“Es justo que se facilite el trabajo de pequeños operadores y cooperativas y que su aporte al Estado sea de menor cuantía que el aporte de las empresas; pero las regalías deben ser iguales para todos porque el valor de la riqueza que se extrae de un territorio debe servir para el desarrollo de ese territorio”, afirma la Fundación Jubileo.
Según las normas en Bolivia, los ingresos para el Estado por la explotación minera provienen de dos fuentes: impuestos y regalías.
Por el lado de los impuestos, la tasa se aplica según el tipo de operador: Las empresas grandes o medianas deben pagar el 37,5% de las ganancias, mientras que las cooperativas (supuestamente organizaciones sin fines de lucro) están liberadas de los impuestos a las utilidades, por lo que pagan 0% por este rubro.
Por el lado de las regalías, si el oro procede de un buen yacimiento debería pagar el 7% sobre el valor comercializado; pero se creó una alícuota especial de regalía para yacimientos marginales, que sólo pueden ser explotados por métodos artesanales, de 2,5%. Esta regalía baja pretendía favorecer a pequeños mineros y cooperativas que no podían acceder a buenos yacimientos, y para impulsar a operadores irregulares a formalizar sus operaciones.
El problema, advierte Jubileo, es que estas condiciones combinadas han sido aprovechadas “tanto por contrabandistas extranjeros como por operadores locales. Aquellos hacen figurar como si su producción intensiva proviniera de yacimientos marginales y como si fuesen cooperativistas”.
Ello ocurre también con la producción informal peruana, que ingresa a Bolivia clandestinamente y se registra como producción cooperativa y a partir de yacimientos marginales, para luego ser reexportada.
El caso parece replicarse en cierta manera también con las grandes empresas. Según datos del Ministerio de Minería, el año 2012 se registró una producción (autodenominada como marginal) de oro de cerca de 30 toneladas y el año 2014 subió a cerca de 40 toneladas. Hasta el año 2007, la principal empresa de explotación de oro era Inti Raymi, la cual, con una tecnología de punta lograba producir 10 toneladas por año.
“Si la empresa con la mejor tecnología producía 10 toneladas por año, ¿es posible que yacimientos marginales-artesanales y a través de cooperativas se produzcan 30 toneladas?”, cuestiona Jubileo. Así las cosas, no sólo las cooperativas o productores marginales se estarían beneficiando con tasas bajísimas de impuestos y regalías.
Por el lado de los impuestos, la tasa se aplica según el tipo de operador: Las empresas grandes o medianas deben pagar el 37,5% de las ganancias, mientras que las cooperativas (supuestamente organizaciones sin fines de lucro) están liberadas de los impuestos a las utilidades, por lo que pagan 0% por este rubro.
Por el lado de las regalías, si el oro procede de un buen yacimiento debería pagar el 7% sobre el valor comercializado; pero se creó una alícuota especial de regalía para yacimientos marginales, que sólo pueden ser explotados por métodos artesanales, de 2,5%. Esta regalía baja pretendía favorecer a pequeños mineros y cooperativas que no podían acceder a buenos yacimientos, y para impulsar a operadores irregulares a formalizar sus operaciones.
El problema, advierte Jubileo, es que estas condiciones combinadas han sido aprovechadas “tanto por contrabandistas extranjeros como por operadores locales. Aquellos hacen figurar como si su producción intensiva proviniera de yacimientos marginales y como si fuesen cooperativistas”.
Ello ocurre también con la producción informal peruana, que ingresa a Bolivia clandestinamente y se registra como producción cooperativa y a partir de yacimientos marginales, para luego ser reexportada.
El caso parece replicarse en cierta manera también con las grandes empresas. Según datos del Ministerio de Minería, el año 2012 se registró una producción (autodenominada como marginal) de oro de cerca de 30 toneladas y el año 2014 subió a cerca de 40 toneladas. Hasta el año 2007, la principal empresa de explotación de oro era Inti Raymi, la cual, con una tecnología de punta lograba producir 10 toneladas por año.
“Si la empresa con la mejor tecnología producía 10 toneladas por año, ¿es posible que yacimientos marginales-artesanales y a través de cooperativas se produzcan 30 toneladas?”, cuestiona Jubileo. Así las cosas, no sólo las cooperativas o productores marginales se estarían beneficiando con tasas bajísimas de impuestos y regalías.
Producción y exportación
Según datos del Ministerio de Minería y Metalurgia, hasta el año 2010 la participación de la comercialización de oro representaba menos de 10% del total de las exportaciones mineras bolivianas. El 2011 subió a 14% y el 2012 dio un salto para llegar a 47,89%, casi a la mitad de todas las exportaciones de metales. El año 2013 bajó a 27,63% y el 2014 volvió a subir a 34,52%, manteniendo su importancia.
