El presidente Evo Morales anunció ayer que antes de 15 días se iniciará la exploración de gas y petróleo en Pando, en los ríos Madre de Dios y Beni, en base a estudios que dan cuenta de la existencia de hidrocarburos en esa zona. Las dos áreas de exploración autorizadas a YPFB suman un total de casi 1,4 millones de hectáreas y colindan con el parque nacional Manuripi.
El anuncio fue realizado en Cobija, durante la inauguración de la segunda fase de la Planta Solar Fotovoltaica, y hace referencia a los bloques hidrocarburíferos Nueva Esperanza y Río Beni.
En el bloque Nueva Esperanza, la superficie comprometida para Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Bolivia (YPFB) es de 372.500 hectáreas, mientras que en el caso del bloque Río Beni la cantidad asciende hasta 1 millón de hectáreas, indicó el investigador del Centro de Documentación e Investigación de Bolivia (Cedib), Jorge Campanini, en base a las resoluciones ministeriales 318 y 119 que autorizan la exploración.
Ambas disposiciones autorizan “de manera excepcional” a YPFB la realización de trabajos de “reconocimiento superficial consistente en la ejecución del proyecto de prospección sísmica 2D”.
En abril pasado, Morales anunció que si los estudios señalaban la existencia de hidrocarburos, sería preciso continuar con el proyecto construyendo una refinería, si se halla petróleo, o sistemas de transporte, si se halla gas.
Campanini dijo que los bloques hidrocarburíferos Nueva Esperanza y Río Beni están ubicados alrededor de la Reserva Nacional de Vida Silvestre Amazónica Manuripi, que tiene una superficie de 747.215 hectáreas de las que 30 por ciento está comprometido para la petrolera estatal.
En el informe de la gestión 2014 del Ministerio de Hidrocarburos y Energía, presentado el pasado 16 de enero, sólo el bloque Río Beni contaba con licencia ambiental, mientras que Nueva Esperanza aún estaba en proceso de consulta.
Campanini explicó que para el trabajo de prospección sísmica están comprometidos alrededor de 1.016 kilómetros lineales, en el caso de Nueva Esperanza, y en el caso de Río Beni suman 1.434 kilómetros lineales.
“Lo que preocupa es que en un lugar donde no hay infraestructura (hidrocarburífera), en una zona no tradicional, si encuentran una cosa importante (reservorio) tengan que construir una refinería”, señaló, en alusión al impacto ambiental adicional que tendrían las obras de ese tipo.
Advirtió que en la zona existen poblaciones indígenas como los Cavineños y los Araonas, de la familia lingüística Tacana, que se verían afectados con la irrupción en su forma de vida. “Es una zona sensible y con proyectos como El Bala y las exploraciones del Madidi va a constituirse en una zona con mucha afectación ambiental”, resaltó.
Campanini afirmó que la exploración afecta a la calidad de los reservorios de agua, mientras que la instalación de una nueva refinería implica el ensanchamiento de carreteras, la instalación de ductos y un cambio de forma de vida para los pueblos indígenas.
Por su parte, Morales resaltó este nuevo proyecto exploratorio porque fortalecerá la economía del país y ayudará a cumplir la meta gubernamental, que es cifrar el Producto Interno Bruto (PIB) del país en 50.000 millones de dólares hasta 2020, según ABI.
Morales fue enfático al reiterar ayer el “derecho” que tiene el Estado de explorar, aún en áreas protegidas, para asegurar ingresos al país. También insistió en minimizar el impacto ambiental de la actividad exploratoria.
Pendiente manual de ingreso a parques
El pasado mes, la ministra de medio Ambiente y Aguas, Alexandra Moreira, informó que su despacho, el Ministerio de Hidrocarburos y YPFB se encontraban agilizando la elaboración de la guía técnica de pautas de control para la exploración petrolera en áreas protegidas. Sin embargo, a la fecha, no existe información sobre el estado en el que se encuentra la guía técnica, ni qué parámetros de control tomará en cuenta para disminuir el impacto ambiental en áreas protegidas y realizar el “control estricto” anunciado.
Fuente: periódico "Los Tiempos"
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