“Argentina se constituye en el principal mercado que sustenta económicamente este desarrollo (del campo Margarita), considerando que la producción remanente se destinará en su totalidad a este mercado”, informa el plan.
En consecuencia, es necesario “renegociar y readecuar el contrato GSA Argentina para garantizar y preservar la monetización de la producción y la rentabilidad de este Plan de Desarrollo”.
La adenda al acuerdo con Argentina, firmada en 2010, preveía aumentar los envíos a 5 MMmcd desde ese año y a 13 MMmcd en 2013; además fijaba la venta de 27 MMmcd desde el 2017. El acuerdo inicial firmado en 2006 disponía la venta de 27,7 MMmcd de gas boliviano a la Argentina desde 2010.
Sin embargo, recién en mayo se empezarán a realizar los envíos al mercado del vecino país.
En varias ocasiones representantes de Gobierno y de la estatal petrolera anunciaron que el gas de Margarita y Huacaya tendrá como uno de sus objetivos cumplir las obligaciones con Argentina.
Margarita inició su producción en diciembre de 2004 y procesa 3 MMmcd de gas y 4.800 barriles de condensado. Repsol proyecta que para producir 14 MMmcd en Margarita y Huacaya perforará ocho pozos en el primero y cuatro en el segundo. Actualmente hay cuatro y uno, respectivamente.
El plan “incorpora los resultados del análisis sobre las posibles Alternativas Conceptuales de Desarrollo para Margarita y Huacaya, de las cuales se seleccionó la Alternativa de Desarrollo Óptima propuesta por el titular (Repsol) y que fue revisada en función de las necesidades de producción de gas planteadas por YPFB”.
Incide en que se “ha elaborado el presente Plan de Desarrollo para estos campos con el objeto de obtener incrementos de producción en el área en una forma eficiente y balanceando los riesgos técnicos y económicos involucrados”.
El documento señala las cantidades de gas natural probadas, probables y posibles de la extensión conocida y estudiada de los reservorios de Margarita y Huacaya: Huampampa 1a (H1a), H1b y H2. Se asegura la producción de 14 MMmcd desde 2014, tomando en cuenta no sólo las reservas probadas, sino también las posibles y se estima que a partir de 2023 comience a declinar.
Advierte que hay “un alto grado de incertidumbre sobre la productividad futura de los pozos”, debido a que podrían haber efectos asociados a la pérdida de presión de los fluidos, o cambios dramáticos en las permeabilidades”.
Fuente: periódico "Página Siete" La Paz-Bolivia - 24/04/2012
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