La región del Gran Chaco Sudamericano está hoy un poco más cerca de ser reconocida como una reserva trinacional de la biosfera por la Unesco, la agencia especializada de la ONU en conservación del patrimonio cultural y natural.
Está más cerca, pero falta todavía un camino pedregoso que atravesar. Así lo reconocen algunos de los impulsores del proyecto, como el director de la Fundación Nativa Iván Arnold, la directora de Moisés Bertone (Paraguay), Laura Villalba y de Pro Yungas (Argentina), Alejandro Brown, quien estas semanas realizaron la exposición oficial ante el organismo en París junto al director de la Oficina Técnica para los ríos Pilcomayo y Bermejo, Pablo Canedo. De momento se han empezado a concretar la proyecta a presentar, que todavía tiene plazo hasta el final del verano. La Unesco recibe propuestas hasta septiembre de cada año, “pero tampoco hay que apurarse, sino hacerlo bien” señala Arnold.
El objetivo de la declaración se trazó hace casi una década atrás y ha ido madurando a través del trabajo conjunto y sobre todo, de los Encuentros Mundiales del Gran Chaco Americano que se han ido celebrando, recuerda Inga Olmos, comunicadora de la Fundación Nativa. El primero fue en Asunción en 2010, el segundo en Buenos Aires en 2013 y el último, en Villa Montes en 2016, quizá el más fructífero de todos.
El objetivo de la declaración se trazó hace casi una década atrás y ha ido madurando a través del trabajo conjunto y sobre todo, de los Encuentros Mundiales del Gran Chaco Americano que se han ido celebrando, recuerda Inga Olmos, comunicadora de la Fundación Nativa. El primero fue en Asunción en 2010, el segundo en Buenos Aires en 2013 y el último, en Villa Montes en 2016, quizá el más fructífero de todos.
Un largo recorrido
En Villa Montes, la mesa de Pueblos Indígenas decidió apostar por la búsqueda del reconocimiento de la cuenca del Pilcomayo como patrimonio de la Humanidad, un objetivo en línea con la política de creación de Reservas de la Biosfera de la Unesco.
Ya en 2011 se celebraron reuniones en Tarija en el que se explicó la base del proyecto, su componente trinacional, al involucrar a Paraguay, Argentina y Bolivia. “En noviembre del 2011 se lleva a cabo “La semana de los pueblos indígenas del Gran Chaco Americano” en Villa Montes con la participación de un centenar de representante de poblaciones, wichis, nevacle, taiete, weenhayek y otras del Chaco Americano que nace a partir de una de las peores crisis de cardumen que han vivido estas poblaciones en los últimos 20 años. En ese mismo año un equipo de Redes Chaco visita a los representantes de la Unesco en Uruguay para hablar sobre la importancia de conservar y trabajar de manera transnacional en la región del Gran Chaco americano y así crear la reserva de la Biósfera. A raíz de ésta visita, es Claudia Karez, Especialista del Programa de Ciencias Ecológicas quien llega a Tarija para ahondar más sobre la posibilidad de declaratoria a la región del Gran Chaco, Reserva de la Biosfera”.
Arnold recuerda que en su momento el proyecto generó cierto recelo entre las autoridades y actores locales en una región altamente productiva y con muchos planes de exploración y explotación de hidrocarburos. “Reserva les sonaba a restricción, cuando de lo que se trata es de garantizar un desarrollo sostenible a largo plazo. La declaratoria permitirá abordar otros proyectos y profundizar iniciativas más sostenibles en la región”.
Canedo, visiblemente satisfecho tras la reunión indicó que “Esta Reserva de Biosfera permitirá al país, y a la región, implementar nuevas prácticas de desarrollo sostenible”, explicó Canedo a tiempo de informar que dichos espacios ambientales impulsan la integración de las poblaciones y la naturaleza, buscando la adaptación de la sociedad ante el cambio climático.
En Villa Montes, la mesa de Pueblos Indígenas decidió apostar por la búsqueda del reconocimiento de la cuenca del Pilcomayo como patrimonio de la Humanidad, un objetivo en línea con la política de creación de Reservas de la Biosfera de la Unesco.
Ya en 2011 se celebraron reuniones en Tarija en el que se explicó la base del proyecto, su componente trinacional, al involucrar a Paraguay, Argentina y Bolivia. “En noviembre del 2011 se lleva a cabo “La semana de los pueblos indígenas del Gran Chaco Americano” en Villa Montes con la participación de un centenar de representante de poblaciones, wichis, nevacle, taiete, weenhayek y otras del Chaco Americano que nace a partir de una de las peores crisis de cardumen que han vivido estas poblaciones en los últimos 20 años. En ese mismo año un equipo de Redes Chaco visita a los representantes de la Unesco en Uruguay para hablar sobre la importancia de conservar y trabajar de manera transnacional en la región del Gran Chaco americano y así crear la reserva de la Biósfera. A raíz de ésta visita, es Claudia Karez, Especialista del Programa de Ciencias Ecológicas quien llega a Tarija para ahondar más sobre la posibilidad de declaratoria a la región del Gran Chaco, Reserva de la Biosfera”.
