Los récords de exportación de gas como materia prima en los últimos años han sido posibles gracias al vaciamiento de las reservas tarijeñas. Tomando en cuenta el nivel de reservas gasíferas del departamento y el ritmo al que se consumen, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) prevé que durarán unos diez años si éstas no se reponen. ¿De qué vivirá Tarija cuando su gas deje de ser la “billetera” de Bolivia?
En meses pasados, el Programa de Articulación de Redes Territoriales (ART) de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Red de Apoyo al Sector Productivo (RASP), mostraron que la dependencia del gas se ha incrementado sostenidamente en Tarija. “O cambiamos o nos morimos; somos rentistas, si no construimos nada cuando se acaben las rentas nos quedaremos sin nada”, había advertido el coordinador de la RASP, Víctor Durán.
Según el diagnóstico del documento Estrategia de Desarrollo Productivo y Generación de Empleo en Tarija-2025, elaborado por la Alianza Público-Privada (APP) y PNUD-ART, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de Tarija está determinado fundamentalmente por los hidrocarburos, pero la creciente producción y exportación de gas “no ha sido acompañada por la agregación de valor a este producto, ni por una diversificación de la base productiva (…) Las exportaciones departamentales se encuentran explicadas en más del 96% por las exportaciones de gas natural”.
Asimismo, el PIB tarijeño se halla dominado en aproximadamente 40 por ciento por el gas (casi el doble de su importancia el año 2001), mientras que la importancia de los sectores industrial, manufacturero y agropecuario ha caído casi a la mitad, de acuerdo con datos del PNUD-ART.
Por estas razones, el diagnóstico citado considera que el tipo de crecimiento económico que se da en Tarija tiene “efectos reducidos y superficiales en el mercado de trabajo porque sólo se aumentan los empleos precarios, mal remunerados, sin perspectivas de desarrollo profesional, sin seguro social, y sin efecto extendido en el empleo tan profundo y estable como se puede lograr en los sectores agrícolas e industriales”.
Esta característica produce, a su vez, que la distribución de la renta se dé más por el crecimiento de las administraciones públicas, los bonos, la construcción, y los servicios, que crean empleos precarios, menos estables y más informales.
Pero el PNUD-ART advierte que incluso la construcción, el comercio, el transporte (otros sectores que han crecido en los últimos años además del gas), “están estrechamente relacionados con la oferta de servicios para la actividad gasífera”, lo que en los hechos está generando “un crecimiento económico que se da al margen del capital humano, del capital social y que no depende de factores productivos”.
Comienza cuenta regresiva
Actualmente, Tarija concentra el 90 por ciento de las reservas probadas de gas de Bolivia y sus principales mega-campos en producción (Margarita, San Alberto, Sábalo) aportan entre el 70 y 80 por ciento de la producción total del país.
Según el presidente Evo Morales, basándose en la reciente certificación de reservas realizada por la empresa canadiense GLJ, las reservas gasíferas del país alcanzan a 10,45 trillones de pies cúbicos (TCF).
Sin embargo, según anuncios de YPFB, los mega-campos están en un acelerado proceso de vaciamiento debido al incremento en la producción de excedentes para la exportación, por lo que las reservas actuales durarían unos 10 años (justamente las que concentra Tarija).
Tal como indica la Fundación Jubileo, en base a boletines estadísticos de YPFB, “los campos Sábalo y Margarita son los que han incrementado el nivel de producción en los últimos años. Si bien el 2013 el promedio anual de producción fue de 56,5 millones de metros cúbicos por día (MMmc/d), existieron algunos periodos de dicha gestión en los que la producción superó los 60 MMmc/d”.
Se espera que esta tendencia continúe en los próximos años porque se prevé seguir exportando aceleradamente. Este año se pretende alcanzar los 19 MMmc/d a Argentina (el 2013 los envíos de gas boliviano a ese país promediaron los 16,58 MMmc/d), mientras a Brasil se le envía más de 32 MMmc/d.
