Una mezcla “mortal” de agua color verde recorre silenciosamente por el lago menor del Titicaca. La masa acuática ahora se encuentra en las orillas de la Isla Cojata, provincia Omasuyos del departamento de La Paz, y según las pruebas de laboratorio realizadas en el lugar, se determinó que el oxígeno disuelto de estas aguas se agotó debido a la contaminación.
Hace tres semanas las aguas anóxicas o sin oxígeno se encontraban a orillas de la Isla Pata Patani, provincia Los Andes, donde se registró la muerte de animales de la fauna lacustre, principalmente, de anfibios y peces. Días después, las mismas aguas mortales aparecieron a orillas de la Isla Quehuaya, donde también fueron afectados muchos especímenes acuáticos.
“Esto ya es un desastre ambiental en el lago, no es sólo en la bahía Cohana, ya son varias las zonas en las que la contaminación por las aguas residuales provenientes de El Alto, Laja y Viacha, y de otros lugares, está deteriorando el hábitat acuático y destruyendo ecosistemas, además afectando a especies lacustres y a los propios habitantes del lugar”, dijo el biólogo Rubén Marín del Instituto de Ecología de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), mientras navegaba en un bote y tomaba muestras de las “aguas verdes” del Titicaca.
Marín fue acompañado en su trabajo por otros dos biólogos (Roberto Apaza, también del Instituto de Ecología de la UMSA, y Freddy Loza originario del sector lacustre y catedrático de la Universidad “Túpak Katari”) que ayudaron en la toma de muestras del líquido contaminado.
Después de navegar unos 300 metros desde una de las orillas de la Isla Cojata, Marín y sus acompañantes se detuvieron momentáneamente en una zona de agua maloliente.
“En esta parte del lago no existe nada de vida, según las pruebas este es un sector del Titicaca que está muerto”, exclamó Marín.
Las pruebas in situ, que fueron realizadas por los biólogos, arrojaron resultados inmediatos y es así que se descubrió 0,08 miligramos de oxígeno disuelto en un litro de agua en el sector más contaminado del lugar.
Es una cifra alarmante –dijo Marín– ya que se necesita por lo menos 6,5 miligramos de oxígeno disuelto en un litro de agua para que vivan los anímales acuáticos.
Por su parte, Loza lamentó que pese a esos niveles de contaminación en el lago Titicaca, los gobiernos locales, el departamental y el nacional aún no se tengan políticas claras de mitigación.
“Estamos frente a una problemática, ya que mientras no construyamos las plantas de tratamiento de aguas residuales en cada una de las poblaciones, comenzando desde El Alto, seguirán entrando miles de litros de agua contaminada al lado”, aseveró Loza.
Un estudio de la Liga de Defensa del Medio Ambiente (LIDEMA) reveló, antes de la aparición de la mancha verde, que existían 112 kilómetros cuadrados contaminados en el lago y que cada segundo ingresaban 17 mil litros de aguas residuales a través de la bahía Cohana.
Las mediciones de LIDEMA fueron realizadas en 2014, mientras que la mancha verde de aguas contaminadas apareció desde febrero de este año y recorrió varios kilómetros del lago menor del Titicaca.
Aguas venenosas
En las aguas contaminadas –que provienen de El Alto, Laja y Viacha, además de otros lugares– hay de todo: aguas residuales domésticas, líquidos provenientes de mercados, hospitales, postas sanitarias, industrias, mataderos y de centros mineros (Milluni y Viacha).
A ello se suma el lixiviado proveniente de la acumulación de residuos sólidos en el botadero de Villa Ingenio.
También se sabe que cuando se registran intensas precipitaciones pluviales, los residuos sólidos son arrastrados hasta el lago a través de las corrientes de los ríos Katari, Wilajawira y Pallina, que a la vez recogen la contaminación de los ríos Seco, Seque y Hernani.
La navegación de los biólogos continuó y se alejaron más de la orilla para hacer comparaciones de laboratorio con las aguas menos contaminadas en el sector de la Isla Cojata.
A su paso, encontraron totorales casi secas y con tallos emblanquecidos, probablemente por el proceso de salinización y la acidez de las aguas.
También hallaron especímenes de anfibios (telmatobius), peces y aves muertos entre las plantas acuáticas. Los biólogos bolivianos no procedieron a recoger los animales muertos y concentraron su prospección en la toma de muestras del agua.
En la Isla Cojata, Simón Flores, un comunario de la tercera edad y notoriamente afectado por el desastre, expresó su preocupación por la aparición de la mancha verde en el lago.
“Hace dos meses ya hablaron de estas aguas verdes, se movieron y ahora están aquí en Cojata como si se hubieran detenido. Necesitamos que nos diga el gobierno qué está pasando con el lago Titicaca. Que se conforme una comisión con los propios lugareños”, afirmó el isleño.
Confirmó que él también pudo observar en las últimas semanas a varios animales muertos en entre las algas. “Hasta las ranas (telmatobius) aparecieron muertas ¿Qué vamos hacer? Nosotros vivimos de la pesca, a este paso ya no va existir nada”, lamentó el comunario, mientras dirigía su nostálgica hacia el lago Titicaca.
Desde tierra firme, en la isla Cojata es posible percibir el cambio de coloración de las aguas del lago. Existe un sector verde, que en su superficie parece ser inofensivo, pero en realidad es mortal, porque al no existir el oxígeno necesario, destruye los ecosistemas acuáticos y con ello a las especies del lago sagrado, el Titicaca.
Fuente: periódico digital "Erbol"
No hay comentarios:
Publicar un comentario