La caída de ingresos por importación de maquinaria agrícola, despidos en talleres de confección de ropa y menor movimiento en el sector gastronómico fueron reportados por representantes de sectores que sienten que la desaceleración económica, que ya estaba presente en 2015, se acentuó este año.
Según datos del INE, en 2014, el PIB nacional creció en 5,37 por ciento, 2015 cerró con 4,85 por ciento y a junio de este año el PIB llegó a 4,43 por ciento. Empresarios y analistas coinciden en que lo correcto es hablar de desaceleración económica y no de crisis, ya que el PIB creció menos, pero siguió creciendo.
En el sector manufacturero, el rubro textil está entre los más afectados. Santa Cruz tenía la mejor plaza del mercado de confecciones pues contaba con clientes de Brasil; pero ahora, por el tipo de cambio, que en Bolivia se mantiene fijo a diferencia de los países vecinos donde hubo devaluación, los clientes ya no acuden a comprar a esa ciudad, cuenta Álvaro Arrázola, quien es dueño de un taller en Cochabamba y además arregla máquinas bordadoras.
Puesto que se trata de una cadena productiva, Arrázola dijo que la caída afecta a todos. Es el caso de un serigrafista que invirtió cerca de 20 mil dólares en equipos para ofrecer un serigrafiado especial, pero ahora dice no tener clientes.
Algo similar sucede con los bordadores. Un taller bien equipado requiere una inversión de entre 12 a 24 mil dólares, dependiendo del servicio que se ofrezca y hay talleres con máquinas de última tecnología, pero ahora no hay trabajo.
Lo mismo sucede con los insumos. Un vendedor de telas, empleado de una tienda en Cochabamba, cuenta que bajaron el precio porque no hay venta, que despidieron al otro vendedor y que él sólo trabaja medio tiempo. Por la tarde, trabaja de taxista.
La situación de Arrázola no es muy diferente, pues al ver que en su taller había poco trabajo decidió dedicarse a las reparaciones; pero se encontró con que “todo el mundo está vendiendo su maquinaria, han parado los talleres y hay muchos despidos”.
El efecto en la cadena productiva también se siente en el sector agropecuario. En Santa Cruz, en lo que va del año, hubo una caída de más del 20 por ciento en los ingresos por importación de maquinaria agrícola, lo que significa que hay menor producción, menor ingreso y menor generación de empleo, señala el gerente de la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO), Edilberto Osinaga.
Explica que, desde que empezaron a caer los precios internacionales de las materias primas, hubo una baja en los ingresos del sector agrícola, pero esa caída fue compensada con el buen rendimiento en los cultivos, fruto de la época de precios altos que permitió invertir en tecnología; pero este año los precios cayeron demasiado y los rendimientos cayeron a causa de la sequía en el país.
La Organización Mundial de la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés) informó que, en agosto pasado, los precios internacionales de los productos agrícolas se situaron en su nivel más bajo de los últimos siete años y atribuyó esa caída, principalmente, al exceso de oferta, el descenso de los precios de la energía y la preocupación por la desaceleración económica en China. La volatilidad de los precios comenzó entre 2011 y 2012.
Osinaga ilustra el impacto en el sector con la baja generación de empleo, pues se contratan menos pilotos para fumigar los campos, menos servicios de transporte, menos zafreros, es decir cae la contratación de mano de obra.
En el agro, sector en el que 31 por ciento de la población económicamente activa del país trabaja de forma directa, los ingresos comenzaron a caer en 2015 y este año la caída se acentuó, no sólo por la desaceleración, sino también por los efectos de la sequía.
El gerente de la Cámara Departamental de Comercio, Fernando Aldasoza, explica que la caída de las importaciones demuestra una caída de la demanda interna, fruto de la ralentización económica.
En su sector aún no se monetizó la caída en las ventas pero tienen reportes, por ejemplo, de propietarios de restaurantes que señalan que el volumen de ventas no es el mismo. Es el caso de Javier Sánchez de Lozada, dueño de un restaurante, que dijo a este medio que, en lo que va del año, sus ventas cayeron en 50 por ciento con relación a 2015.
Para el Gobierno, la situación económica de Bolivia está “bastante alejada de una crisis”, pues “en ningún momento registró tasas de crecimiento negativas”.
Es lo que señala una separata sobre la “Situación económica en Bolivia 2016”, publicada en septiembre pasado, en la que el Ministerio de Economía y Finanzas Públicas argumentó que la economía no está en crisis por el crecimiento sostenido, la inflación controlada y las tasas bajas de desempleo.
El presidente de los empresarios de Cochabamba, Federico Diez de Medina, anuncia que para el 22 de noviembre se organiza un congreso donde los 19 sectores afiliados expondrán sus cifras y se conocerá el estado de situación del sector privado local.
RECOMIENDAN AMORTIGUAR RALENTIZACIÓN
Plan de Desarrollo no incluye medidas anticrisis
Tanto el presidente de la Federación de Entidades Empresariales Privadas (FEPC), Federico Diez de Medina, como el presidente de la Cámara Departamental de Industrias, Antonio Fernández, coinciden en que lo que se experimenta es una desaceleración económica, pues el Producto Interno Bruto (PIB) creció en 4,43 por ciento a junio pasado, con relación a junio de 2015, un índice menor al esperado pero se mantiene el crecimiento.
Los analistas Pablo Cuba y René Martínez señalan, por separado, en que la economía aún funciona pues hay abastecimiento del mercado y la inflación está controlada, por tanto no se puede hablar de crisis económica, pero urge tomar medidas. Cuba hizo notar que el Plan Nacional de Desarrollo no incluye medidas ante la desaceleración o ante una crisis económica.
El país no tiene industrias fuertes y mercados alternativos grandes que permitan que las industrias nacionales se mantengan a flote, pero se apreció mucho la moneda ante el dólar y el mercado es reducido, algo que se agrava con la el ingreso de productos extranjeros, tanto importados legalmente como de contrabando.
Martínez señala que se deben tomar medidas y no esperar una mayor caída que obligue a asumir políticas de shock. Revisar el tipo de cambio, mejorar las condiciones para la inversión privada, tener cuidado con el endeudamiento y hacer un uso racional de la Reservas Internacionales Netas son algunas de las medidas recomendadas.
Al respecto, Diez de Medina señala que el sector privado demanda políticas atractivas para generar empleo y reducir el “acoso fiscal” que genera informalidad. También piden estimular a las empresas nacionales ampliando su participación en compras y licitaciones adjudicadas a empresas extranjeras.
Fuente: periódico "Los Tiempos"
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