Si bien YPFB tiene contratos para seguir explorando en Tarija (caso de Sanandita con Easter Petroleum), en el caso de Bolivia, se estima que las actividades exploratorias en zonas tradicionales pueden durar entre tres y siete años, mientras que en zonas no tradicionales ésta puede extenderse incluso hasta una década. “Si se desea mantener un nivel de producción estable –o incluso creciente- la actividad exploratoria debe ser permanente”, advierte la Fundación Jubileo.
Habrá que ver hasta qué punto se pueden reponer las reservas tarijeñas dentro de este mediano plazo, recordando además que en Bolivia la probabilidad de éxito exploratorio “tiene una razón de 1:5 (uno a cinco), es decir, que se necesita perforar cinco pozos exploratorios para obtener un descubrimiento de yacimiento productor”, según un documento del ex gerente de YPFB y ex presidente de la petrolera Chaco, Ricardo Michel Pacheco.
¿Y la estrategia de la Alianza Público-Privada?
Tarija ha dejado pasar, durante años, la posibilidad de asociarse a YPFB para la planta separadora de líquidos, y habrá que ver si se logra concretar algo en las siguientes etapas de industrialización de los hidrocarburos en el departamento.
Mientras tanto, desde mayo pasado se ha oficializado la entrega de una propuesta de Estrategia de Desarrollo Productivo y Generación de Empleo para Tarija, por parte de una Alianza Público-Privada. El documento enfatiza que la elaboración de esta propuesta fue liderada por la Gobernación del departamento, encaminada por esta alianza, y apoyada técnica y financieramente por el PNUD-ART.
En la propuesta se han definido trece actividades como de alta prioridad: nueve de ellas están relacionadas con el campo alimenticio, tres con el turismo y una con la industria. Se ha priorizado estas actividades porque “presentan un equilibrio entre las cadenas que más contribuyen a la transformación productiva como por ejemplo, uvas, vinos y singanis, y las cadenas que más contribuyen al empleo y al valor bruto de la producción, como el maíz y la papa”, detalla el documento.
Al ser actividades que generan alta cantidad de empleo en cada zona, y debido a que han alcanzado cierto grado de desarrollo en sus respectivas zonas de influencia, la propuesta considera que se logrará un fuerte impacto con las acciones e inversiones futuras.
Asimismo, el documento detalla que otros sectores como la lechería, apicultura, madera y otras industrias, complejos y cadenas “son claves para el empleo, la diversificación productiva, seguridad alimentaria y el futuro desarrollo de la industria agroalimentaria tarijeña, entre otros. En este sentido, estos sectores seguirán recibiendo un importante apoyo tanto público como privado”.
El coordinador de la RASP, Víctor Durán, indicó que un paso decisivo es la socialización de la estrategia, incluso dentro de la misma Gobernación, instancia que según su opinión “no parece muy convencida de ejecutarla”.
Ya pasaron seis meses desde la presentación de esta propuesta de estrategia. Habrá que ver si la Gobernación ha continuado coordinando fluidamente con los sectores privados del departamento, y si la visión productiva consensuada en el documento está comenzando a ser traducida en planes, programas y proyectos concretos, que se incluyan en el Programa Operativo Anual del siguiente año para garantizar el financiamiento que permita hacer realidad estas ideas.
Antecedentes
Según la revista Tarija 200, que en mayo publicó un resumen de la estrategia, esta propuesta nació en 2011 a iniciativa del Programa de Articulación de Redes Territoriales de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD-ART), que el 19 de marzo de 2012 firmó un convenio de cooperación con la Gobernación y otro con la Fundación “Red de Apoyo al Sector Productivo” (RASP).
Ante la falta de un Plan Departamental de Desarrollo Económico y Social (PDDES) y la urgencia del sector productivo para diversificar la economía. El objetivo es sacar a Tarija de la riesgosa dependencia del gas mediante una estrategia pública-privada, que facilite la generación de acuerdos y prioridades para el desarrollo productivo-departamental con proyecciones hasta el 2025.
