Los precios del petróleo no salen de la senda negativa. La fortaleza del dólar, las expectativas de un aumento del exceso de oferta provocado por la vuelta de Irán a los mercados, así como el repunte de la producción tanto de la OPEP como de EEUU, combinado con un lento crecimiento de la demanda son factores que hacen prever que el escenario de precios deprimidos se prolongará durante un periodo mayor de lo esperado. Un dato clave es cómo evolucionarán estos factores desde tres ángulos diferentes.
1. La demanda
El consumo de petróleo mostró señales de recuperarse ante la caída de los precios del crudo. De hecho, la demanda tocó techo en el primer trimestre del año con un crecimiento de 1,8 millones de barriles en comparación con el mismo periodo del año anterior. Sin embargo, el crecimiento económico ha sido más débil de lo esperado, especialmente en China y Estados Unidos, que son los principales consumidores. Por ello, la Agencia Internacional de la Energía (IEA, por sus siglas en inglés) prevé que el crecimiento de la demanda de petróleo caerá en 2016 y se situará en los 1,2 millones de barriles, frente a los 1,4 millones de crecimiento estimado para 2015 (94,97 millones de barriles de diarios), frente a una oferta actual de 96,39 millones de barriles diarios.
A esto hay que sumar la fortaleza del dólar, que ha continuado ganando terreno en las últimas semanas debido a una posible subida de tipos de interés a finales de año por parte de la Reserva Federal.
2. La oferta
El acuerdo sobre el programa nuclear iraní y el levantamiento de las sanciones ha generado mucho ruido sobre cuánto petróleo adicional se colocará en el mercado. En principio, los analistas coinciden en que no será hasta final de año cuando se comiencen a ver los efectos reales de este acuerdo, ya que Teherán aún tiene que reorganizarse para gestionar su vuelta al mercado.
Merece la pena recordar que en 2012 (momento en el que se impusieron las sanciones a la exportación de crudo iraní), el país exportaba 2,5 millones de barriles de petróleo al día, aunque con las restricciones sobre sus ventas de petróleo esa cifra ha quedado reducida a los 1,1 millones de barriles. Según la Administración de Información de Energía de Estados Unidos (EIA, por sus siglas en inglés), su máxima capacidad de producción ascendería a los 3,6 millones, frente a los 2,8 millones de barriles que produce actualmente.
El problema fundamental se centra en el petróleo que el país ha ido almacenando durante este tiempo y que, según la EIA, asciende a unos 30 millones de barriles.
Sin embargo, las preocupaciones sobre el exceso de oferta no están centradas en el papel de Irán, sino en la estrategia que están adoptando otros productores que se han animado a aumentar su oferta para vigilar su cuota de mercado para hacer frente a las nuevas exportaciones de Irán. De hecho, la producción de petróleo de la OPEP alcanzó en el mes de junio un total de 32,1 millones de barriles diarios, por encima del objetivo de producción de la organización, que es de 30 millones de barriles diarios. Dentro del cártel de países destaca el incremento de la producción de Arabia Saudí (que ha pasado de registrar 10,3 millones de barriles diarios producidos en mayo a 10,45 millones de barriles diarios producidos en junio), pero sobre todo de Irak (en junio produjo 4,48 millones de barriles, frente a los 3,8 millones barriles de mayo).
Por su parte, la producción estadounidense de petróleo alcanzó en mayo su nivel más alto en 43 años, con 9,6 millones de barriles al día. Cabe destacar que la producción ha continuado expandiéndose en 2015, pese a la significativa caída que han experimentado el número de plataformas en operación, ya que las plataformas que se han cerrado han sido las menos eficientes.
La EIA estima que la producción estadounidense, impulsada por el fracking, alcanzará una media de 9,43 millones de barriles al día en el conjunto de 2015, frente a la previsión anterior de 9,19 millones. Mientras que para 2016 proyectan una disminución hasta los 9,27 millones de barriles por día, frente a los 9,21 millones de barriles previstos anteriormente.
3. Inestabilidad política
La situación se ha deteriorado en Oriente Medio debido a la incursión del Estado Islámico. Además es especialmente preocupante la situación en Libia, donde las infraestructuras petroleras han sufrido varios ataques.
Con este escenario, los analistas se muestran pesimistas sobre la evolución de los precios del petróleo. Según el consenso de analistas, el crudo Brent promediará en los 62 dólares por barril este año. Por su parte, Commerzbank contempla un escenario en el que el precio del petróleo en EEUU se sitúe por debajo de los 50 dólares durante semanas.
El banco Natixis ha coincidido con las firmas anteriores a la hora de identificar un riesgo de que los precios del crudo amplíen sus pérdidas, al tiempo que Société Générale estima que los precios se quedarán por debajo de los 65 dólares. La consultora británica KBC cree que las cotizaciones se situarán a finales de año en torno a los 60 dólares a ambos lados del Atlántico. En definitiva, para el cierre de este año casi nadie apuesta por un precio más allá de los 70 dólares y la mayoría de previsiones oscilan entre los 60 y 65 dólares.
Fuente: periódico digital "OxígenoBolivia"
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