Requena y Boss señalaron que los efectos de las dos represas, que representan el cuarto proyecto hidroeléctrico más grande de Sudamérica, generarán problemas ambientales y sociales, y que los beneficios económicos son dudosos.
Este jueves se firmó en Palacio de Gobierno el acuerdo entre el Ministerio de Hidrocarburos y Energía y la empresa italiana Geodata, para que en un plazo de 15 meses entregue un proyecto final sobre las represas. El estudio costará 11,8 millones de dólares. El estudio previo sobre el tema, que Geodata entregó en junio pasado, costó 22 millones.
El proyecto busca construir la hidroeléctrica Chepete, para producir 3.251 megavatios, y El Bala, para generar 425, a un costo de 6.000 millones de dólares. Ello generaría, según el Gobierno, más de mil millones de dólares en ingreso anual si esa energía fuera exportada. Se cree que las represas estarían listas en un plazo de cinco años desde su inicio.
"Me parece que el Gobierno mantiene una especie de negación completa de todo lo que implica el cambio climático y para analizar alternativas referidas a impulsar las energías renovables” señaló a ANF Requena.
La ambientalista expresó que cualquier represa, independientemente de su tamaño, inunda el bosque y ello daña la diversidad biológica, por una parte, y por otra el material que se pudre debido a esas inundaciones genera metano, que es un gas más dañino incluso que el CO2.
Requena hizo notar que las represas, para generar hidroelectricidad, necesitan lluvias que doten el agua requerida. Sin embargo, cuando se afecta el bosque, dijo, también se interrumpen los ciclos de lluvias y algunas grandes represas terminan sin agua suficiente.
Agregó que el otro tema importante es que el Gobierno se niega a estudiar la viabilidad de las energías renovables que, al estar basadas en tecnología, aumentan su efectividad de manera exponencial. "Es como un celular o una computadora, esas tecnologías mejoran y se hacen cada vez más eficientes”, contó.
Por lo tanto, Bolivia tomaría una decisión económica más lógica si impulsara esas tecnologías, que se están abaratando, y que generarían electricidad más barata, generando mayores ingresos.
Vincent Boss, que trabaja en la oficina de CIPCA Norte, en Riberalta, expresó que las represas anunciadas este jueves tendrán efectos medioambientales y también sociales.
Recordó que el Madidi, que está en las cercanías del Bala, es el parque natural más biodiverso del mundo, y que esa riqueza estaría en riesgo.
"El Gobierno promete que solo el 2% del Madidi estaría afectado por la inundación de la represa, pero ello, si fuera cierto, solo explica los efectos directos, no los indirectos”, expresó el biólogo a ANF.
Mencionó que la riqueza biológica se vería afectada, por ejemplo los peces, que no podrán cruzar por donde están las represas. La del Bala estará ubicada en el río Beni y Chepete sobre el Beu, un afluente que está hacia la zona alta de La Paz.
Boss resaltó también los negativos efectos sociales de este proyecto, sobre todo porque en las cercanías del Bala existen 17 comunidades indígenas que deberán ser trasladadas a otras zonas debido a la inundación que se ocasionará.
Entre las secuelas sociales están que muchas comunidades ribereñas dependen de la pesca. Al existir una represa, los peces reducen su cantidad. Puso el ejemplo de Riberalta, donde los peces de los que dependen las comunidades ribereñas han reducido su cantidad desde que se construyeron las represas de Jiraú y San Antonio, del otro lado de la frontera, en Brasil.
El especialista mencionó también entre las consecuencias indirectas la prevalencia de la malaria y otras enfermedades, que se produce cuando existen grandes cantidades de agua estancada.
Requena identificó un aspecto positivo en esta situación, la oferta realizada por el presidente Morales en sentido de que, debido al alto costo de la obra (6.000 millones de dólares) la población del departamento de La Paz será consultada antes de emprenderla.