Para ello se realizaron así varios talleres y grupos focales en los que participaron representantes de asociaciones, instituciones, empresas privadas y organizaciones de productores y por supuesto la Gobernación de Tarija, además de representantes de PNUD-ART y la RASP.
Según el diagnóstico del documento Estrategia de Desarrollo Productivo y Generación de Empleo en Tarija-2025, elaborado por la Alianza Público-Privada (APP) y PNUD-ART, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de Tarija está determinado fundamentalmente por los hidrocarburos, pero la creciente producción y exportación de gas “no ha sido acompañada por la agregación de valor a este producto, ni por una diversificación de la base productiva (…) Las exportaciones departamentales se encuentran explicadas en más del 96% por las exportaciones de gas natural”.
Asimismo, el PIB tarijeño se halla dominado en aproximadamente 40 por ciento por el gas (casi el doble de su importancia el año 2001), mientras que la importancia de los sectores industrial, manufacturero y agropecuario ha caído casi a la mitad, de acuerdo con datos del PNUD-ART.
Por estas razones, el diagnóstico citado considera que el tipo de crecimiento económico que se da en Tarija tiene “efectos reducidos y superficiales en el mercado de trabajo porque sólo se aumentan los empleos precarios, mal remunerados, sin perspectivas de desarrollo profesional, sin seguro social, y sin efecto extendido en el empleo tan profundo y estable como se puede lograr en los sectores agrícolas e industriales”.
Esta característica produce, a su vez, que la distribución de la renta se dé más por el crecimiento de las administraciones públicas, los bonos, la construcción, y los servicios, que crean empleos precarios, menos estables y más informales.
Pero el PNUD-ART advierte que incluso la construcción, el comercio, el transporte (otros sectores que han crecido en los últimos años además del gas), “están estrechamente relacionados con la oferta de servicios para la actividad gasífera”, lo que en los hechos está generando “un crecimiento económico que se da al margen del capital humano, del capital social y que no depende de factores productivos”.
Comienza cuenta regresiva
Actualmente, Tarija concentra el 90 por ciento de las reservas probadas de gas de Bolivia y sus principales mega-campos en producción (Margarita, San Alberto, Sábalo) aportan entre el 70 y 80 por ciento de la producción total del país.
Según el presidente Evo Morales, basándose en la reciente certificación de reservas realizada por la empresa canadiense GLJ, las reservas gasíferas del país alcanzan a 10,45 trillones de pies cúbicos (TCF).
Sin embargo, según anuncios de YPFB, los mega-campos están en un acelerado proceso de vaciamiento debido al incremento en la producción de excedentes para la exportación, por lo que las reservas actuales durarían unos 10 años (justamente las que concentra Tarija).
Tal como indica la Fundación Jubileo, en base a boletines estadísticos de YPFB, “los campos Sábalo y Margarita son los que han incrementado el nivel de producción en los últimos años. Si bien el 2013 el promedio anual de producción fue de 56,5 millones de metros cúbicos por día (MMmc/d), existieron algunos periodos de dicha gestión en los que la producción superó los 60 MMmc/d”.
Se espera que esta tendencia continúe en los próximos años porque se prevé seguir exportando aceleradamente. Este año se pretende alcanzar los 19 MMmc/d a Argentina (el 2013 los envíos de gas boliviano a ese país promediaron los 16,58 MMmc/d), mientras a Brasil se le envía más de 32 MMmc/d.
Si bien YPFB tiene contratos para seguir explorando en Tarija (caso de Sanandita con Easter Petroleum), en el caso de Bolivia, se estima que las actividades exploratorias en zonas tradicionales pueden durar entre tres y siete años, mientras que en zonas no tradicionales ésta puede extenderse incluso hasta una década. “Si se desea mantener un nivel de producción estable –o incluso creciente- la actividad exploratoria debe ser permanente”, advierte la Fundación Jubileo.
