lunes, 23 de mayo de 2016

HIDROCARBUROS: “La exploración es un fracaso”

El ingeniero y analista energético Carlos Miranda considera que la principal falencia de la llamada nacionalización está en la exploración. El especialista sostiene que para incidir en esa materia, ahora se requiere de una empresa organizada, con personal idóneo y, además, se necesita tiempo para conseguir resultados.
En esta entrevista, en la que le toma el pulso a la nacionalización, el analista energético también se refiere a la imperiosa necesidad de encontrar gas y lanza una conclusión categórica: "Hemos perdido, lamentablemente, el decenio de la bonanza”.
 
¿Cómo definiría a la nacionalización del  1 de mayo de 2006?
Para mí la nacionalización ha sido un gran teatro político muy bien montado, pero en la realidad ha sido tan sólo poner en ejecución lo que ya decía la ley vigente, la 3058, y hacerlo así en forma coercitiva, porque  qué ha habido de la nacionalización, lo hacen sonar: "Que las compañías van a dejar de saquear Bolivia y demás” y para eso iban a dar 50% de participación, mitad, mitad... la Ley 3058 ya dictaminaba 50-50; segundo, "que se van a renegociar los  contratos de estas compañías saqueadoras y demás”, la Ley 3058 decía que se renegocien. Se renegociaron, tanto así que ninguna compañía se ha ido. Todas se han quedado tranquilas.
 
Lo único que se ha hecho es reordenar bien que todos los ingresos pasen por YPFB y se haga cargo de todos los ingresos. Esa es la parte fundamental de la llamada nacionalización. De esos fondos, la mitad YPFB los entrega al Estado, de los ingresos por venta; y de la otra mitad agarra y hasta el 80% de esa mitad se la da a la compañía para cubrir sus gastos de operación; y el otro 20% se lo distribuyen entre YPFB y la compañía. Esa también es una parte positiva de la nacionalización, porque hasta entonces YPFB no tenía ningún ingreso.
 
Resumiendo, para mí todo el acto que se hizo de la nacionalización de los hidrocarburos es tan sólo un gran show político, pero en el fondo no es nada más que poner en efecto reformas administrativas que ya estaban estimuladas en la Ley de Hidrocarburos.
 
¿Hubo factores internos y externos favorables a la medida?
Evo ha sido uno de los hombres más afortunados del mundo, porque ha hecho ese show justo cuando comenzaba el movimiento de precios y el aumento de volúmenes de los contratos. 
 
Me explico: la llamada nacionalización de Evo ha sido financieramente un éxito increíble para el país, pero no por la nacionalización, sino porque ya las medidas estaban en efecto, pero él se montó al caballo en el momento en que todo el mercado estaba a su favor.
 
Tenía las reservas ya descubiertas; por la nacionalización no se ha descubierto reservas, y desde entonces a la fecha no se ha  descubierto nada… pero entonces tenía todas las reservas del mundo para producir.  Tenía el contrato con el Brasil, que era el contrato más importante que ha hecho este país; tenía el gasoducto ya construido y en operación, y tenía al Brasil desesperado por recibir más gas y los precios de todos los hidrocarburos empezaron a subir espectacularmente, que de 50 dólares que estaba el barril  llegó a más de 100 dólares por barril. Entonces, obviamente, los ingresos han sido espectaculares.
 
¿Cuál es la principal falencia de la nacionalización que detecta?
La principal es la que coincidimos todos los que analizamos el tema: la total falta de visión de hacer empresa y buscar reservas. La exploración es un fracaso. Estamos terminando el primer decenio y estamos a punto de quedarnos  sin gas.
 
La principal falla ha sido falta de descubrimiento de reservas por no tener un sistema de exploración estructurado en YPFB para encontrar reservas, porque las compañías no se quedaron para encontrar reservas. Las compañías se quedaron para monetizar las que habían descubierto; no para descubrir nuevas, sino para monetizar la que
habían descubierto.
 
