viernes, 19 de febrero de 2016

HIDROCARBUROS: Clodomiro Aparicio, el creador del Impuesto Directo a los Hidrocarburos (IDH)

La renta petrolera acumulada desde 2005 bordea los 32.000 millones de dólares y pese a la reciente caída de los ingresos, la mayor parte corresponde al Impuesto Directo a los Hidrocarburos, el tan controvertido y citado IDH, creado hace 11 años por don Clodomiro Aparicio, quizá el tarijeño menos reconocido por el país y su región.

Únicamente el año pasado, al cumplirse una década de la promulgación de la Ley de Hidrocarburos, Aparicio recibió un tibio y fugaz homenaje, confundido entre centenas de personalidades distinguidas entonces. 

"Lo demás fue,  en general, ingratitud”, dice sin reclamar nada este venerable economista, en su casa del barrio de la Tercera Orden, a unas cuadras de la plaza Luis de Fuentes, donde, ya jubilado, recibe el cariño de su familia y a veces la visita de un extraño.

Gracias a la fórmula diseñada por don Clodomiro y a los ajustes de 2006 para la estatal YPFB, el Gobierno goza también del grueso de los beneficios (58 y 60% entre los años 2014-2015, por ejemplo) que genera el sector petrolero, según un recuento de la Fundación Jubileo.

Mejorando la  porción nacional

"La sumatoria de los ingresos establecidos  del 18 % por regalías y del 32 % del IDH no será en ningún caso menor al 50% del valor de producción de los hidrocarburos a favor del Estado boliviano”, determinó el régimen tributario de la ley vigente desde 2005, que Aparicio contribuyó a precisar y concretar.

Aparte de la tajada departamental, la porción del IDH asignó cuotas diversas a municipios, universidades, la tercera edad y el Fondo Indígena, "tan expoliado en los últimos años”, lamenta.  

Tras el referendo del gas, en  2004, realizado durante la administración de Carlos Mesa, las posiciones encontradas sobre la cuota parte del país en el negocio de los hidrocarburos  se habían agudizado a comienzos de  2005.

"La posición oficial no llegaba al 50% y la del MAS la rebasaba”, recuerda el economista.

Hacia mayo de 2005, Mesa devolvió al Congreso la Ley de Hidrocarburos previamente sancionada en el Parlamento, cuyo presidente, Hormando Vaca Diez, terminó promulgándola con lo que se recuperó oficialmente la propiedad de los hidrocarburos para el Estado boliviano.

Meses antes, Clodomiro Aparicio, un funcionario de largos años en la Prefectura tarijeña, había recibido el encargo de su paisano, el entonces presidente de la Cámara de Diputados, Mario Cossío, de diseñar un proyecto que allanara las diferencias. 

"Cossío consiguió fondos de Usaid  para estudiar una reforma de la Ley de Hidrocarburos. Nombró a Mario Lea Plaza coordinador, y luego a  Fernando Campero y Clodomiro Aparicio como integrantes. Yo me excusé porque no podía trabajar en La Paz por motivos familiares, mi esposa estaba enferma”, evoca Aparicio tras 11 años de su obra.

En solitario

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"De todas maneras Mario insistió para que desde Tarija coordine. Comenzamos a trabajar. Pero los otros dos eran más capitalistas que Goni Sánchez (el expresidente depuesto en 2003): no querían que se modifique nada, así que renuncié. Entonces Cossío me dijo: trabaje solo y entregue un proyecto”.

¿Ya tenía en mente la fórmula?


Entendí que ir por el camino de las regalías estaba en contra de los contratos porque en la ley vigente se establecía que el régimen de patentes y regalías era inmodificable en todo el periodo del contrato; así que nos demandaban y perdíamos. Ninguno de los dos proyectos, ni el del MAS, ni el gubernamental cumplía con la disposición del referendo. El primero se excedía y el del Gobierno no llegaba al 50%,  así que perfilé mantener lo que había, 11% departamental, 6% para funcionamiento de YPFB y 1% de coparticipación o regalía complementaria para Beni y Pando. Eso sumaba 18 y faltaba 32 que le llamamos impuesto directo. Sugerimos también que a los departamentos se debería aumentarles 4% para que llegaran a 15% y que el resto lo discutieran. Así fue planteado en la exposición de motivos.

¿No reclamaron los bandos?


La verdad es que la oposición no tenía otra alternativa y se fue por el proyecto. Así salió aprobado el IDH. Después, la distribución la hicieron improvisadamente en el Congreso, a repartirse como sea. El Estado también sacó su tajada, para el Fondo Indígena, universidades, Ejército, Policía, etc. Los departamentos reclamaron más, sin que se atendiera a Tarija pues su 4% departamental representaba más del 2% nacional.

Lo felicitaron...

Discutieron toda la noche en el Congreso, los seguí por radio hasta donde pude y  al día siguiente me llamó Lea Plaza y me dijo: ha sido aprobado su proyecto, y me mandó un fax Rodrigo Paz (entonces diputado, actual Alcalde de Tarija) felicitándome. De Cossío no recibí nada. Del resto, lo demás, en general, fue ingratitud, excepto los cívicos de Waldemar Peralta el año pasado y una vez la Alcaldía de Óscar Montes, entre 200 galardonados.  Luego Cossío me encargó otras tareas pequeñas, un resumen de la ley, mejoras y detalles. Yo también me negué otras veces, no me gustan los homenajes.

Once años después ¿se siente satisfecho?


Hay contradicciones y es posible que las transnacionales se lleven casi un tercio del total de la renta petrolera. 

Sobre todo no hay transparencia. La cuestión es que se ha recuperado harta plata, pero hay que ver qué es lo que se ha hecho con ese dinero. Se destinó tanto a cemento que las universidades ya no saben qué construir, y  han metido mano para sueldos. Todas las facultades tienen edificios nuevos y los gobernadores comenzaron a hacer proyectos para ganar votos. Cossío le metió el ProSol y a cada familia 2.500 bolivianos, hubo el programa empleo urgente y el servicio de salud universal, descuidando cosas fundamentales como agua, alcantarillado, tratamiento de aguas servidas, riego, etc.
Rematando el gas

Clodomiro Aparicio bordea los 85 años. Nació en el tradicional municipio de San Lorenzo, aledaño al Cercado tarijeño, en la década de los años  30. Economista de profesión, se especializó en estadística en Santiago de Chile y ejerció la docencia en la Universidad Juan Misael Saracho. En la Prefectura fue encargado de la sección Regalías.

"Los grandes campos se están agotando. Lo que se debe hacer es industrializar el gas, hacer úrea en Cochabamba aunque el gran problema es que no hay mercado asegurado y el financiamiento ha tenido que ser con reservas netas del Banco Central, no con recursos de inversión externa”. Con precios tan bajos y reservas gastadas habría que  apretarse el cinturón y no rematar el gas, guardarlo para tiempos de mejores cotizaciones. 

"Eso sería lo mejor”, se anima a sugerir ante la monetización intensificada de los reservorios gasíferos a precios de "gallina muerta”, admite.
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Fuente: periódico "Página Siete"

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