La sequía más dura en los últimos años se ensaña también contra la producción de maíz en Bolivia. La Asociación de Productores de Oleaginosa y Trigo (Anapo) asegura el abastecimiento para el consumo interno hasta febrero de 2017, pero el sector productor ve necesario importar al menos 136 mil toneladas de este grano.
Según el presidente de Anapo, Reynaldo Díaz, considerando que el consumo interno del complejo productivo que contempla a ganaderos, avícultores y porcinocultores, es de 65 mil toneladas al mes y que restan seis meses para la próxima campaña, se asegura el abastecimiento y hasta podría haber un excedente de 116 toneladas.
En agosto pasado, añade Díaz, se pusieron en el mercado 225.500 toneladas de sorgo y 250.000 de maíz y, en septiembre, 100 mil y 136 mil respectivamente. Se prevé que, en octubre próximo, se pongan al mercado 100 mil del primero y 40 mil del segundo. Durante noviembre y diciembre, no se dispondrán de esos insumos en el mercado.
Por su parte, el presidente de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), Julio Roda, explica que el sector productor ya resolvió el problema de desabastecimiento de maíz en el mercado. "Ya no hay problema de maíz ni para Cochabamba ni para otros departamentos. Además, también está entrando maíz de Argentina", explica.
Sin embargo, el presidente de la Asociación Nacional de Avicultores (ANA), Ricardo Alandia, informa que, hasta diciembre de este año, su sector importará 32 mil toneladas de maíz y espera que el Gobierno, a través de Insumos Bolivia, haga lo mismo con otras 100 toneladas para abastecer el consumo interno hasta la próxima campaña agrícola, que se inicia en febrero de 2017.
Como medida paliativa ante la afectación por la sequía, Anapo dispuso una siembra de verano temprana. En enero, los productores de oriente tienen previsto sembrar otras 50 mil hectáreas en su campaña "verano temprano", de las que se espera un rendimiento de 4 toneladas de maíz. De ese modo, esperan colocar en el mercado 200 mil toneladas (60 en enero y 140 en febrero).
“Está asegurado el mercado interno. Por eso, nosotros no compartimos por ahora la propuesta de que se esté importando maíz de Argentina. Creemos que se debe incentivar la producción nacional”, dijo.
Alandia explica que la importación genera pérdidas económicas para los avicultores. El costo del quintal de maíz importado puesto en el camión del productor está a 84 bolivianos. Por ello, el costo de producción del sector avicultor es de 10 bolivianos el kilo, mientras que el kilo vivo de pollo está a nueve.
El pasado 2 de agosto, el Gobierno dio luz verde a la importación en atención a la solicitud efectuada por la CAO. Además, autorizó la internación de trigo, sorgo y harina de trigo, que hasta fin de año tendrán cero por ciento de gravamen arancelario. En ese entonces, Roda sostuvo que el maíz que se importe sea transgénico porque países vecinos, como Brasil y Argentina, sólo ofertan eso en el mercado.
Por su parte, la especialista en Biotecnología del Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Cecilia González, explica que el 80 por ciento de la producción de granos de esos países vecinos, incluido el maíz, es resistente al ataque de insectos (BT).
La sequía, que mermó el 70 por ciento de alrededor de 100 mil hectáreas de maíz cultivadas en el oriente, generó que el precio del quintal suba de 48,50 bolivianos a 105 en julio pasado.
Los productores lecheros y los porcinocultores coincidieron, por separado, en que la afectación por la falta de maíz se tradujo en un incremento en el costo de producción y en el cierre de varios negocios.
Según el IBCE, la importación de maíz subió en 77,3 por ciento en los últimos 10 años.
En 2015, se importó un valor de 13.289.840 dólares frente a los 3.008.346 importados en 2006. Sin embargo, el pico más elevado de la importación de este grano se registró en 2012 con 14.638.093 dólares.
SEMILLA
Proceso de certificación
La superficie inscrita, inspeccionada y certificada de campos semilleros de maíz con semilla de alta calidad durante la gestión 2015 superó las 128 toneladas, las cuales fueron sembradas en la presente gestión, según el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (Iniaf).
La certificación genera mayor rentabilidad porque asegura la calidad del maíz. Sin embargo, la producción no sólo depende de la semilla certificada, sino de factores de manejo de suelo y el clima.
"Por otra parte, la utilización de semillas produce mayores rendimientos y mejor calidad de los productos", según el Iniaf.
En Cochabamba, las variedades más utilizadas y demandadas por los productores son alrededor de 12.
TORALAPA
En el Centro de Innovación de Toralapa (CIT), se conservan 1.577 accesiones de maíz, materia prima para el mejoramiento genético recolectado en todo el país.
