El estudio “Impacto Socioeconómico y Medioambiental en Bolivia a partir de la Soya y Maíz Genéticamente Mejorados” revela que la utilización de soya transgénica entre el 2005 y 2015 trajo como beneficio para Bolivia un ingreso adicional de 1.700 millones de dólares gracias al incremento de la productividad, al generar 4 millones de toneladas adicionales.
El estudio “Impacto Socioeconómico y Medioambiental en Bolivia a partir de la Soya y Maíz Genéticamente Mejorados” fue presentado por la ASOCIACIÓN DE PRODUCTORES DE OLEAGINOSAS Y TRIGO (ANAPO) y el INSTITUTO BOLIVIANO DE COMERCIO EXTERIOR (IBCE), con respaldo de la CÁMARA AGROPECUARIA DEL ORIENTE (CAO), en La Paz.
Los productores e instituciones del agro aguardan que el estudio aporte de forma decisiva para que el Gobierno boliviano pueda convocar al Comité Nacional de Bioseguridad y permita investigaciones científicas y de campo con cultivos genéticamente modificados que, por lo estudiado, deberían ser principalmente para la soya y el maíz.
ÉXITOS YA ALCANZADOS
Reinaldo Díaz Salek, Presidente de ANAPO, informó que desde la introducción, el 2005, de la soya resistente al glifosato (Soya RR) se bajó la aplicación de herbicidas al mismo tiempo que se estimuló nuevas técnicas de producción favorables a la sostenibilidad de los cultivos como la siembra directa y la rotación de cultivos pues el glifosato facilitó el control de malezas.
“De no haberse adoptado la Soya RR, el rendimiento promedio de la soya convencional en el período 2005-2015 hubiera sido de sólo 1,71 Ton/Ha; gracias a la Soya RR el rendimiento promedio subió a 2,1 Ton/Ha (casi 20%) con lo que la producción subió 4 millones de toneladas, se evitó el desmonte de 230.000 hectáreas y el país ganó 1.700 millones de dólares adicionales por la exportación de soya y derivados como resultado directo del aumento en la productividad”, indicó Díaz.
LO QUE SE PODRÍA LOGAR
En base a una proyección de área de cultivo de soya en Santa Cruz para la gestión 2016 de 1.290.000 hectáreas, el estudio devela que el beneficio económico incremental anual que se obtendría al producir con un nuevo evento de Soya RR que sea resistente además al ataque de insectos lepidópteros (Soya RR+Bt), alcanzaría a 66 millones de dólares, por la reducción de 1.574 toneladas de insecticidas, y alrededor de 50 millones de dólares, resultado de una producción incremental de más de 200.000 toneladas de soya.
MAÍZ CON BIOTECNOLOGÍA PARA DEJAR DE IMPORTAR
El estudio da cuenta que la incorporación del evento biotecnológico Maíz RR+Bt, resistente a malezas e insectos lepidópteros se traduciría en una drástica disminución del uso de herbicidas e insecticidas (376 toneladas, equivalentes a 12 millones de dólares anuales), con el consecuente aumento en la productividad en 87.000 toneladas, cuya comercialización aportaría adicionalmente 11 millones de dólares anuales.
Freddy Suárez Antelo, Vicepresidente de la CAO, recordó que “en la campaña de invierno del 2016, a consecuencia del ataque del “gusano cogollero” y el estrés hídrico al maíz en el Departamento de Santa Cruz, el sector maicero reportó pérdidas superiores a las 180.000 toneladas, con un grave daño económico a los agricultores por más de 50 millones de dólares. De haberse permitido sembrar el maíz genéticamente mejorado, esta situación se pudo evitar así como el importar maíz amarillo duro desde la Argentina, a fin de que no falte maíz para el sector avícola, principalmente, aunque con una importante salida de divisas desde Bolivia en favor de agricultores en el extranjero”.
GANANCIA PARA TODOS, “POR DONDE SE LE VEA”
El estudio evidencia que con los nuevos eventos biotecnológicos se evitaría el uso de más de un 60% del volumen actual de insecticidas en el caso de la soya, y en el caso del maíz se dejaría de usar más del 70%. Esto equivaldría a casi 2.000 toneladas/año menos.
Al dejar de utilizarse maquinaria para la aplicación de estos insumos, se disminuiría la emisión de Gases de Efecto Invernadero por más de 7.000 toneladas (dióxido de carbono), equivalente a retirar de circulación 3.200 automóviles en un año. En cuanto al uso del agua, habría un ahorro de 120 millones de litros.
