martes, 25 de agosto de 2015

Separadora de liquidos revitaliza la voluntad de invertir

Con todos los datos conocidos y todas las potencialidades ya anunciadas, lo que ayer se había preparado en las instalaciones de la Planta Separadora del Gran Chaco era una gran fiesta que a punto estuvo de convertirse en un mar de lágrimas.
La emoción desbordaba en el ambiente y las voces se iban quebrando a cada intervención en la plazoleta vestida para la ocasión, delante de los grandes tanques destinados a almacenar el Gas Licuado de Petróleo y en cuyo centro mismo se erguía el busto del ex presidente de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) Carlos Villegas, fallecido a finales de 2014 tras una larga batalla contra el cáncer sin apartarse de la presidencia de la estatal petrolera.
La que hasta hoy es la mayor inversión productiva de la historia de Bolivia, con 600 millones largos de dólares, ha sido también una de las que más rápido se ha construido, luego de descontar los contratiempos iniciales que sufrió al ser salpicada por el escándalo Catler de la planta de Río Grande y que el presidente Evo Morales recordó levemente en su alocución.
En octubre de 2010 se licitaba, en noviembre de 2011 se realizaba la primera inspección pública a la zona cuando todavía se abordaba el movimiento de tierra, en octubre de 2014 se entregaba con las prudencias electorales del caso y diez meses después se puede considerar que está a pleno rendimiento, aunque como indicó el ministro de Hidrocarburos Luis Alberto Sánchez, el objeto principal es separar los isopentanos, el propileno y el etileno que sirva de materia prima para la industria petroquímica y que de momento tendrá que esperar. La licitación de la primera planta a instalarse también en el Gran Chaco, según el ministro, se realizará antes de fin de año.
Si la Planta de Río Grande abrió una nueva senda, la planta del Gran Chaco, seis veces más grande y con capacidad de tratar 30 millones de metros cúbicos de gas al día, aproximadamente la mitad de lo que se produce en el país y la cantidad que demanda el polo industrial de Sao Paolo, marca un punto de inflexión sin retorno. “Ahora tenemos la capacidad de decidir” señaló el presidente Morales. Los asuntos de soberanía siguen siendo centrales.