Bolivia se considera un país megadiverso porque el CIT conserva más de 18.434 accesiones cereales y leguminosas, tubérculos y raíces, especies hortícolas y forestales, todas ellas registradas en el banco de germoplasma ubicado en el municipio de Tiraque.
•Bolivia es uno de los países que alberga la mayor cantidad de variedades de maíz.
ESTE AÑO, EL INIAF LIBERÓ TRES VARIEDADES
Investigaciones apuntan a mejorar el cultivos de maíz
En el marco de la sequía que azota al país y la necesidad de contar con granos más resistentes al cambio climático, el Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria (Iniaf) liberó tres variedades de maíz y continúa investigando otros tipos del grano.
En el Día Nacional del Maíz (el pasado 2 de septiembre), Iniaf presentó tres nuevas variedades de grano híbrido con las que prevé incrementar el rendimiento de 1,5 habitual a ocho toneladas por hectárea.
Según información oficial proporcionada por el Programa Nacional de Maíz, se inscribieron para su próximo lanzamiento tres nuevos híbridos recomendados para el chaco y trópico, además de cuatro variedades para el chaco y los valles.
Actualmente, el trabajo de investigación en este rubro, mejoró el rendimiento de cultivo en los valles, donde se logra alcanzar entre cinco y seis toneladas por hectárea. En 2006, la producción era de 1,5 a 2,5.
Según el Iniaf, la superficie cultivada de maíz en Bolivia llega, actualmente, a las 395.319 hectáreas, que alcanzan una producción de 172.936 toneladas; mientras que la demanda es de 800.000 toneladas.
Sin embargo, ese panorama se vio perjudicado por la peor sequía que azotó al país en los últimos 20 años.
El Programa Nacional de Maíz Cochabamba desarrolla sus actividades de investigación en mejoramiento genético en el valle alto, Mizque, Aiquile, Pasorapa y el trópico cochabambino.
En Cliza, se realiza el mejoramiento genético de la variedad Waltaco Decliza para encontrar tolerancia al Ch'aki Onqoy, una plaga que disminuye los rendimientos.
En este sentido, actualmente y gracias al trabajo de mejoramiento genético, se ha logrado elevar los rendimientos a 3,5 toneladas por hectárea en grano, y la intolerancia al Ch'aki Onqhoy se ha reducido de 38 por ciento a 13 por ciento, lo que significa disminuir las pérdidas por la enfermedad e incrementar los ingresos económicos en 20 por ciento, aproximadamente de 16.500 bolivianos por hectárea a 19.800.
En la zona de los valles mesotérmicos, se investiga en variedades de rápida producción como la Perlita Precoz (90 días de la siembra a la cosecha) y variedades nativas como los morochitos y los kullis, adaptados a las condiciones climáticas de la región.
ENTREVISTA
Cecilia González. Especialista en Biotecnología del Ibce
El maíz transgénico trae beneficios
La hipótesis que se atribuye a la CAO sobre que el maíz que será importado sea transgénico tiene base en que los mayores productores del grano, como Argentina y Brasil, sostienen la producción de este grano en la tecnología del maíz con resistencia al ataque de insectos (BT), que sobrepasa el 80 por ciento de su producción. De igual forma, el grano que ingresará en buena parte será para alimento de animales.
El maíz transgénico que produce Argentina tiene la característica de resistir el ataque de insectos, por lo que el agricultor emplea menor cantidad de insecticidas en su cosecha (si es que los emplea), con lo que se tienen dos beneficios para la salud: primero, el agricultor ya no se expone de manera tan frecuente al uso de insecticidas, y en segundo, podemos consumir un alimento sin insecticidas (o con muy poco), que además favorece a que éste no sea atacado por hongos y, por lo mismo, no produzca micotoxinas.
Los eventos que utiliza Argentina cuentan con su respectivo análisis de riesgo y cumplen con la normativa de bioseguridad vigente en ese país.
Esto quiere decir que los cultivos que ellos emplean cuentan con el respaldo científico de que no afectan la salud humana, animal o causen daños al medio ambiente. Económicamente, los productores de maíz se pueden beneficiar al tener que emplear menor cantidad de insecticidas, lo que representa un ahorro adicional en combustible y agua.
Respecto al temor que muchas personas manifiestan, estudios realizados en México, centro de origen del maíz, encontraron que aún si existiera flujo genético a razas silvestres, esta nueva característica no permanece más que por una o dos generaciones, para luego ser eliminada por la planta.
El verdadero riesgo que tenemos en el país es el de no contar con verdaderos estudios biológicos sobre la diversidad real de maíz, respaldo en bancos de germoplasma.
Fuente: periódico "Los Tiempos"
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