lunes, 8 de febrero de 2010

Comibol tiene 2 megaproyectos, Avaroa y Cobrizos en los Lípez

Un dirigente de larga trayectoria sindical es el nuevo Ministro de Minería. José Pimentel cuenta que su carrera profesional, como ingeniero de minas, se frustró con la dictadura de Hugo Banzer, pero tiene conocimiento del sector.

Hasta hace poco fue parlamentario y es un convencido de que la minería estatal es viable y que puede dar el salto a la industria. En la siguiente entrevista responde a las inquietudes de Cambio y explica los lineamientos de la nueva política minera. Además, anunció el desarrollo de dos nuevas joyas mineras: los megaproyectos de Avaroa y Cobrizos, ubicados en los Lípez, Potosí.

–¿Cómo le llegó la noticia de que iba a ser Ministro de Minería?
–En su mensaje a la nación, el Presidente nos dio la tarea de retornar a las bases. En ese sentido, me reincorporé a la Universidad de Siglo XX y fue una sorpresa que me llamaran el miércoles 27 de enero, a las 11 de la noche, solicitándome que me presentara en La Paz. Fue el viceministro Wilfredo Chávez quien me hizo conocer esa disposición.

–¿Cuáles son las prioridades del nuevo ciclo minero?
–En el marco de la nueva Constitución, hay que elaborar una nueva ley minera, que cumpla el objetivo de hacer de la minería una fuente generadora de recursos para la diversificación y el desarrollo del país. A partir de esta definición, deberíamos tener empresas estatales eficientes, una utilización racional y eficiente de los recursos naturales, y llegar a niveles de industrialización. Igualmente a las cooperativas, la minería chica y también las empresas comunitarias.

–Una nueva política minera implica el cambio del actual código...
–Naturalmente, el código neoliberal privilegia la explotación de minerales sobre las otras actividades económicas, con una participación mínima de los productores mineros en el desarrollo del país y da paso a la exportación de los concentrados, y no obliga a su industrialización. Entonces es un código totalmente adverso que ha hecho desaparecer por completo al Estado de la actividad minera. Sólo los decretos del compañero Evo Morales restituyeron la capacidad productiva de la Comibol.

–¿Qué ha dejado este Código de Minería al Estado?
–Socavones vacíos, minas agotadas y, como contraparte, un puñado de industriales mineros y de transnacionales que se han enriquecido.

–¿Cuál fue la contribución en impuestos?
–El Código de Minería establecía un solo impuesto a la minería, que era el impuesto complementario minero, alrededor del 25 por ciento de las utilidades. No estaba establecido el pago de regalías, que es un derecho de las regiones y el país por la explotación de un recurso natural. Una empresa minera pagaba la misma utilidad que la cervecería o la Universidad Católica. En cambio hoy, con la nueva tributación, se ha restituido la regalía y esto nos hacía prever que aumentarán los (ingresos por) impuestos. Lamentablemente en los años 2008 y 2009, en los que se aplicó la nueva tributación, no logró su objetivo. Estamos analizando cuáles son las causas que impidieron que se cumpla este objetivo de aumentar la participación de la minería en los ingresos del Tesoro.

–¿La nueva política minera establecerá un nuevo sistema tributario?
–Se tiene que compensar la pérdida de la riqueza que tenemos por años para garantizar un futuro sostenible. La tributación debe tomar en cuenta las particularidades del sector. No es lo mismo que tribute una gran empresa, cuyo fundamento está en la utilización del capital económico, u otra que utiliza principalmente recursos humanos. Entonces, necesitamos un código minero justo, según los sectores.

–El sector privado pide incentivos para invertir, ¿el nuevo código minero prevé esta demanda?
–En la actualidad la minería tiene muchos incentivos que lamentablemente no se los ha utilizado. La falta de inversión no es un problema de este Gobierno, se arrastra durante varios años. La minería tenía precios preferenciales para la electricidad, en transporte de ferrocarriles, se les permitió el uso temporal de maquinaria, se les dio la facultad de usar recursos de la regalía para obras de infraestructura. Sin embargo, nunca hubo mayores inversiones, más allá de San Bartolomé y San Cristóbal.

–¿Cuál es la situación actual de estas empresas?
–Está normado en el marco de las leyes. Son empresas privadas constituidas legalmente y están sujetas a todas las leyes, ellas pagan la regalía minera, el impuesto a las utilidades y cuando sus utilidades son excesivas también hay un plus de impuestos. Ellas están cumpliendo normalmente sin ningún reclamo.
–¿La empresa Huanuni es rentable con el número de trabajadores que tiene?
–Con la incorporación masiva de los trabajadores cooperativistas, la empresa minera Huanuni ha cambiado su rumbo. La explotación actual es de 3.000 toneladas día cuando antes sólo se explotaban 700 toneladas día, entonces se ha triplicado la capacidad productiva. Esto naturalmente compensa la fuerte mano de obra, pero se están encarando otros emprendimientos para explotar complejos de plomo, plata y zinc en yacimientos aledaños, que está desconcentrando la mano de obra en Huanuni. También se rehabilitó el ingenio de Machacamarca. Pensamos que no tiene pérdidas y es una empresa que tiene ganancias, esperamos que se multipliquen y que la explotación sea más eficiente.

–¿Es verdad que el Estado, como empresa minera, no realiza exploración y desarrollo de reservas?
–La empresa estatal siempre tuvo la práctica de explotar una tonelada y ganar reservas por tres, por eso se explica que yacimientos que se iniciaron en la década del 30 del siglo pasado, como Siglo XX y Catavi, se hayan mantenido en producción hasta 1990. Igualmente Huanuni es un yacimiento antiguo que se inició en la primera década del siglo XX y sigue produciendo. Antes la explotación de Huanuni era en la cumbre del cerro y hoy se explota a 300 metros debajo del nivel del campamento. Hubo una actividad sostenida de la exploración, aunque no ha tenido compensación en el descubrimiento de nuevos yacimientos. Hoy, la Comibol realiza operaciones de exploración en otras zonas y estamos con buenos resultados, y pronto anunciaremos la ejecución de megaproyectos.

–¿Cuáles son esos megaproyectos?
–Estamos hablando de mina Avaroa y Cobrizos, que es (el resultado) de la actividad geológica realizada en pasados años por la Comibol, pero también en épocas pasadas el Estado hizo exploración en la zona de los Lípez. Por ejemplo, en base a la información de la empresa estatal se desarrolló San Cristóbal. Hay otros proyectos como la mina San Vicente, que exclusivamente la valoró la Comibol.

–¿Son nuevos descubrimientos?
–Esos yacimientos (San Vicente y otros) fueron descubiertos después de la nacionalización de las minas. En exploración del territorio no llegamos ni al cinco por ciento, entonces hay que desarrollar una política agresiva para la valoración de los yacimientos de metales y no metálicos como las arenas, piedras raras, mármoles y otros que hay que conocer.

–¿Dónde están ubicados los megaproyectos?
–Están en el departamento de Potosí, Nor Lípez, y están en la última etapa de evaluación. Yo creo que en un par de meses vamos a tener los resultados definitivos. Producen básicamente cobre, plata y estaño.

–¿Cómo se piensa encarar el desarrollo de estos megaproyectos?
–Tenemos que tomar una definición sobre la manera de financiar estos megaproyectos, veremos si hay financiamiento estatal o lo hacemos en sociedad.

Fuente: periódico "Cambio" La Paz-Bolivia - 08/2/2010



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