martes, 3 de mayo de 2016

HIDROCARBUROS: Tras 10 años de la nacionalización, no se aplicaron auditorías

Andrés Soliz Rada pasará a la historia contemporánea de Bolivia como el ministro de la nacionalización. Al frente de la cartera de Hidrocarburos, formó parte del equipo que implementó la medida el 1 de mayo de 2006, aunque renunció al cargo.
Tras 10 años de aquella fecha, Soliz Rada explica, entre otros detalles, las razones de su salida y cómo se decidió llevar adelante auditorías petroleras, con el fin de que los resultados sirvan para negociar con las transnacionales nuevos contratos petroleros. Aquel trabajo no se aplicó, dice Soliz Rada, quien para la suscripción de los documentos ya estaba fuera del cargo. 
 
¿Qué significó el decreto de nacionalización para el país? ¿Cuál es el balance de la medida tras  10 años de su implementación?                                                                                                               
 
Creo que es la medida más importante de la década y quizá más aún, desde la desnacionalización del gas y del petróleo que ocurrió con Banzer, creo que su ley es del 71, 72; y con las medidas de Sánchez de Lozada, que  eran demenciales, como otorgar la propiedad de los hidrocarburos en boca de pozo a las petroleras, como el haber rebajado la tributación, como el haber dispuesto que yacimientos sea una empresa residual… 
 
Es decir, peores cosas no se podían hacer. Entonces, la nacionalización viene a ser una especie de recuperación del destino nacional, una recuperación de la autoestima, una recuperación de darle al país una proyección y una viabilidad que evidentemente con el viejo esquema no existía.
 
Es alrededor de esta medida que hay una reconfiguración de la economía, la política e inclusive, yo diría, de la autoestima de los bolivianos. Eso implica la nacionalización, entendida también en términos de un proceso de acumulación. La medida del 1 de mayo no aparece ese día y se la ejecuta.  Es el proceso de acumulación que surge, para hablar sólo de los últimos tiempos, con los movimientos sociales que aparecen el año 2000, el tema del agua, la Agenda de Octubre, el referendo de 2004, la ley de hidrocarburos de 2005. 
 
El decreto de nacionalización establece llevar adelante las auditorías a las petroleras   ¿Qué se buscaba con ello? ¿cómo nace la idea? 
 
Teníamos como una veintena de empresas petroleras y vimos la necesidad de que los contratos petroleros sean discutidos desde un punto de vista favorable al país. Entonces, ¿cómo sentarnos a la mesa con un buen mazo en nuestra mano? Dijimos: "vamos a investigar cómo trabajaron las petroleras; entonces, empresa Repsol, ¿cuánto ha invertido en la década? Tanto. ¿Habrá invertido eso? ¿Cuánto de utilidad ha tenido? Tanto; ¿Y si no es verdad?”. Para tener una respuesta debíamos contratar empresas que sepan hacer auditorías.
 
Y se hizo una invitación para que un grupo de empresas extranjeras audite no a las compañías sino a los campos petroleros. Ir a los campos petroleros y mirar... Y esto generó una segunda pregunta: y ¿si las empresas que hemos contratado nos están tomando el pelo y se ponen de acuerdo con las compañías petroleras?  Entonces, para evitar este problema, se creó en el Ministerio una unidad de fiscalización de las empresas auditoras. La concepción de la auditoría estuvo a cargo del ingeniero Javier Escobar Salguero, que fue el asesor más importante que tuvo Yacimientos.
 
El ingeniero Escobar tuvo la virtud de ubicar a la persona que tenía que manejar, en los campos ya, la auditoría y ese era el ingeniero Mariaca, que conocía cada campo y sabía cuándo era residual y cuándo no. Y esa capacidad del ingeniero Mariaca permitió que empezáramos a acumular información para demostrar de acuerdo a las auditorías que nos habían dado información errada por aproximadamente 1.600 millones de dólares en la actividad económica que se había desplegado desde que las empresas llegaron evidentemente.
 
Y aquí viene la cosa más trágica, más dura. Las auditorías, que costaron alrededor de casi seis millones de dólares, no fueron aplicadas. Todas esas auditorías se han quedado sin utilizar y en su momento, cuando me retiro del Ministerio, y no puedo insistir en este problema.
 
Yo creo que de todas maneras las auditorías tuvieron un efecto psicológico porque las compañías petroleras sabían que había las auditorías y que en algún momento había que utilizarlas; pero ya para la firma de los contratos, cuando ya se había cambiado al ministro y toda la cúpula, lo más importante ya no era discutir con las empresas sino firmar los contratos en las mejores condiciones posibles. Y pese a las debilidades de los contratos los resultados económicos han sido ampliamente favorables, pero sin duda hubieran sido muchísimo mejor con las auditorías.
 