Habrá que ver hasta qué punto se pueden reponer las reservas tarijeñas dentro de este mediano plazo, recordando además que en Bolivia la probabilidad de éxito exploratorio “tiene una razón de 1:5 (uno a cinco), es decir, que se necesita perforar cinco pozos exploratorios para obtener un descubrimiento de yacimiento productor”, según un documento del ex gerente de YPFB y ex presidente de la petrolera Chaco, Ricardo Michel Pacheco.
¿Y la estrategia de la Alianza Público-Privada?
Tarija ha dejado pasar, durante años, la posibilidad de asociarse a YPFB para la planta separadora de líquidos, y habrá que ver si se logra concretar algo en las siguientes etapas de industrialización de los hidrocarburos en el departamento.
Mientras tanto, desde mayo pasado se ha oficializado la entrega de una propuesta de Estrategia de Desarrollo Productivo y Generación de Empleo para Tarija, por parte de una Alianza Público-Privada. El documento enfatiza que la elaboración de esta propuesta fue liderada por la Gobernación del departamento, encaminada por esta alianza, y apoyada técnica y financieramente por el PNUD-ART.
En la propuesta se han definido trece actividades como de alta prioridad: nueve de ellas están relacionadas con el campo alimenticio, tres con el turismo y una con la industria. Se ha priorizado estas actividades porque “presentan un equilibrio entre las cadenas que más contribuyen a la transformación productiva como por ejemplo, uvas, vinos y singanis, y las cadenas que más contribuyen al empleo y al valor bruto de la producción, como el maíz y la papa”, detalla el documento.
Al ser actividades que generan alta cantidad de empleo en cada zona, y debido a que han alcanzado cierto grado de desarrollo en sus respectivas zonas de influencia, la propuesta considera que se logrará un fuerte impacto con las acciones e inversiones futuras.
Asimismo, el documento detalla que otros sectores como la lechería, apicultura, madera y otras industrias, complejos y cadenas “son claves para el empleo, la diversificación productiva, seguridad alimentaria y el futuro desarrollo de la industria agroalimentaria tarijeña, entre otros. En este sentido, estos sectores seguirán recibiendo un importante apoyo tanto público como privado”.
El coordinador de la RASP, Víctor Durán, indicó que un paso decisivo es la socialización de la estrategia, incluso dentro de la misma Gobernación, instancia que según su opinión “no parece muy convencida de ejecutarla”.
Ya pasaron seis meses desde la presentación de esta propuesta de estrategia. Habrá que ver si la Gobernación ha continuado coordinando fluidamente con los sectores privados del departamento, y si la visión productiva consensuada en el documento está comenzando a ser traducida en planes, programas y proyectos concretos, que se incluyan en el Programa Operativo Anual del siguiente año para garantizar el financiamiento que permita hacer realidad estas ideas.
Antecedentes
Según la revista Tarija 200, que en mayo publicó un resumen de la estrategia, esta propuesta nació en 2011 a iniciativa del Programa de Articulación de Redes Territoriales de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD-ART), que el 19 de marzo de 2012 firmó un convenio de cooperación con la Gobernación y otro con la Fundación “Red de Apoyo al Sector Productivo” (RASP).
Ante la falta de un Plan Departamental de Desarrollo Económico y Social (PDDES) y la urgencia del sector productivo para diversificar la economía. El objetivo es sacar a Tarija de la riesgosa dependencia del gas mediante una estrategia pública-privada, que facilite la generación de acuerdos y prioridades para el desarrollo productivo-departamental con proyecciones hasta el 2025.
Para ello se realizaron así varios talleres y grupos focales en los que participaron representantes de asociaciones, instituciones, empresas privadas y organizaciones de productores y por supuesto la Gobernación de Tarija, además de representantes de PNUD-ART y la RASP.
La dependencia de factores externos
La caída del precio del petróleo a nivel internacional sigue preocupando a analistas y a la población. Algunos han indicado que los efectos de esta caída en la economía del país se verán recién terminando el primer trimestre de 2015.
Esto porque, según explicaron reiteradamente representantes de YPFB, los precios de exportación a Brasil y Argentina se calculan trimestralmente, aplicando fórmulas acordadas en los contratos, y están en función de los precios de diferentes tipos Fuel Oil y Diesel Oil, que a su vez dependen del precio internacional del petróleo.