Arnold recuerda que en su momento el proyecto generó cierto recelo entre las autoridades y actores locales en una región altamente productiva y con muchos planes de exploración y explotación de hidrocarburos. “Reserva les sonaba a restricción, cuando de lo que se trata es de garantizar un desarrollo sostenible a largo plazo. La declaratoria permitirá abordar otros proyectos y profundizar iniciativas más sostenibles en la región”.
Canedo, visiblemente satisfecho tras la reunión indicó que “Esta Reserva de Biosfera permitirá al país, y a la región, implementar nuevas prácticas de desarrollo sostenible”, explicó Canedo a tiempo de informar que dichos espacios ambientales impulsan la integración de las poblaciones y la naturaleza, buscando la adaptación de la sociedad ante el cambio climático.
Conciencia
El Chaco es la segunda ecorregión más importante del continente sudamericano, después de la Amazonía, y el bosque seco más grande del mundo. Su millón de kilómetros que se extienden por Bolivia (20%), Paraguay (35%) y Argentina (40%), además de Brasil (5%) reconocen como uno de sus principales ejes vertebradores al río Pilcomayo.
En su entorno, según el perímetro tomado en cuenta, viven más de cuatro millones de personas y que “deben seguir viviendo” según las últimas conclusiones del Encuentro Mundial del Chaco (EMCH). En ese contexto, la región no deja de estar amenazada por los intereses económicos.
El Chaco boliviano y salteño es una importante región productora de hidrocarburos. La contaminación minera aguas arriba del Pilcomayo ha tenido su impacto aguas abajo, sin embargo, la principal amenaza actual es la de la deforestación.
Según estudios presentados en el EMCH, la temperatura promedio ya se ha elevado en un grado desde que se tienen registros. Esto unido a la deforestación, calculada sobre el medio millón de hectáreas anual, particularmente en Paraguay bajo el pretexto de la ampliación de la frontera agrícola para los intereses soyeros pueden hacer que “el Chaco sea desierto en 20 años”, recordó Arnold.
El Chaco es la segunda ecorregión más importante del continente sudamericano, después de la Amazonía, y el bosque seco más grande del mundo. Su millón de kilómetros que se extienden por Bolivia (20%), Paraguay (35%) y Argentina (40%), además de Brasil (5%) reconocen como uno de sus principales ejes vertebradores al río Pilcomayo.
En su entorno, según el perímetro tomado en cuenta, viven más de cuatro millones de personas y que “deben seguir viviendo” según las últimas conclusiones del Encuentro Mundial del Chaco (EMCH). En ese contexto, la región no deja de estar amenazada por los intereses económicos.
El Chaco boliviano y salteño es una importante región productora de hidrocarburos. La contaminación minera aguas arriba del Pilcomayo ha tenido su impacto aguas abajo, sin embargo, la principal amenaza actual es la de la deforestación.
Según estudios presentados en el EMCH, la temperatura promedio ya se ha elevado en un grado desde que se tienen registros. Esto unido a la deforestación, calculada sobre el medio millón de hectáreas anual, particularmente en Paraguay bajo el pretexto de la ampliación de la frontera agrícola para los intereses soyeros pueden hacer que “el Chaco sea desierto en 20 años”, recordó Arnold.
Quinta reserva boliviana, primera transfronteriza
Bolivia tiene reconocidas por la Unesco cuatro reservas de la Biosfera: El Pilón de Lajas y Ulla Ulla, ambos parajes en La Paz y que fueron incorporados a la lista en 1977, la Estación Biológica del Beni, que se sumó en 1986 y la reserva natural del Río Grande, en el departamento de Santa Cruz, reconocida desde el año 2014.
La cuenca del Pilcomayo tiene la particularidad de ser una región trinacional transfronteriza con muy pocos antecedentes. La más conocida es el Trifinio Fraternidad, reconocida en 2011 y que se extiende por Guatemala, Honduras y El Salvador y tiene una extensión total Trinacional de 7,541 km2.
En 2014 existían 631 reservas de la biosfera en 119 países diferentes.
La cuenca del Pilcomayo tiene la particularidad de ser una región trinacional transfronteriza con muy pocos antecedentes. La más conocida es el Trifinio Fraternidad, reconocida en 2011 y que se extiende por Guatemala, Honduras y El Salvador y tiene una extensión total Trinacional de 7,541 km2.
En 2014 existían 631 reservas de la biosfera en 119 países diferentes.
Fuente: periódico "El País"
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