas controla un 5 
por ciento de la producción de oro en el país pese a la existencia de 
normas aprobadas para ese propósito como la creación de la acopiadora 
Empresa Boliviana del Oro (EBO).
“Las
 empresas y cooperativas son privadas y la parte que controla el 
gobierno a través de la Comibol (Corporación  Minera de Bolivia) con EBO
 debe ser un cinco por ciento porque el Estado no hace ningún tipo de 
explotación”, señaló Carrillo en declaraciones a Erbol.
El
 Estado no ha podido fiscalizar toda la producción de oro en Bolivia “a 
pesar de los esfuerzos para conocer cuánto se produce y cuánto oro sale 
de contrabando; ninguna institución del Estado tiene este cálculo”.
Agregó
 que en EBO “la información es un tanto reservada y muestra de esto es 
que el Ministro de Minería maneja un dato, los cooperativistas manejan 
otro dato y no hay una información concreta sobre cuánto está 
comprando”.
En
 2010 el gobierno creó EBO con la finalidad de comprar y reunir toda la 
producción de la pequeña minería aurífera en Bolivia, sin embargo “su 
primera agencia que está situada en Riberalta, casi trabaja 
exclusivamente con la cooperativa ASOBAL (Asociación de Balseros) que 
sólo opera en el río Madre de Dios en Pando”.
En
 las demás áreas de producción del metal precioso que pertenecen a la 
cuenta del Amazonas no existe ningún control, afirmó Carrillo.
EBO en problemas
La
 agencia de EBO en Pando (la segunda recién abrieron en Santa Cruz) 
tropieza con muchos problemas en el aspecto logístico, que retrasan la 
compra del producto. Los mineros lo que quieren una vez obtenida su 
producción de oro es venderlo inmediatamente, pero “EBO tiene procesos 
muy burocráticos”, afirmó.
“Lo
 primero que les solicita (a los productores) es una muestra de oro para
 hacer un análisis, para esto les piden días de espera para que puedan 
facilitarles el dinero por el oro y esto hace que muchos de los mineros 
que producen principalmente en el oriente prefieran vender a compradores
 particulares”, dijo.
Otro
 problema que atraviesa la acopiadora de oro es la falta de dinero. “A 
veces EBO carece de dinero en efectivo para pagar y eso hace que los 
mineros tengan muchos problemas para vender su producto”, señaló.
La
 única manera en que la estatal ha logrado controlar la compra de oro es
 a través de la venta de combustibles. “Como ellos están en un área 
fronteriza, entonces los mineros necesariamente deben ir a EBO, vender 
su oro y EBO les da una certificación con la que recién ellos pueden ir a
 los surtidores de diesel”, acotó.
Carrillo
 sugirió que el gobierno debería dar más facilidades a los mineros para 
captar mayor producción y evitar que salgan por las fronteras. “Tendría 
que tecnificar su agencia con equipos de última generación, equipos de 
análisis más rápidos y más exactos. Otro tema es que tampoco hay el 
personal suficiente, eso hace problemático el trabajo de EBO por lo que 
los reclamos de los mineros son constantes para vender su oro”, 
advirtió.
Cooperativas tienen monopolio 
Del
 total de cooperativas mineras, “unas 600 se dedican a la explotación de
 oro” y en el último año “el crecimiento ha sido mayor en este sector”.
“La
 mayor producción de oro son de las cooperativas, es el sector que más 
produce y más gente emplea porque son cerca de 40 mil mineros auríferos 
en Bolivia (…) consideramos que sólo ellas están produciendo alrededor 
de unas cinco toneladas de oro al año”, sostuvo. 
En
 cuanto al aporte por regalías o impuestos, Carrillo señaló que es 
mínimo porque al no tener un control de parte del gobierno, “el grueso 
de la producción se va por la vía del contrabando”.
“El
 sector aurífero en Bolivia aporta de una manera mínima y pequeño en 
porcentaje. El ministerio de Minería sólo reporta la producción de Inti 
Raymi y lo que EBO logra captar y no se registra lo que realmente las 
cooperativas generan. El oro sale del país por medio de las ferias, las 
fronteras, no hay un control”, indicó.
La
 mayoría de las operaciones mineras están ubicadas al norte del 
departamento de La Paz, a partir de los Yungas, pasando por el río 
Suches;   Pando y Beni, con el yacimiento de San Simón, y Santa Cruz.
Control de fronteras
“Nuestras
 fronteras son tan extensas y tenemos tanto relacionamiento con el Perú y
 con Brasil que el control se hace prácticamente imposible”, señaló.
Otro
 tema es que “la mayoría de las operaciones mineras auríferas están 
situadas en lugares bastante aislados donde no existen a veces caminos, 
no hay contacto directo entre autoridades y mineros”.
Debido
 a estas distancias y lugares inaccesibles, ocurre que “lamentablemente 
los campamentos mineros se vuelvan en centros de alcoholismo, 
drogadicción y  prostitución”.
“Eso
 siempre viene aparejado donde hay actividad minera y como son lugares 
muy alejados la presencia de autoridades es casi nula”, apuntó.
Fuente: periódico digitla "ERBOL" 17/09/2012
 
 
 
 
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