Otros beneficiarios de un nuevo evento biotecnológico para la soya, serían: la agroindustria aceitera con cerca de 15 millones de dólares, por una mayor molienda, utilizando mejor su capacidad ociosa; habría también una ganancia para el sector del transporte pues se generaría una carga incremental correspondiente a más de 10.000 camiones, con un positivo impacto de 3 millones de dólares de ingresos adicionales.
LA CONSIGNA: PRODUCIR MÁS Y MEJORES ALIMENTOS
Gary Antonio Rodríguez, Gerente General del IBCE, explicó que “la realización del estudio fue encargada por ANAPO e IBCE al economista boliviano Luigi Guanella Iriarte, como un aporte científico al conocimiento para el mejor tratamiento del tema por parte de las autoridades, con miras a tomar las mejores decisiones y poder producir más y mejores alimentos con biotecnología, no solo para consagrar nuestra soberanía alimentaria, sino algo importante: convertir a Bolivia en un granero en Sudamérica a fin de hacer crecer nuestras agroexportaciones de tal forma que el día de mañana no se tenga que depender tanto, de sectores extractivos y no renovables como el sector hidrocarburífero y minero.
LO QUE SE PODRÍA LOGAR
En base a una proyección de área de cultivo de soya en Santa Cruz para la gestión 2016 de 1.290.000 hectáreas, el estudio devela que el beneficio económico incremental anual que se obtendría al producir con un nuevo evento de Soya RR que sea resistente además al ataque de insectos lepidópteros (Soya RR+Bt), alcanzaría a 66 millones de dólares, por la reducción de 1.574 toneladas de insecticidas, y alrededor de 50 millones de dólares, resultado de una producción incremental de más de 200.000 toneladas de soya.
MAÍZ CON BIOTECNOLOGÍA PARA DEJAR DE IMPORTAR
El estudio da cuenta que la incorporación del evento biotecnológico Maíz RR+Bt, resistente a malezas e insectos lepidópteros se traduciría en una drástica disminución del uso de herbicidas e insecticidas (376 toneladas, equivalentes a 12 millones de dólares anuales), con el consecuente aumento en la productividad en 87.000 toneladas, cuya comercialización aportaría adicionalmente 11 millones de dólares anuales.
Freddy Suárez Antelo, Vicepresidente de la CAO, recordó que “en la campaña de invierno del 2016, a consecuencia del ataque del “gusano cogollero” y el estrés hídrico al maíz en el Departamento de Santa Cruz, el sector maicero reportó pérdidas superiores a las 180.000 toneladas, con un grave daño económico a los agricultores por más de 50 millones de dólares. De haberse permitido sembrar el maíz genéticamente mejorado, esta situación se pudo evitar así como el importar maíz amarillo duro desde la Argentina, a fin de que no falte maíz para el sector avícola, principalmente, aunque con una importante salida de divisas desde Bolivia en favor de agricultores en el extranjero”.
GANANCIA PARA TODOS, “POR DONDE SE LE VEA”
El estudio evidencia que con los nuevos eventos biotecnológicos se evitaría el uso de más de un 60% del volumen actual de insecticidas en el caso de la soya, y en el caso del maíz se dejaría de usar más del 70%. Esto equivaldría a casi 2.000 toneladas/año menos.
Al dejar de utilizarse maquinaria para la aplicación de estos insumos, se disminuiría la emisión de Gases de Efecto Invernadero por más de 7.000 toneladas (dióxido de carbono), equivalente a retirar de circulación 3.200 automóviles en un año. En cuanto al uso del agua, habría un ahorro de 120 millones de litros.
Otros beneficiarios de un nuevo evento biotecnológico para la soya, serían: la agroindustria aceitera con cerca de 15 millones de dólares, por una mayor molienda, utilizando mejor su capacidad ociosa; habría también una ganancia para el sector del transporte pues se generaría una carga incremental correspondiente a más de 10.000 camiones, con un positivo impacto de 3 millones de dólares de ingresos adicionales.
LA CONSIGNA: PRODUCIR MÁS Y MEJORES ALIMENTOS
Gary Antonio Rodríguez, Gerente General del IBCE, explicó que “la realización del estudio fue encargada por ANAPO e IBCE al economista boliviano Luigi Guanella Iriarte, como un aporte científico al conocimiento para el mejor tratamiento del tema por parte de las autoridades, con miras a tomar las mejores decisiones y poder producir más y mejores alimentos con biotecnología, no solo para consagrar nuestra soberanía alimentaria, sino algo importante: convertir a Bolivia en un granero en Sudamérica a fin de hacer crecer nuestras agroexportaciones de tal forma que el día de mañana no se tenga que depender tanto, de sectores extractivos y no renovables como el sector hidrocarburífero y minero.
Fuente: periódico digital "ERBOL"
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