¿A qué atribuye que no se hayan utilizado las auditorías?
Había mucha de debilidad en el país. No solamente en el Gobierno. Había un cierto temor de decir "Cómo nos vamos a enfrentar  a este poder tan grande”. Había apoyos, como el de Chávez, que siempre estuvo si necesitábamos técnicos, auditores, información; pero de alguna manera, y esto es bien fregado decirlo, la nacionalización se hizo contra Petrobras, porque el poderío de Petrobras siempre ha sido muy grande en el país. 
 
¿Y dónde quedaron las auditorías, dónde están?
En el Ministerio y debe haber una copia en Yacimientos. Parte del estudio el ingeniero Mariaca publicó en un libro. Me parece que  Mirko Orgaz también lo hizo y eso es lo que ha quedado, pero no la publicación oficial del Gobierno.
 
Usted terminó alejándose del Gabinete   ¿Cuál fue el motivo de su renuncia al cargo de ministro?
El tema de la salida fue una especie de proceso acumulativo. Yo recibía algunas señales de algún sector del Gobierno que tenía sus reparos conmigo, pese a que hubo un antecedente bien importante.
 
No se olvide que cuando sucedió la nacionalización el Senado estaba en manos de la oposición. Los prefectos -que ahora se llaman gobernadores- de los departamentos productores, Cossío, Costas, eran de la derecha. O sea, también había una gran resistencia en ese sentido y en lo interno antes de que a mí me invitaran a ser ministro había  candidatos de MAS a ser ministros; y estos candidatos que no lograron imponerse, querían serrucharle el piso al ministro para tener acceso. Entonces, el frente interno era muy complicado.
 
Inclusive yo llegué a ver una cosa que me pareció muy grave. Un día llego a mi despacho y encuentro un sobre, y decía con copia al Ministro. Lo abro y eran negociaciones de YPFB con Petrobras, para los nuevos contratos. Yo no sabía.
 
Mi colaborador más importante era el ingeniero Javier Escobar. Un día me llama el Presidente y me dice a Escobar lo tienes que botar. Yo digo  ¿Por qué? "Es que él ha colaborado, era ministro de Vivienda, creo que en el pacto que hizo Condepa con  el MIR...”.  
 
Bueno, le digo,  está bien y ¿Quintana, por qué no lo botas?, le pregunto. "No, no, es una cosa diferente…”, me dijo.   Escobar era una persona tan importante, pero bueno; Escobar seguía yendo, me dijo "yo te voy a colaborar  ad honorem para ordenar un poco la cosa”. Me llama el Presidente y me dice: "No quiero que Escobar entre al Ministerio...”. O sea sin ninguna razón.
 
Entonces, había una relación tensa, pero al mismo tiempo solidaridad en cosas grandes. Por ejemplo, como el Senado estaba en manos de la derecha, los parlamentarios de la derecha plantean la censura del ministro, y yo soy en realidad el único ministro censurado porque después el MAS recuperó la mayoría. Según la Constitución anterior, el ministro censurado debe renunciar; y yo a las cinco de la tarde, cuando salió la censura, presenté mi renuncia. A las siete de la noche, hubo una gran conferencia de prensa en la que Evo me ratificaba y me felicitaba y me decía que había que seguir adelante.

Recuerdo que  estábamos en Palacio esa vez y el vicepresidente Álvaro García Linera, que estaba a cargo del Gobierno, porque el Presidente había viajado, dice: tengo una llamada de Brasil, parece que están reclamando esta resolución que ha sacado el ministro Soliz, bueno; tarda como dos horas.
 
Cuando regresa, me entero que no solamente había hablado con el ministro brasileño, sino que le había dicho que mi resolución ministerial ya estaba derogada, pero que además él había hecho una conferencia de prensa, anunciando que mi resolución ministerial ya no corría más;  los periodistas sabían y el ministro, no. Entonces, ese fue el cherry sobre la torta. Ahí vino mi carta de renuncia.
 
Hay quienes consideran que se dieron concesiones a las petroleras como los "costos recuperables”. ¿Aquello no fue una mella en la nacionalización?
 
No. Yo creo que son fallas de tipo administrativo y económico que perjudican al país, pero no han evitado que el país siga controlando el negocio petrolero. Los costos recuperables han ocasionado que las utilidades para el país sean menores porque probablemente este concepto de costos recuperables no ha sido bien manejado; y se ha permitido que las empresas pongan rubros que no corresponden, pero ese es un problema de negociación caso por caso, que habría que analizar también caso por caso en qué tema el costo recuperable ha sido inflado en perjuicio del país.
 
