A sólo cuatro días de retornar a su país, el embajador de Argentina, Ariel Basteiro, afirmó que la política del gobierno del presidente electo Mauricio Macri se basará en no comprar más gas a Bolivia para reemplazarlo por gas importado de ultramar. Alertó que proyectos de acuerdos energéticos bilaterales podrían quedar truncos con la nueva administración.
"Por más que uno intente y pida tener buena relación, van a haber encontronazos y mucha diferencia, y el otro tema importante y que a Bolivia le interesa mucho, es que la política energética que va a llevar adelante el gobierno de Macri es de no comprarle más el gas a Bolivia y buscar el precio más económico para la compra de gas", dijo.
En una amplia entrevista con ANF, el embajador saliente dijo que por más que se intente llevar adelante una buena relación bilateral con el nuevo presidente argentino, se avizoran escenarios de conflictividad a nivel regional. Basteiro señaló que Argentina le compra gas a Bolivia, en parte porque necesita del energético pero también por una cuestión de integración y desarrollo regional, ya que es más sencillo ingresarlo por gasoductos.
"El gas que se compra de los barcos gasificadores del Medio Oriente o Trinidad Tobago tiene precio menor al gas que se compra a Bolivia y Juan José Aranguren, que es el próximo Ministro de Energía, planteó que el gas que hay que comprar, y el precio que hay que buscar debe ser menor (al de Bolivia), lo cual (crea) un escenario de conflictividad en lo inmediato", aseveró.
Proyectos energéticos pendientes El embajador saliente dijo que de acuerdo al reciente compromiso asumido por el ministro de Planificación, Julio de Vido en Tarija, Argentina se comprometió a comprar la energía eléctrica producida en Bolivia.
"Hay ofertas que hace Paraguay y también Uruguay con represas compartidas con Argentina, que tiene capacidad ociosa para seguir exportando energía; hay que ver cuáles serán las definiciones que tome Macri, si es comprar más energía a Paraguay, Uruguay o Brasil o dividir esa compra incorporando a Bolivia, como era el proyecto de Cristina", indicó.
Bolivia y Argentina acordaron en octubre trabajar en un contrato de exportación de energía eléctrica que empezaría en dos años con el envío de 440 megavatios al vecino país. Con ese objetivo se definió la construcción de la línea de interconexión Yaguacua-Tarija-Tartagal con un crédito del Banco Central de Bolivia (BCB). "Está dentro de la agenda 2016. Bolivia debe hacer las obras de interconexión entre Tarija - Tartagal donde está el nudo energético argentino para conectarse a través de la red argentina con Paraguay, Uruguay y Brasil, lo cual es un canal muy bueno para Bolivia, para vender a todos los países que están interconectados con la red energética", señaló.
Liberación de importaciones La liberación de importaciones, un supuesto plan de Macri, afectará a la industria nacional argentina, dijo Basteiro. "La estructura industrial argentina consume más del 60% de la energía, si la política de apertura a las importaciones se instrumentaliza, no sólo que perjudicará a la mediana y pequeña industria, que volverían a los escenarios de los 90, sino que va a caer el consumo de Argentina hacia Bolivia", subrayó.
El contrato de compraventa de gas natural entre YPFB y Energía Argentina S.A. (ENARSA) fue suscrito en enero de 2007 y tendrá vigencia hasta el año 2026 y establece el envío de un volumen inicial de 7,7 millones de metros cúbicos día durante los tres primeros años, con posibilidad de incrementarse en función de las ampliaciones de gasoductos en ambos países, hasta alcanzar un volumen de 27,7 millones.
Entre enero y junio de 2015, Bolivia exportó un promedio diario de 15,8 millones de metros cúbicos diarios a Argentina, frente a los 33 millones de metros cúbicos que fueron despachados a Brasil en ese período. Argentina paga más que Brasil por el gas boliviano.
Pero debido a la caída en el precio del petróleo el precio de venta a Argentina también disminuyó. Por ejemplo, entre enero y junio de 2014, Argentina pagó 10 dólares por cada millón de metros cúbicos diarios (BTU), pero ese precio bajó en junio pasado a 6,08 dólares. En esa fecha, Brasil pagó 5,74 dólares por cada millón de BTU.
Fuente: periódico "Página Siete"
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