Tarde de gestos
La testera abarrotaba pantalones. ¿Qué haríamos sin Gabriela Montaño? Mucha euforia contenida a punto de desbordar y también, muchas ganas de abrir espacios. En la tarde del lunes 24 de agosto, la política se quedó en la puerta. Presidentes, ministros, autoridades municipales y regionales, líderes de organizaciones sociales, ex candidatos e invitados de excepción conjurados en darle brillo al asunto no podía fallar. Incluso en la tribuna de prensa se “colaron” dos ilustres derrotados en la última elección, el ex alcalde de Yacuiba Carlos Brú y el ex ejecutivo de Villa Montes, Rubén Vaca, que se fundieron en un abrazo quizá todavía sin entender como a pesar de todo aquello no lograron revalidar sus feudos esta vez con las siglas del MAS. 
Claro que había ausentes, de los que también se la jugaron por la planta, como el ex  ministro de la nacionalización Andrés Soliz Rada y otros, pero entre los presentes había espacio para todos y no era pose, el primero en tomar el micrófono fue el gobernador de Tarija, Adrián Oliva, todavía opositor pero con una mentalidad muy pragmática. 
Oliva dio la bienvenida a los presentes, aplaudió los éxitos y se sumó sin resquicios de duda a la consigna de “Bolivia, corazón energético de Sudamérica”, eso sí, más nervioso de lo habitual, quizá contagiado por el ambiente. Después del acto, Oliva fue asediado por la prensa local y nacional y volvió a desgranar con ímpetu su interés en asociarse a las empresas estatales de la región, como la petroquímica y la termoeléctrica, aunque todavía no ha emitido pronunciamiento sobre la propuesta del vicepresidente de ceder el 5 por ciento del Impuesto Directo de los Hidrocarburos para el fondo de incentivos; la contrapropuesta, en forma de acciones, puede venir al pelo.
Tras Oliva, la voz de la Federación de Petroleros se oyó a través de su ejecutivo José Domingo Vásquez, en un discurso  dogmático y en el que se empezó a mencionar a Carlos Villegas. Evo Morales, para entonces, parecía más apagado de lo normal en la tribuna.
Con Guillermo Achá, el sucesor de Villegas, llegó uno de los momentos álgidos al pedir un minuto de silencio y saludar a los padres del fallecido. A Achá le falta mucho para ser Villegas, claro que todavía transita la treintena. Achá dio unas cifras de negocio sobre los 2.500 millones de dólares hasta 2025 en función a unos parámetros de explotación de GLP de 500 toneladas diarias, lo que cubre la demanda en Paraguay. 
Lo siguió el ministro Luis Alberto Sánchez, tanto o más emocionado que Achá recordó los tres años que hizo de mano derecha de Villegas como vicepresidente de YPFB en Villa Montes. Con la ventaja de jugar en casa, tiró de cifras millonarias y anunció la inminente licitación de la petroquímica de polipropileno también en el Chaco y que demandará más de 1.800 millones de dólares. 
Tras la intervención llegó la firma del acuerdo para la exportación de GLP a Paraguay con la intermediación de su ministro de Exteriores; los Kjarkas, para subir la temperatura, y los regalos de rigor a cargo del subgobernador de Yacuiba José Quecaña que vistió de chaqueño neto a los presidentes de Bolivia y Paraguay.
Este último fue quien entonces tomó el micrófono. Un Horacio Cartes tan distinto y a la vez tan lo mismo que su antecesor Federico Franco y que no dudó en deshacerse en halagos hacia el presidente Evo Morales y su forma de gobernar, pero ilustrándolo con asuntos concretos. Cartes recordó que después de décadas de discursos hablando de paz e integración, es la primera vez que se firma un acuerdo energético de esta magnitud o que se invita a un presidente a inaugurar una obra de tal calibre.
Y para cerrar, Evo. Un Evo más taciturno que en otras ocasiones, quizá permitiéndose unas horas de relajación tras el deber cumplido y que trajo a colación la camisa de dos bolivianos  que le compraron entre varios dirigentes para asistir a una de las cumbres en las que se gestó el proceso. En cualquier caso duró poco. Queriendo o sin querer, las inversiones empiezan a dar frutos justo en el momento en el que se advierte la primera depresión económica en su década de gestión. Y frente a la obligada receta de la austeridad que algunos deben aplicar, el presidente habla de diversificación y de nueva inversión, como multiplicar por cuatro la capacidad de la termoeléctrica del Sur, la propia planta del Chaco, el complejo de urea y amoniaco que se inaugurará en 2016 y el litio, que ha vuelto a primera plana con fuerza. Morales pidió paciencia hasta que se inicie la construcción de la petroquímica para recuperar el nivel de empleo pero dejó muy claro el mensaje: El Estado seguirá llevando la batuta.
Las autoridades políticas se comprometen a cooperar
Sintonía con Tarija
El presidente Evo Morales y el vicepresidente Álvaro García Linera mantuvieron fluida conversación con el gobernador de Tarija Adrián Oliva. Los niveles de gobierno, a través del ministerio de Hidrocarburos y Energía, se han comprometido en la cooperación para abordar varios proyectos
Acuerdo con Paraguay
La presencia del presidente paraguayo Horacio Cartes en la entrega de la obra permitió firmar el acuerdo y enviar la primera carga de GLP a Paraguay. Cartes también recordó su compromiso de mejorar la carretera hasta la frontera con Bolivia para facilitar el tránsito del combustible
Ritual
Las autoridades hicieron el habitual ritual a la madre tierra para desear los mejores augurios al nuevo emprendimiento. Durante las alocuciones se apeló a la paz social para llevar adelante los proyectos de país y se criticó al sector indígena que bloquea emprendimientos.
Fuente: periódico "EL País-Tarija"

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