"Eso es algo importante y que hay que destacar. Ojalá que ello permita un debate sobre las políticas energéticas del Gobierno”, dijo.
Este jueves se firmó en Palacio de Gobierno el acuerdo entre el Ministerio de Hidrocarburos y Energía y la empresa italiana Geodata, para que en un plazo de 15 meses entregue un proyecto final sobre las represas. El estudio costará 11,8 millones de dólares. El estudio previo sobre el tema, que Geodata entregó en junio pasado, costó 22 millones.
El proyecto busca construir la hidroeléctrica Chepete, para producir 3.251 megavatios, y El Bala, para generar 425, a un costo de 6.000 millones de dólares. Ello generaría, según el Gobierno, más de mil millones de dólares en ingreso anual si esa energía fuera exportada. Se cree que las represas estarían listas en un plazo de cinco años desde su inicio.
"Me parece que el Gobierno mantiene una especie de negación completa de todo lo que implica el cambio climático y para analizar alternativas referidas a impulsar las energías renovables” señaló a ANF Requena.
La ambientalista expresó que cualquier represa, independientemente de su tamaño, inunda el bosque y ello daña la diversidad biológica, por una parte, y por otra el material que se pudre debido a esas inundaciones genera metano, que es un gas más dañino incluso que el CO2.
Requena hizo notar que las represas, para generar hidroelectricidad, necesitan lluvias que doten el agua requerida. Sin embargo, cuando se afecta el bosque, dijo, también se interrumpen los ciclos de lluvias y algunas grandes represas terminan sin agua suficiente.
Agregó que el otro tema importante es que el Gobierno se niega a estudiar la viabilidad de las energías renovables que, al estar basadas en tecnología, aumentan su efectividad de manera exponencial. "Es como un celular o una computadora, esas tecnologías mejoran y se hacen cada vez más eficientes”, contó.
Por lo tanto, Bolivia tomaría una decisión económica más lógica si impulsara esas tecnologías, que se están abaratando, y que generarían electricidad más barata, generando mayores ingresos.
Vincent Boss, que trabaja en la oficina de CIPCA Norte, en Riberalta, expresó que las represas anunciadas este jueves tendrán efectos medioambientales y también sociales.
Recordó que el Madidi, que está en las cercanías del Bala, es el parque natural más biodiverso del mundo, y que esa riqueza estaría en riesgo.
"El Gobierno promete que solo el 2% del Madidi estaría afectado por la inundación de la represa, pero ello, si fuera cierto, solo explica los efectos directos, no los indirectos”, expresó el biólogo a ANF.
Mencionó que la riqueza biológica se vería afectada, por ejemplo los peces, que no podrán cruzar por donde están las represas. La del Bala estará ubicada en el río Beni y Chepete sobre el Beu, un afluente que está hacia la zona alta de La Paz.
Boss resaltó también los negativos efectos sociales de este proyecto, sobre todo porque en las cercanías del Bala existen 17 comunidades indígenas que deberán ser trasladadas a otras zonas debido a la inundación que se ocasionará.
Entre las secuelas sociales están que muchas comunidades ribereñas dependen de la pesca. Al existir una represa, los peces reducen su cantidad. Puso el ejemplo de Riberalta, donde los peces de los que dependen las comunidades ribereñas han reducido su cantidad desde que se construyeron las represas de Jiraú y San Antonio, del otro lado de la frontera, en Brasil.
El especialista mencionó también entre las consecuencias indirectas la prevalencia de la malaria y otras enfermedades, que se produce cuando existen grandes cantidades de agua estancada.
Requena identificó un aspecto positivo en esta situación, la oferta realizada por el presidente Morales en sentido de que, debido al alto costo de la obra (6.000 millones de dólares) la población del departamento de La Paz será consultada antes de emprenderla.
"Eso es algo importante y que hay que destacar. Ojalá que ello permita un debate sobre las políticas energéticas del Gobierno”, dijo.
Fuente: periódico "Página Siete"
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