Los operadores mineros pierden hasta el 77% del valor del mineral al pagar a las fundidoras que extraen el metal, de esa manera el país percibe apenas 230 dólares, cuando podría obtener 1.000 dólares si hubiese un proceso de industrialización, señala un análisis de la Fundación Jubileo.
"Convertir los minerales en metales, en territorio boliviano, generaría mayores fuentes de empleo, más ingresos fiscales, más beneficios para las comunidades aledañas y para el país en su conjunto. Para avanzar hacia la industrialización es necesario salir del eslabón básico de la obtención de minerales”, señala.
El Estado había asumido la responsabilidad de ser la instancia que sustituya a las empresas extranjeras e instaló varias fundiciones, contra intereses externos, para recuperar el valor de sus minerales; pero la política implementada desde el año 1985 frenó esas intenciones.
De fundir más de 80% de los minerales se volvió al tiempo en que no se fundía más de 20%.
El análisis sostiene que el Estado ha intentado procesar sus minerales en el país; pero ha enfrentado obstáculos, como en el caso del zinc.
Actualmente, las grandes empresas extranjeras que operan en el país sólo exportan concentrados y aprovechan estos recursos naturales para alimentar las fundiciones foráneas.
Jubileo indica que según información elaborada por CodelcoChile, se observa que es un mal negocio vender concentrado de mineral, porque al productor se le descuenta 400 dólares por tonelada fina del valor del metálico que contiene.
Mientras se avanza en la industrialización, se recupera el valor del metal y si se fabrica y vende alambrón se añade al valor 250 dólares por tonelada.
Simultáneamente, con este avance en la cadena de valor del metal también se avanza en la generación de empleo sostenible.
Jubileo añade que el cobre es uno de los metales en los cuales la Comibo ha puesto sus ojos de futuro por la riqueza de los yacimientos bolivianos y por lo relativamente fácil que es llegar al estado metálico.
La estatal tiene un proyecto para fabricar alambrón a partir del cobre de Corocoro.
Jubileo plantea que se debe planificar esta actividad y decidir qué minerales explotar, dónde hacerlo y en qué volumen.
"Los minerales que se extraigan de las reservas deberían ser aquellos que puedan ser exportados como metales, recuperando todos sus componentes valiosos y, de ser posible, aquellos que se puedan convertir en bienes de consumo”, precisa.
Pero también debe analizarse la calidad del yacimiento y descartar su explotación donde la operación sea muy cara o muy dañina para el medioambiente, o si se requieren importar muchos insumos para la actividad. A su vez, se debe tomar en cuenta los suministros de agua, gas y energía eléctrica, entre otros.
Fuente: periódico "Página Siete"
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