Bolivia es uno de los países que mantiene la mayor tasa anual de deforestación mas de 300.000 hectáreas de bosques desaparecen cada año, para mostrar una cifra de 320 m2/persona/año, una tasa de deforestación absolutamente elevada a la media mundial que es de mas o menos 16m2/persona/año. Bolivia es un país altamente deforestador, con una tasa 20 veces mayor a todos los del mundo. Es obvio que estas acciones y prácticas anuales no tienen justificativo porque el atentado a la naturaleza es altamente inconsciente y no condice con la propaganda.
Gran parte del cambio climático tiene que ver con la deforestación y sus efectos tienen que ver con cada ecoregión, ya que estos no son los mismos para todo el territorio. Cada ecoregión mantiene un distinto grado y nivel de vulnerabilidad; lamentablemente, el altiplano del país es una ecoregión que sufre los efectos de estos cambios, lo que implica que este sistema requiere de mayor atención en inversiones, principalmente de infraestructura productiva; siendo evidente la necesidad de implementar programas de forestación en el propio altiplano, programa que ayudaría en gran manera a paliar efectos severos y mas acelerados.
Aunque la emisión de gases de efecto invernadero en el país es muy baja, precisamente la deforestación hace que estas emisiones persona/año suban considerablemente hasta mas o menos 11 t/persona año; esta cifra muestra que el total de emisiones percápita año en Bolivia se acercan a las de los países más emisores de gases de efecto invernadero del planeta.
Al constituirse la deforestación en una causa importante para el aumento de la emisión de gases de efecto invernadero y que a su vez ésta se constituya en la causante principal de la degradación de los ecosistemas, es que también requiere la toma de acciones reales.
La conservación de los bosques en cualquier ecosistema existente en el país es una tarea de alta importancia, que lamentablemente no se practica en el país, solamente con discursos y pura palabrería y demagogia porque en lugar de recuperar extensiones de tierras y explotarlas sosteniblemente, anualmente se expande la frontera agrícola, a costa de un atentado contra la naturaleza, como es la deforestación y el ataque inmune a los bosques que en mas de 300.000 hectáreas cambian de uso, en un alto porcentaje insostenible, por la aplicación de prácticas de cultivo con criterios más comerciales que de sostenibilidad.
Pretender paliar estas acciones atentatorias contra la supervivencia y el futuro del país con programas pequeños de plantaciones de árboles no es precisamente la medida más acertada. Si bien plantar árboles es la tarea fundamental de los habitantes, cuidar los bosques y evitar su deforestación anual es un acto de reivindicación con el futuro del territorio.
Los ecosistemas más afectados, conformados por las laderas y los bosques húmedos en los valles, se verán en dificultades por el aumento de la inestabilidad en las precipitaciones con la natural recarga a veces incalculable de los acuíferos, con sus consiguientes consecuencias. Es necesario ver el futuro con prácticas reales y no con puro discurso.
Fuente: periódico "El Potosí"
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