Las inundaciones y las sequías causaron el 83 por ciento de las pérdidas de cultivos y ganado entre 2003 y 2013, lo que evidencia el impacto severo que tienen sobre el sector agrícola los desastres naturales asociados al clima, según un estudio difundido ayer por la FAO.
La Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), con sede en Roma, llegó a esa conclusión tras analizar 140 desastres registrados en 67 países en ese periodo, y que afectaron a al menos 250.000 personas.
Unos 80.000 millones de dólares anuales se perdieron en esos países como resultado de la reducción de la producción de cultivos y de ganado, siendo mayores los daños en aquellos lugares más dependientes de la agricultura, según el informe, publicado en las vísperas de la Cumbre del Clima de París.
El daño económico global -incluyendo otros sectores además de la agricultura y todo tipo de desastres naturales- se cuantificó en 1,5 billones de dólares, mientras que la media anual del número de desastres se duplicó desde 1980.
Por regiones, Asia concentró alrededor del 60 por ciento de las pérdidas totales estimadas en esa década en los países en desarrollo (unos 48.000 millones de dólares), sobre todo por el efecto de las inundaciones en países como la India, Filipinas o Pakistán.
En África, las pérdidas ascendieron a más de 14.000 millones de dólares (13.200 millones de euros), principalmente por el efecto de las sequías, amenazando la disponibilidad de alimentos y la marcha de las economías en general de los países subsaharianos.
América Latina y el Caribe perdieron unos 11.000 millones de dólares en términos de producción agrícola, en un 55 por ciento de los casos a raíz de inundaciones y en menor medida por sequías y tormentas.
Según el estudio, el país más afectado de la región fue Brasil, tras las inundaciones de 2009 en el noreste del país, aunque también sufrieron daños significativos Colombia, México y Paraguay debido a diferentes desastres naturales.
Sólo tres grandes desastres se produjeron en Oriente Próximo en ese periodo, aunque la zona fue la más afectada en términos relativos y tuvo unas pérdidas globales de 7.000 millones de dólares, concentradas en su mayoría tras la sequía de 2008 en Siria.
La FAO detalló que en términos de producción se perdieron en general 333 millones de toneladas de cereales, legumbres, carne, leche y otros productos básicos, de las cuales más de un tercio correspondieron a cereales.
La caída de la producción agrícola tras los desastres llevó a un aumento de las importaciones de alimentos por valor de 33.000 millones de dólares, según el informe.
Para hacer frente a esos fenómenos, la agencia de la ONU llamó a mejorar los sistemas de información sobre el impacto de los desastres en la agricultura y a aumentar la capacidad de adaptación y mitigación de los efectos con una mayor inversión en el sector.
Fuente: periódico "Los Tiempos"
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