En un reciente artículo que usted escribió, remató el texto con la premisa de que debemos encontrar gas, ¿por qué llegó a esa conclusión terminante?
Tenemos que encontrar… 31.000 millones de dólares para un país chico, pobre como Bolivia, lo cambian en más formas que otras. Somos un país de nuevos ricos, eso es lo grave. Somos un país que nos hemos acostumbrado a tener plata como Estado, como nación… Somos un país de nuevos ricos que vamos a unas frustraciones terribles si no podemos tener fuentes de ingresos como eso.
 
Ahora bien, para tener esas fuentes de ingreso necesitamos más gas. El contrato con el Brasil, que termina el 2020, para que se pueda renovar va a tener que tener por lo menos unos siete u ocho trillones de reserva dedicados a ese contrato, que no los tenemos. Brasil no va a firmar una cosa que no sea segura. El contrato con Argentina se termina el 2027, de igual forma. Entonces, si tuviéramos el gas  no tendríamos el menor problema. Entonces, tenemos que encontrar más gas.
 
En ese marco, la  pregunta que sale a relucir es ¿tenemos más gas?
Yo estoy absolutamente convencido que tenemos lo que hemos descubierto y mucho más todavía. El país tiene alrededor de un millón de kilómetros cuadrados de superficie; alrededor de unos 300 mil kilómetros cuadrados son potencialmente petroleros.  De esos 300 mil, alrededor de unos 20.000 los hemos estado trabajando en los últimos 70 años; lo que descubrió Standard Oil en 1920 hasta lo que ha descubierto Repsol en Margarita. Han pasado 70 años, pero en una franja  así cerrada del territorio nacional, que se le llama el área tradicional.
 
El área no tradicional, toda la que potencialmente puede tener reservas, son unos  250 mil kilómetros cuadrados, adicionales. Entonces, las posibilidades son muy grandes.
 
Desde su punto de vista, ¿qué se requiere para incidir en exploración?
Lo que hace falta es tener una empresa organizada y dotada de personal que tenga las concepciones bien claras de por dónde dirigirse sistemáticamente, no picar en un lado y en otro;  a base de eso tener los fondos, que se pueden conseguir, teniendo una cosa bien planteada, hay los fondos; y después tiempo. Eso va a demorar alrededor de unos diez años, por lo menos, porque buscarlos sistemáticamente, probar uno, probar otro, hasta que al fin descubres, poner eso en producción, conocerlo bien, ponerlo al mercado… Estamos hablando entre siete a diez años.
 
Entonces, conclusión final: hemos perdido, lamentablemente, el decenio de la bonanza, que debíamos haberlo utilizado para buscar el petróleo y el gas que nos dieron la bonanza y podían dar una segunda bonanza.
 
Ahora, hay que apurarse porque la reunión de París, del año pasado, donde por primera vez 190 países del mundo se pusieron de acuerdo en salvar al planeta del calentamiento, está diciendo que el calentamiento está dado por la combustión de combustibles fósiles que hay que eliminar; primero el carbón, después el petróleo y por último el gas.
 
Tenemos que llegar a una sociedad donde la energía no dependa de los combustibles fósiles. El Presidente de Francia, cuando cerraba la reunión, lo puso con esa elocuencia y sabiduría francesa. Dijo: "Este momento es muy importante porque es el inicio de la era post carbón”.
 
No será de aquí a cinco años. Va a tomar unos 50 o 100 años, pero el camino es por ahí. Entonces, debemos apurarnos.
 
Como país tenemos que alinearnos en una dirección y la dirección es esa: nuestra riqueza energética es sobre combustibles fósiles. Entonces, tenemos que encontrarlos y sacarlos lo más pronto posible porque los combustibles fósiles tienen el destino que no pueden seguir calentando el planeta.
 
Hoja de Vida
 
Experiencia Miranda tiene 60 años de trabajo en la industria de los hidrocarburos.
Profesión Es ingeniero petrolero, ingeniero químico y petroquímico.

Fuente: periódico "Página Siete"

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