Uno de los factores que está tanto acompañando como induciendo el actual repunte de los activos en los mercados emergentes es el reciente aumento en el precio del petróleo, con el crudo Brent experimentando un aumento de alrededor de un quinto a 50 dólares por barril desde el comienzo de este mes.
Actualmente está de vuelta a niveles no vistos desde el pasado otoño (aparte de un breve ímpetu este junio). ¿Qué está sucediendo?
Una gran cantidad de cosas, argumenta Medley Global Advisors (MGA), un servicio de macroinvestigación propiedad del Financial Times. Aparte de la debilidad del dólar y de los factores técnicos -tales como la disminución del comercio durante el verano y los vencimientos en los mercados de opciones- existe una reducción continua de los inventarios de gasolina estadounidenses, una disminución de la producción estadounidense y sueños de un frío invierno en el hemisferio norte (del que hablaremos más adelante).
Pero el estímulo más inmediato sobre el precio del crudo han sido declaraciones por parte del nuevo ministro de petróleo de Arabia Saudita que insinuaban otro intento del reino saudí de organizar una congelación de la producción entre los miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Para la mayoría de los inversores, el cartel petrolero sigue pareciendo ser una organización disfuncional. Para empezar, existen pocas cosas sobre las que los saudíes y los iraníes pueden estar de acuerdo. Y los primeros han estado aumentando su propia producción durante el verano mientras que predicaban la contención y la moderación a los demás, aunque gran parte de ese petróleo adicional se está quemando en el país en lugar de exportarse. Por lo tanto, el riesgo de una decepción en el mercado antecediendo la próxima reunión de la OPEP, que no es hasta finales de noviembre, es muy posible.
Dicho esto, los saudíes verdaderamente consideran que 50 dólares por barril debe ser el precio mínimo del petróleo y ya están sondeando a Rusia y a otros miembros de la OPEP con una actitud más flexible con respecto a las cuotas de producción potenciales, mientras que sus propias exportaciones realmente se han mantenido estables o ligeramente bajas este año. Así es que algún tipo de congelación de la producción sigue siendo una posibilidad real.
Mientras tanto, el equilibrio global entre la oferta y la demanda sigue ajustándose a favor de precios más altos. La producción en Nigeria se encuentra en los alrededores de 1.4 millones de barriles por día (b/d), cerca de 700 mil b/d por debajo de su pico en 2015, prueba de que más de 10 ataques separados en instalaciones en el delta del Níger este año han dejado su huella. MGA continúa siendo pesimista sobre la capacidad del Gobierno para apaciguar a una nueva generación de militantes que está presionando -aunque sea poco realista- para separarse de Abuja.
En Libia -a pesar de los intentos de establecer un gobierno unificado y de un cierto éxito en reprimir al Estado Islámico (EI)- las luchas internas entre los diversos movimientos políticos y religiosos siguen estando a la orden del día y la mayor parte de las instalaciones petroleras del país permanecen cerradas. Libia, que una vez bombeara 1.6 millones de b/d, está actualmente logrando producir sólo un poco más de 300 mil b/d.
Además de eso, Angola experimentará una enorme caída de la producción a finales de este año, debido a que sus refinerías entran en mantenimiento y la producción también se ha reducido en la mayor parte de Latinoamérica -especialmente en Venezuela- sobre todo en las cuencas petroleras de esquisto estadounidenses.
EEUU es, de hecho, la pieza final del rompecabezas, ya que es donde el reequilibrio de la oferta y la demanda se puede observar y controlar más fácilmente. Este reequilibrio se topó con un contratiempo a principios de este año ya que un invierno excepcionalmente cálido ocasionó que las refinerías estadounidenses cambiaran temprana y agresivamente de producir destilados (fueloil, diésel y queroseno) -los cuales se utilizan para la calefacción- a producir más gasolina. El resultado han sido exorbitantes inventarios de gasolina que han deprimido los márgenes de las refinerías haciendo que se procese menos crudo, lo que a su vez ha resultado en un menor precio del petróleo .
MGA opina que ese proceso debiera revertirse a medida que se aproximan el otoño y el invierno y a medida que las refinerías vuelven a la producción de destilados. La clave de lo que suceda a continuación es qué tipo de invierno experimentará EEUU y el hemisferio norte en general.
Una gran parte del particularmente cálido invierno en 2015/16 se debió al más poderoso fenómeno de El Niño de los últimos 40 años, según lo indicado por el aumento de la temperatura de las aguas del Pacífico ecuatorial. Esto tiende a tener un efecto de calentamiento a nivel global.
Un fenómeno de El Niño particularmente fuerte tiende a ser seguido por un fuerte fenómeno de La Niña, durante el cual las frías aguas fluyen de vuelta hacia el Pacífico e invierten todo. Esto sucedió a comienzos de la década de 1980, a mediados de la década de 1990 y, más recientemente, cuando un cálido período de 2009/10 fue seguido por un invierno extremadamente frío en el norte entre 2011/12, aumentando la demanda de combustible para calefacción y, por lo tanto, disminuyendo los inventarios y elevando los precios.
El pronóstico del tiempo no es una sensata estrategia de inversión. Pero, junto con todos los otros factores mencionados anteriormente, indica que el petróleo crudo pudiera estar entrando en un rango de negociación más estable de 50-70 dólares por barril en lugar de caer nuevamente por debajo de 50 dólares durante un período significativo. Esto no sólo complacería a los saudíes, sino que también indicaría un significativo impulso positivo para los inversores en comparación con lo que está influenciando actualmente los precios del mercado.
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Fuente: periódico "Página Siete"
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