Mineros
 asalariados y excooperativistas de Colquiri denunciaron este jueves que
 el sistema de trabajo de muchas cooperativas, y en particular en ese 
distrito minero, se basa en la explotación, servidumbre y el juqueo 
(robo de mineral) como prácticas cotidianas que benefician a un grupo 
privilegiado de “cabecillas” que viven de la mano de obra de sus 
“socios”. Sergio
 Guarachi, excooperativista con 28 años de experiencia en el rubro, 
evidenció el aprovechamiento de los recursos mineralógicos por parte de 
los “cabecillas” que contratan a los “mak’unkus” (peones) y hasta a 
escolares para que realicen el trabajo en su veta a cambio de un jornal 
que oscila entre 100 a 200 bolivianos.
“La
 producción es para el cabecilla, se queda para el jefe que saca al mes 
desde 90 mil bolivianos de ganancia”, declaró Guarachi a Erbol.
El mak’unku o peón es el ayudante, el último en la cadena de mando laboral  de  una cuadrilla de  trabajadores.
Explicó
 que otra manera de ingresar al sistema cooperativo es con el pago de 
500 dólares como “derecho de piso”. Esto le da derecho al nuevo “socio” a
 explotar la concesión del “cabecilla” por un aporte mensual de 1.000 
bolivianos.
“Un
 compañero cabecilla tiene una cantidad de gente, hasta 40 socios tiene y
 les cobrar 1000 boliviano por mes por estar en ese contrato, así ganan 
sin hacer nada, sólo ahí tiene 40.000 bolivianos de ingreso al mes”, 
sostuvo.
El Juqueo, práctica cotidiana
Guarachi
 reveló que el 80 por ciento de los cooperativistas mineros de Colquiri 
se dedicaban al juqueo. “Ingresaban a las áreas de explotación de los 
mineros asalariados, donde operaba la empresa Sinchi Wayra (ahora bajo 
administración de Comibol) y robaban el mineral”, apuntó.
En
 esta práctica también operaban los “cabecillas”, quienes eran los que 
contrataban gente para que “roben” y “carguen” el mineral.
En
 esta cadena también entran los estudiantes. “El mineral que traíamos lo
 dejábamos en un lugar y contratábamos a los estudiantes para que lleven
 la carga, para eso le pagábamos a 100 bolivianos”, admitió.
El excooperativista agregó que “ellos (los estudiantes) ya no estudiaban, sólo estaban a la espera de cuándo va haber carga”.
Aportes para las organizaciones
Eleuterio
 Mamani, otro excooperativista minero, ahora asalariado, señaló que “con
 la producción que tenemos aportamos para el sector”. Esto involucra las
 distintas organizaciones matrices.
“Con
 la producción aportamos a todo sector, hay una escala de porcentaje, 
tenemos que dar a Fencomin, a Fedecomin y a la central de cooperativas, 
todos aportamos a todos los sectores, en dólares incluso”, dijo.
A
 pesar de ello, agregó, el sector cooperativo “no cumple con las normas 
de seguridad industrial ni beneficios sociales”; lo que si ocurre con el
 sector asalariado, afirmó.
Operan en yacimientos preparados
El
 secretario general del Sindicato de Mineros de Colquiri, Joaquín 
Mamani, increpó la actitud “oportunista” de los cooperativistas que sólo
 exigen áreas de trabajo ya preparadas para su explotación.
“Nosotros
 como trabajadores hemos hecho tanto sacrificio para poder crear fuentes
 de trabajo en lo que es la veta Rosario, en el desarrollo, proyectos, 
inversión sobretodo. Hemos preparado, nos ha costado millonadas de 
inversión para descubrir la veta Rosario y ahora ellos quieren entrar de
 lo fácil a una casa preparada”, argumentó.
La unidad en la cooperativa, una ironía
Guarachi
 aseguró que el espíritu cooperativo del ‘uno para todos y todos para 
uno’ es una “gran mentira”. “Aquí cada quien ve por sus intereses y 
quien gana más es el más fuerte”, afirmó.
Félix
 Carrillo, coordinador técnico de la Fundación de Medio Ambiente, 
Minería e Industria (Medmin) señaló que en la mayoría de cooperativas 
por su forma de trabajo se pierde la noción de unidad.
“Cada
 uno trabaja por su cuenta, cada minero trabaja su sector dentro de la 
concesión, a algunos les puede ir bien y a otros no. Son muy pocas las 
cooperativas donde se unifica la producción”, señaló.
Fuente: periódico Digital "ERBOL" La Paz-Bolivia - 14/09/2012 
 
 
 
 
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