El análisis de Jubileo considera que “en caso de que este oro fuera boliviano, habría tenido un valor de comercialización de casi 1.500 millones de dólares y sólo ha dejado en el país menos de 40 millones en regalías. Es decir, que más de 1.400 millones de dólares se quedaron en manos de los operadores”.
Asimismo, “en estas operaciones –autodenominadas marginales– el costo de operación está en torno al 30% del valor del metal. En el caso del año 2012, ese costo llegaría a ser de 440 millones de dólares. Prácticamente, 1.000 millones de dólares quedaron en manos de los operadores como utilidad neta, y por este monto no se ha pagado impuesto alguno”.
Según datos del Ministerio de Minería y Metalurgia, hasta el año 2010 la participación de la comercialización de oro representaba menos de 10% del total de las exportaciones mineras bolivianas. El 2011 subió a 14% y el 2012 dio un salto para llegar a 47,89%, casi a la mitad de todas las exportaciones de metales. El año 2013 bajó a 27,63% y el 2014 volvió a subir a 34,52%, manteniendo su importancia.
El análisis de Jubileo considera que “en caso de que este oro fuera boliviano, habría tenido un valor de comercialización de casi 1.500 millones de dólares y sólo ha dejado en el país menos de 40 millones en regalías. Es decir, que más de 1.400 millones de dólares se quedaron en manos de los operadores”.
Asimismo, “en estas operaciones –autodenominadas marginales– el costo de operación está en torno al 30% del valor del metal. En el caso del año 2012, ese costo llegaría a ser de 440 millones de dólares. Prácticamente, 1.000 millones de dólares quedaron en manos de los operadores como utilidad neta, y por este monto no se ha pagado impuesto alguno”.
¿Es correcto rebajar las
regalías por extracción?
regalías por extracción?
La regalía es una compensación a un territorio de donde se extrae la riqueza, por el impacto producido por esa extracción y para generar desarrollo en ese territorio.
Teniendo presente esta premisa, Jubileo considera que “para otorgar una rebaja de regalías se debería consultar a los interesados (o sea las regiones o territorios donde se extraen los recursos no renovables) si están o no de acuerdo en reducir sus ingresos para favorecer a trabajadores del sector, en contra de los ingresos colectivos que pueden ser útiles para toda la comunidad”.
Teniendo presente esta premisa, Jubileo considera que “para otorgar una rebaja de regalías se debería consultar a los interesados (o sea las regiones o territorios donde se extraen los recursos no renovables) si están o no de acuerdo en reducir sus ingresos para favorecer a trabajadores del sector, en contra de los ingresos colectivos que pueden ser útiles para toda la comunidad”.
Posibles alternativas
Ante estas situaciones, “el Estado debe ver otros mecanismos para ayudar a estos pequeños operadores; pero no tiene que ser sólo la región la que reduzca sus ingresos para hacerlo”, dice Jubileo.
Como ejemplo, la organización propone que si la regalía subiera a 7% para todo operador, se podría aplicar otra compensación para aquellos productores pequeños, de modo que se les garantice ingresos razonables, por lo que “se debería estudiar cuánto de esta compensación tendría que aportar el Tesoro General de la Nación (TGN) y cuánto de las arcas de la Gobernación”.
Según Jubileo, con una regalía de esta magnitud lo más probable es que “se frene el contrabando de Perú hacia Bolivia y que, con la producción local, las regalías sean tanto o más altas que lo que se ha estado recibiendo durante los últimos años”.
Otro aspecto que debe ser analizado detalladamente es el nivel de utilidad permitido por operador (empresa, cooperativa, etc.), ya que cuando el precio del oro es alto en el mercado y el costo de operación no sube significativamente, entonces “esos excedentes son muy grandes y ya no corresponde su distribución entre unas cuantas personas, por lo que el beneficio debería alcanzar a otros sectores de la población”.
Ante estas situaciones, “el Estado debe ver otros mecanismos para ayudar a estos pequeños operadores; pero no tiene que ser sólo la región la que reduzca sus ingresos para hacerlo”, dice Jubileo.
Como ejemplo, la organización propone que si la regalía subiera a 7% para todo operador, se podría aplicar otra compensación para aquellos productores pequeños, de modo que se les garantice ingresos razonables, por lo que “se debería estudiar cuánto de esta compensación tendría que aportar el Tesoro General de la Nación (TGN) y cuánto de las arcas de la Gobernación”.
Según Jubileo, con una regalía de esta magnitud lo más probable es que “se frene el contrabando de Perú hacia Bolivia y que, con la producción local, las regalías sean tanto o más altas que lo que se ha estado recibiendo durante los últimos años”.
Otro aspecto que debe ser analizado detalladamente es el nivel de utilidad permitido por operador (empresa, cooperativa, etc.), ya que cuando el precio del oro es alto en el mercado y el costo de operación no sube significativamente, entonces “esos excedentes son muy grandes y ya no corresponde su distribución entre unas cuantas personas, por lo que el beneficio debería alcanzar a otros sectores de la población”.
Fuente: periódico "El País-Tarija"
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