El descenso del precio mundial del estaño activó las alarmas en el país, importante productor global del metal, donde la mina estatal Huanuni, la más grande del territorio nacional y con 4.000 obreros, anotó pérdidas, informó el miércoles el gobierno.
"Se ha conformado una comisión que tiene que trabajar de manera directa en Huanuni y para después tomar decisiones", indicó el ministro del sector, César Navarro, según una declaración entregada a la AFP.
La comisión -integrada por el gobierno y el sindicato- fue conformada luego que el presidente de la empresa estatal Comibol, que ejerce tuición administrativa sobre la minera, Marcelo Quispe, anunciara que la compañía sufrió "una pérdida de alrededor de 4 millones de dólares" en el primer trimestre.
El precio de la libra fina de estaño se cotizó el martes en 7,04 dólares en el mercado de Londres, por debajo del rango de 7,5 dólares considerado por el gobierno como punto mínimo de equilibrio para evitar pérdidas en Huanuni, al sur de La Paz, y en operaciones desde el Siglo XIX.
La minera produce actualmente 780 toneladas de estaño, aunque, ante la contingencia, el mínimo debe ser de 800 toneladas. La actividad minera es la segunda fuente de ingresos de Bolivia después de las exportaciones de gas a Brasil y Argentina.
Por ahora, con un panorama internacional incierto, se manejan varias soluciones: aumentar la productividad, bajar salarios o jubilar hasta un 10% del personal de mayor edad.
El líder del sindicato de Huanuni, Javier Canchari, anunció por su lado que los obreros aportarían un 10% de sus salarios para un fondo común de hasta 500.000 dólares, para que la empresa pueda seguir operando.
Los salarios en Huanuni fluctúan entre los 12.000 bolivianos (1.724 dólares) y los 25.000 bolivianos (3.591 dólares), cuando el sueldo mínimo nacional es de 231 dólares. Empero, el propio sindicato reconoció que había pagos de hasta 40.000 bolivianos por mes (5.747 dólares), lo que habría generado desequilibrios financieros.
Huanuni es uno de los íconos de la minería boliviana, pues comenzó a operar en el siglo XIX y contribuyó a construir desde principios del siglo XX una de las fortunas más grandes de Bolivia, la del multimillonario Simón I. Patiño.
Fuente: periódico "El Día"
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