He ahí la dependencia de Bolivia con respecto a los volátiles precios internacionales de las materias primas que continúa exportando.
Ahora que el precio del barril de petróleo está por debajo de los 80 dólares, el Gobierno ha llamado a la calma. El ministro de Economía y Finanzas Luis Arce Catacora ha explicado que el presupuesto del Estado boliviano está elaborado en base a un precio de 74,6 dólares el barril y todavía nos quedan unos cinco de margen, pero se prevé que llegue a esas cifras.
Aunque ni el presupuesto ni los gastos comprometidos corren riesgo de momento, sí se anuncia el fin de los saldos adicionales: los fondos imprevistos que han servido para respaldar proyectos o improvisar a la grande y seguir generando fuentes de trabajo.
Este es otro factor que se deberá considerar para priorizar y acelerar la diversificación de la economía tarijeña, pero también nacional.
Esto porque, según explicaron reiteradamente representantes de YPFB, los precios de exportación a Brasil y Argentina se calculan trimestralmente, aplicando fórmulas acordadas en los contratos, y están en función de los precios de diferentes tipos Fuel Oil y Diesel Oil, que a su vez dependen del precio internacional del petróleo.
He ahí la dependencia de Bolivia con respecto a los volátiles precios internacionales de las materias primas que continúa exportando.
Ahora que el precio del barril de petróleo está por debajo de los 80 dólares, el Gobierno ha llamado a la calma. El ministro de Economía y Finanzas Luis Arce Catacora ha explicado que el presupuesto del Estado boliviano está elaborado en base a un precio de 74,6 dólares el barril y todavía nos quedan unos cinco de margen, pero se prevé que llegue a esas cifras.
Aunque ni el presupuesto ni los gastos comprometidos corren riesgo de momento, sí se anuncia el fin de los saldos adicionales: los fondos imprevistos que han servido para respaldar proyectos o improvisar a la grande y seguir generando fuentes de trabajo.
Este es otro factor que se deberá considerar para priorizar y acelerar la diversificación de la economía tarijeña, pero también nacional.
Chuquisaca podría desplazar a Tarija
Según el Vicepresidente Nacional de Operaciones de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Jorge Márquez, en declaraciones realizadas en Chuquisaca cuando presentaba ahí el plan de inversiones de YPFB, será ése departamento el que en unos 7 años se convierta en el principal productor de gas del país.
Precisamente son los nuevos contratos de servicio para exploración y explotación para las áreas Azero (con las empresas Gazprom y Total) y Hucareta (con la empresa BG Bolivia) los que más destacan entre los aprobados el año 2012 por la por la Asamblea Legislativa Plurinacional y que cuentan con ley específica.
Según Márquez, Huacareta (Chuquisaca) es la esperanza más grande en cuanto a nuevas reservas en el país, con lo que se estima llegar a los 13 o 14 trillones de pies cúbicos (TCF), mientras que Azero (entre Chuquisaca y Santa Cruz), también en etapa de exploración contaría con 6 TCF adicionales.
En otras palabras en diez años el gas tarijeño podría ser no sólo minoritario comparado con el aporte de Chuquisaca.
Precisamente son los nuevos contratos de servicio para exploración y explotación para las áreas Azero (con las empresas Gazprom y Total) y Hucareta (con la empresa BG Bolivia) los que más destacan entre los aprobados el año 2012 por la por la Asamblea Legislativa Plurinacional y que cuentan con ley específica.
Según Márquez, Huacareta (Chuquisaca) es la esperanza más grande en cuanto a nuevas reservas en el país, con lo que se estima llegar a los 13 o 14 trillones de pies cúbicos (TCF), mientras que Azero (entre Chuquisaca y Santa Cruz), también en etapa de exploración contaría con 6 TCF adicionales.
En otras palabras en diez años el gas tarijeño podría ser no sólo minoritario comparado con el aporte de Chuquisaca.
Fuente: periódico "El Nacional"
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