lunes, 15 de febrero de 2016

El Niño castiga el altiplano boliviano: Hay menos papa, cebada y forraje

En las planicies paceñas, predomina la mirada triste de hombres y mujeres, que cada vez con más frecuencia habla del fenómeno de El Niño. Desde fines del año pasado, la gente reclama por la falta de lluvia, porque este año no podrán usar los productos como semillas y han descartado por completo llevar productos al mercado.

“Los productores cada año sufrimos los desastres naturales, sino hay sequía, hay granizada o helada. No tenemos riego en este lugar seco, apenas tenemos agua para el consumo personal. Este año tampoco  no habrá forraje para nuestros animales,  la cebada se ha secado. Todo lo que sembramos es para nuestro consumo no sabemos cómo vamos a sobrevivir”, dijo Santos Canasa de la localidad Pampajasi de la comunidad Vilaque.
El semanario El Compadre hizo un recorrido por nueve comunidades agrícolas y lecheras, colindantes con el lado norte de la ciudad de El Alto. Verificó que las plantaciones de papa, cebada, avena y alfa alfa no lograron alcanzar su producción como lo esperaban los pobladores. La helada  los “pescó”, el intenso calor los agotó y la sequía acabo con ellas.
Sin ir muy lejos, recorrió por las comunidades: El Ingenio, Vilaque (con sus seis cantones), Cucuta,  Waripama, Pomamaya, Villandrani, Callutaca, Orko Jipiña, Ticuyo y Tacachira (distrito 11), junto a los dirigentes de la Federación Sindical de Comunidades Agrarias del Radio Urbano y sub Urbano  de la provincia Murillo, Los Andes e Ingavi, percibimos hectáreas de producción agrícola dañadas a consecuencia de las inclemencias naturales.
En el trayecto, los productores intentaron cosechar papa, pero lo único que hallaron fueron raíces secas, aunque con  alguno que otro tubérculo pequeño, que sólo servirá para el alimento de los animales.
“Esto (parcela de papa) ya no vamos a cosechar. Ya no sirve, así llueva ya no va dar, porque ya le dio la helada. Nuestro animales se lo van a comer”,  lamentó José Aruquipa de la comunidad Murucantaña.
La cebada, alfa alfa y la avena, que sirven para el forraje de los animales, no lograron crecer ni alcanzar  el tamaño habitual de todos los años, que es de un metro aproximadamente. Estos se quedaron “enanos”  en las regiones bajas, mientras que en la parte alta no llegan ni a los 20 centímetros.
La sequía pone en riesgo la producción de la leche que reduciría en un 50%. Sólo la población de Pomamaya entrega al día 3 mil litros de leche a empresas privadas de lácteos. “La mayoría es productor de leche, eso nos salva ya se ha perdido todo. Nuestras cebadas están afectadas podría rebajar la producción”,  expresó Javier Aruquipa de la localidad de Pomamaya.
Los productores viven con paciencia las consecuencias del cambio climático, pero con la esperanza de conseguir ayuda y la dotación de semillas y forraje para su ganado (llama, vaca y oveja), que es su forma de subsistencia.
 “Para estos carnavales sabemos cosechar papa nueva, pero este año no habrá ni para el consumo personal y menos para vender en  El Alto y La Paz, tampoco habrá chuño ni tunta”, manifestó Teodora Escobar, de El Ingenio.  
Piden ayuda
Los pobladores de las provincias de Pacajes e Ingavi arribaron a la ciudad de La Paz para hacer conocer su preocupación sobre la sequía que viene afectando a la producción de papa y cebada, además de los animales (llama, alpaca y res).
“Este año no hemos tenido lluvia, no llegó ni un gota, la situación es preocupante, nuestros ganado están muriendo, y no hay indicios de que florezca la papa,  los ocho municipios que conformamos en la provincia Pacajes nos declaramos  en desastre natural”, afirmó Fernando Colque,  Jiliri Apu Mallku del sector.
Los ocho municipios de la provincia Pacajes: Charaña, Calacoto, Nazacara, Comanche,  Coro Coro, Caquiaviri, Santiago de Callapa y Waldo Ballivian, fueron afectados con la sequía.
Los pobladores no piden alimentos para ellos, sino para sus animales (llamas y alpacas), que están muriendo. Además, la pérdida de peso de los animales pone en riesgo el precio de los mismos.
En esta provincia fronteriza con Chile, que tiene más de 50 mil habitantes, no llueve desde el mes de noviembre y se reportó la pérdida de 1.000 llamas. 
Del mismo modo, otra delegación del municipio de Jesús de Machaca de la provincia Ingavi   llegó a la sede de gobierno en busca de ayuda.
“Estamos preocupados por la sequía, hay escases de agua, los sembradíos como papa, cañahua y cebada están secos, por eso nos hemos constituido acá”, dijo su alcalde Fidel Ramírez.
El sector vive de la crianza de vacuno, ovino y camélidos, que se encuentran en riesgo de perderse a falta de forraje. Aun no tiene reporte de cabezas perdidas.
“La sequía es más fregado que todos, cuando la lluvia cae hay para los animales, pero cuando no,  no hay para los animales ni para nosotros”, subrayó Ramírez. 
Los dos efectos
La falta de producción de alimentos trae con ella otras consecuencias, como la migración hacia las ciudades u otros países. Asimismo, provoca la elevación de los precios y el desabastecimiento de los alimentos. También, afecta a la producción de otros alimentos.
Algunos productores buscan formas de generar ingresos económicos trabajando de albañiles o choferes. Los más jóvenes  optan por salir del país e irse a Chile o Argentina para mantener a sus familias.
“Vivimos de la venta de papa, llevaba 150 quintales a la ciudad de la Paz, tenemos mucha pérdida. Vamos a tenemos que ir a trabajar a otro lado de albañiles de otras cosas, somos múltiples en el trabajo”, dijo Cirilo Gonzales, productor agrario.
Otros productores anticipan que el precio de la papa se viene elevando de 35 bolivianos a 45 bolivianos. Asimismo la producción de chuño y tunta está en riesgo por la falta de la producción de papa.
“Antes se podía comprar la arroba con 35 bolivianos ahora está a 45 hasta 50 está llegando”, argumentó Juan Huanca, productor  de Huaripampa.
Fuente: periódico "OxígenoBolivia"

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