viernes, 14 de septiembre de 2012

Denuncian explotación de escolares, servidumbre y juqueo en cooperativas

Mineros asalariados y excooperativistas de Colquiri denunciaron este jueves que el sistema de trabajo de muchas cooperativas, y en particular en ese distrito minero, se basa en la explotación, servidumbre y el juqueo (robo de mineral) como prácticas cotidianas que benefician a un grupo privilegiado de “cabecillas” que viven de la mano de obra de sus “socios”. Sergio Guarachi, excooperativista con 28 años de experiencia en el rubro, evidenció el aprovechamiento de los recursos mineralógicos por parte de los “cabecillas” que contratan a los “mak’unkus” (peones) y hasta a escolares para que realicen el trabajo en su veta a cambio de un jornal que oscila entre 100 a 200 bolivianos.

“La producción es para el cabecilla, se queda para el jefe que saca al mes desde 90 mil bolivianos de ganancia”, declaró Guarachi a Erbol.

El mak’unku o peón es el ayudante, el último en la cadena de mando laboral  de  una cuadrilla de  trabajadores.

Explicó que otra manera de ingresar al sistema cooperativo es con el pago de 500 dólares como “derecho de piso”. Esto le da derecho al nuevo “socio” a explotar la concesión del “cabecilla” por un aporte mensual de 1.000 bolivianos.

“Un compañero cabecilla tiene una cantidad de gente, hasta 40 socios tiene y les cobrar 1000 boliviano por mes por estar en ese contrato, así ganan sin hacer nada, sólo ahí tiene 40.000 bolivianos de ingreso al mes”, sostuvo.

El Juqueo, práctica cotidiana

Guarachi reveló que el 80 por ciento de los cooperativistas mineros de Colquiri se dedicaban al juqueo. “Ingresaban a las áreas de explotación de los mineros asalariados, donde operaba la empresa Sinchi Wayra (ahora bajo administración de Comibol) y robaban el mineral”, apuntó.

En esta práctica también operaban los “cabecillas”, quienes eran los que contrataban gente para que “roben” y “carguen” el mineral.

En esta cadena también entran los estudiantes. “El mineral que traíamos lo dejábamos en un lugar y contratábamos a los estudiantes para que lleven la carga, para eso le pagábamos a 100 bolivianos”, admitió.

El excooperativista agregó que “ellos (los estudiantes) ya no estudiaban, sólo estaban a la espera de cuándo va haber carga”.

Aportes para las organizaciones

Eleuterio Mamani, otro excooperativista minero, ahora asalariado, señaló que “con la producción que tenemos aportamos para el sector”. Esto involucra las distintas organizaciones matrices.

“Con la producción aportamos a todo sector, hay una escala de porcentaje, tenemos que dar a Fencomin, a Fedecomin y a la central de cooperativas, todos aportamos a todos los sectores, en dólares incluso”, dijo.

A pesar de ello, agregó, el sector cooperativo “no cumple con las normas de seguridad industrial ni beneficios sociales”; lo que si ocurre con el sector asalariado, afirmó.

Operan en yacimientos preparados

El secretario general del Sindicato de Mineros de Colquiri, Joaquín Mamani, increpó la actitud “oportunista” de los cooperativistas que sólo exigen áreas de trabajo ya preparadas para su explotación.

“Nosotros como trabajadores hemos hecho tanto sacrificio para poder crear fuentes de trabajo en lo que es la veta Rosario, en el desarrollo, proyectos, inversión sobretodo. Hemos preparado, nos ha costado millonadas de inversión para descubrir la veta Rosario y ahora ellos quieren entrar de lo fácil a una casa preparada”, argumentó.

La unidad en la cooperativa, una ironía

Guarachi aseguró que el espíritu cooperativo del ‘uno para todos y todos para uno’ es una “gran mentira”. “Aquí cada quien ve por sus intereses y quien gana más es el más fuerte”, afirmó.

Félix Carrillo, coordinador técnico de la Fundación de Medio Ambiente, Minería e Industria (Medmin) señaló que en la mayoría de cooperativas por su forma de trabajo se pierde la noción de unidad.

“Cada uno trabaja por su cuenta, cada minero trabaja su sector dentro de la concesión, a algunos les puede ir bien y a otros no. Son muy pocas las cooperativas donde se unifica la producción”, señaló.
 
Fuente: periódico Digital "ERBOL" La Paz-Bolivia - 14/09/2012
 

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