¿A qué atribuye que no se incluyera en las negociaciones que las petroleras inviertan en exploración?
Al gobierno de Quiroga Ramírez, porque la ley de hidrocarburos de Goni tenía una falla para las petroleras y en beneficio del país; decía que en cada campo petrolero las empresas estaban obligadas a perforar un pozo exploratorio y si no lo hacían en cada área se revertía la concesión. Simplemente había que aplicar este decreto y el gobierno de Quiroga Ramírez lo deroga a cambio de nada. Y nos coloca contra la pared.
 
¿Por qué el Gobierno no recuperó el espíritu de aquel decreto?
Porque, discúlpeme, una de las razones fue el ministro Soliz  se fue. Yo tenía una obsesión por el tema. Yo decía: "Antes de seguir discutiendo con las petroleras,  que nos presenten un cronograma de desembolsos para exploración y en esto no podemos transigir; todo lo que quieran las petroleras, pero exploración  de acuerdo a un cronograma”. Ese cronograma nunca hubo y por eso hemos tenido esta gran falencia que el Gobierno, por otros medios, está tratando de resolver.
 
Si Yacimientos no logra resolver el tema exploratorio puede haber gravísimos problemas para el país. De ahí la desesperación del Gobierno de sacar una serie de disposiciones, que inclusive haya aportes de las regiones, de las gobernaciones para tener fondos para la exploración. El Gobierno ha comprendido que ese es el tema central en la parte petrolera.
 
¿Si usted hubiera formado parte de la firma de contratos, hubiera puesto de base   las auditorías?
Sí. Yo creo que era posible avanzar en ese tema. Pero siempre se corre el riesgo de hacer una apreciación desde fuera del tablero de negociación. Uno cuando está dentro percibe el grado de presiones que puede haber de las empresas. 
 
Una de las cosas buenas que hizo el  Ministerio fue que hay una entidad que se llama Cámara Nacional de Hidrocarburos, que es la agrupación de todas las petroleras; y estos señores querían que Yacimientos forme parte de ese ente y con eso estaban de cuerdo varias personas. En cuanto a mí, vino la prensa y me preguntaron  qué le parece esa Cámara Nacional de Hidrocarburos, yo dije: "No la reconozco, para mí esa entidad es ilegítima e ilegal;  yo voy a hablar con las petroleras una por una, pero no reconozco al sindicato de transnacionales que me quieren poner como negociador”.
 
Entonces, claro,  hay que imaginar la felicidad de la Cámara Nacional de Hidrocarburos cuando el ministro Soliz se fue. Yo creo que ya con los contratos esa posibilidad de discutir con fuerza por parte de Yacimientos se había debilitado.
 
Ojo, lo que yo quiero decir, es que los contratos básicamente son buenos, pero pudieron haber sido mejores.
 
La nacionalización, Montenegro, Céspedes y Almaraz   

Andrés Soliz Rada considera que la nacionalización es la medida más importante de los últimos 10 años, acción que, dice,  generó una reconfiguración de la economía, la política e incluso de la autoestima de los bolivianos.
 
A la hora de hablar de esta medida subraya los "antecedentes ideológicos”. Un libro que menciona en ese marco es Nacionalismo y coloniaje de Carlos Montenegro. También nombra a Augusto Céspedes y Sergio Almaraz.
 
Sobre este último dice: "Petróleo en Bolivia nos da la idea precisa del problema hidrocarburífero en el tema del rescate del 52 como una revolución inconclusa que necesitamos continuar y profundizarla y que de alguna manera estamos viviendo ese proceso”. 
 
Soliz Rada sostiene que cada nacionalización responde a las peculiaridades del país en el momento en que se la dicta y en función a lo que se busca. Relata que en 2006 se dieron cuenta que Bolivia caía en el círculo vicioso: nacionalización, expulsión, indemnización, la incapacidad de Yacimientos para manejar la globalidad del negocio petrolero; y el eventual retorno de las transnacionales en peores condiciones para el país.
 
"Entonces, vimos que había que dejar de trabajar con las empresas transnacionales que no acepten el decreto de nacionalización”. Se buscaron dos cosas: 1) que las empresas nunca debían tener más del 50,1% de la actividad hidrocarburífera en ningún rubro; 2) fortalecer a YPFB, para que controle el negocio.  "Eso implica la posibilidad de direccionar el negocio petrolero en materia de mercados, en materia de políticas, de planificación...”.
 
Las falencias que detecta hoy en el proceso están en torno a la institucionalidad y la transparencia. "La gente entendida en el tema se queja de que entra a las páginas de Yacimientos para buscar información y no encuentra toda la información actualizada”.

Hoja de Vida
  • Inicios Andrés Soliz Rada es abogado y periodista. 
  • Cargo Fue el primer ministro de Hidrocarburos de la era del MAS. 
  • Medida Durante su paso por esa cartera se llevó adelante la nacionalización.  
  • Libros Entre los libros que publicó está  La Fortuna del Presidente (1997).
Fuente: periódico "La Razón"

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