La Empresa Nacional de Electricidad (ENDE) prevé invertir más de 7.160 millones de bolivianos esta gestión en proyectos de generación de energía eléctrica.
Se trata de la inversión más alta en la última década, pero analistas entrevistados por este medio coinciden en la falta de estudios técnicos, ambientales y económicos, lo que cuestiona la solidez de estas inversiones y el futuro energético de Bolivia.
Se trata de la inversión más alta en la última década, pero analistas entrevistados por este medio coinciden en la falta de estudios técnicos, ambientales y económicos, lo que cuestiona la solidez de estas inversiones y el futuro energético de Bolivia.
En más de un discurso, el presidente Evo Morales resaltó la importancia de convertir a Bolivia en el corazón energético de Sudamérica, y durante la última inspección realizada en la planta hidroeléctrica San José, ratificó que Bolivia generará en 2025 más de 10.000 megavatios (MW) de energía que permitirán cubrir el consumo nacional y, además, vender otros 8.000 MW a países vecinos.
A la fecha, sin embargo, el Ministerio de Hidrocarburos y Energía no consolidó ningún contrato de exportación. La negociación con mayor avance es el que se tiene con Argentina, que quedó paralizado tras la asunción a la presidencia de ese país de Mauricio Macri.
De cualquier manera, en los últimos años, el Gobierno centró su atención en proyectos hidroeléctricos. Actualmente, existen tres en ejecución y alrededor de 14 en proceso de estudio.
Sin embargo, según el director del Centro de Documentación e Información de Bolivia (Cedib), Marco Gandarillas, existe un abandono de la planificación de la proyección energética. "No hay estudios completos y serios que sustenten la viabilidad ambiental de esos proyectos, más bien vemos que son tremendamente perjudiciales para las áreas donde se van a instalar. Se va a anegar tremendas superficies de suelo perjudicando a miles de personas", indica.
Gandarillas resalta también que tanto Brasil como otros países latinoamericanos también encaminan proyectos de generación de energía eléctrica, por lo que no se tiene certeza del mercado y la competencia internacional en el que se encontrará Bolivia.
Según un análisis realizado por la fundación Jubileo, la energía es el sector de mayor crecimiento en el país, cuya inversión para 2016 en el Presupuesto General del Estado (PGE) aumenta en 241 por ciento. En 2016, según Jubileo, se presupuestaron 1.454 millones de dólares frente a los 427 millones de 2015.
"Este gran incremento responde a los recursos provenientes del crédito autorizado por la Ley Financial, como crédito del Banco Central a favor de la Empresa Nacional de Electricidad (ENDE)", señala el informe de la Fundación Jubileo.
Efectos ambientales
Otro gran cuestionamiento de los proyectos actuales son los estudios ambientales. El pasado 29 de abril, ENDE y la brasileña estatal Eletrobras firmaron en Brasil un acuerdo que abre paso a la construcción de una hidroeléctrica binacional en el río Madera y a la optimización de la Central Cachuela Esperanza, ambas cuestionadas por su impacto ambiental.
La hidroeléctrica de Cachuela Esperanza, por sus características geográficas, incluirá una represa de 690 kilómetros cuadrados y generará un tercio de la energía que producen las plantas de Jirau y Santo Antonio (Brasil), es decir, 990 MW. Más de 18 millones de hectáreas, 559 comunidades de cinco departamentos y unas 330 mil personas podrían ser afectadas por la inundación que provocaría la represa, según expertos.
En tanto, la implementación del proyecto hidroeléctrico El Bala inundará 2 mil kilómetros cuadrados de la parte baja de dos importantes parques nacionales: el Madidi y la Reserva Pailón Lajas, además de una extensa región del valle central del río Beni.
TRANSMISIÓN
De los 9.078 millones de bolivianos presupuestados en ENDE, el 11,30 por ciento está destinado a la implementación de líneas de transmisión.
Entre los más importantes proyectos se encuentran la construcción de 110 kilómetros de la línea de transmisión Juana Azurduy de Padilla, desde la estación Yaguacua en Yacuiba, hasta la estación de Tartagal, en Argentina. El segundo es el Anillo Energético del Sur que recorrerá 329 kilómetros desde la subestación de Las Carreras, en Tarija, hasta la estación de Litio, en Potosí.
ALGUNOS CUESTIONAMIENTOS A LOS PROYECTOS
Óscar Campanini, investigador del CEDIB, hace las siguientes críticas técnicas y ambientales
Hidroeléctricas: La mayoría de estos proyectos están en la Amazonia que ya son zonas que, por sus características, regularmente se inundan. Algunos proyectos pueden agravar más esta situación. Hay cuestionamientos incluso sobre el rendimiento de estos proyectos porque son ríos con una gran cantidad de sedimento. En un periodo mucho más corto que su periodo de vida, algunas de estas represas, pueden llenarse de sedimentos y ya no tener los rendimientos que se plantearon.
Termoeléctricas: Son más rápidas de implementar (dos años o un poco más) y no necesitan gran cantidad de estudios. Alrededor de 78 por ciento de energía eléctrica que se consume en Bolivia se genera a partir de estas termoeléctricas, es decir, del gas. Eso genera que las termoeléctricas sean uno de los principales consumidores de gas en Bolivia con cantidades muy similares a los montos que se exportan a Brasil y a Argentina. Eso nos hace dependientes de las reservas del gas.
Energía alternativa: Estos proyectos de forma general tienen menores impactos y costos muy altos. Ésa es la dificultad de los proyectos de energías alternativas aunque los impactos son relativamente menores. Finalmente dentro de energía alternativa, pero con impactos en términos ambientales, están los de generación de energía alternativa de biomasa de productos agrícolas. Ese tipo de proyectos si puede tener importantes impactos ambientales.
Fuente: periódico "Los Tiempos"
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