lunes, 21 de diciembre de 2015

Desigualdad y justicia climática, grandes ausentes en la COP21

“La mitad más pobre de la población mundial (cerca de 3.500 millones de personas) genera solo alrededor del 10% de las emisiones a nivel mundial y, sin embargo, vive mayoritariamente en los países más vulnerables ante el cambio climático, mientras que el 10% más rico de la población es responsable de alrededor del 50% de las emisiones mundiales”.

La afirmación corresponde a una reciente publicación de Oxfam (una confederación internacional de 17 organizaciones que trabajan en más de 90 países), que también informa que la huella de carbono media del 10% más rico de la población “es hasta once veces superior a la de la mitad más pobre de la población, y 60 veces superior a la del 10% más pobre”. 
“La huella de carbono media del 1% más rico de la población mundial podría multiplicar por 175 a la del 10% más pobre”, agrega la organización.
Este nuevo análisis de datos de Oxfam pone de manifiesto la extrema desigualdad existente en cuanto al nivel de emisiones de gas carbono a nivel mundial. 
Asimismo, compara entre los promedios de las huellas de carbono generadas por los hábitos de consumo del sector más rico de la ciudadanía y las del sector más pobre en distintos países.
Esta comparación muestra que, si bien el nivel de emisiones de algunas economías emergentes como China, India, Brasil y Sudáfrica es elevado y aumenta rápidamente, las emisiones derivadas de los hábitos de consumo incluso de su población más rica “siguen siendo inferiores a las de sus homólogos en los países ricos”.
Así, “las emisiones generadas por el estilo de vida de los cientos de millones de personas más pobres de estos países siguen siendo considerablemente inferiores incluso a las de las personas más pobres de los países ricos”, destaca Oxfam en su reciente informe.

Limitaciones del Acuerdo COP21
El coordinador del programa de energía del Centro Uruguayo de Tecnologías Apropiadas (CEUTA), Gerardo Honty, ha cuestionado que “distintos actores, desde los grandes exportadores de petróleo a las corporaciones globales, todos ellos, terminaron aplaudiendo el acuerdo parisino. Si esos actores celebran el convenio, es que sin duda no se están poniendo límites a la civilización petrolera”.
Desde el inicio de la COP21 había susceptibilidad por  la presencia de los principales causantes del cambio climático –empresas petroleras, agronegocios y otras–entre las delegaciones oficiales del evento, y porque un importante porcentaje del presupuesto de la cumbre haya sido financiado por empresas privadas del sector eléctrico, aerolíneas, compañías automovilísticas, bancos y aseguradoras. 
Adicionalmente, se conoció que entre las cumbres sobre el clima de Copenhague (2010) y París (2015), el número de milmillonarios de la lista Forbes con intereses en el sector de los combustibles fósiles ha crecido, de 54 a 88, mientras que el conjunto de sus fortunas personales se ha incrementado en un 50%, pasando de más de 200.000 millones de dólares a más de 300.000 millones en los últimos 5 años.
Oxfam alertó a inicios de diciembre que para que el acuerdo de París sea beneficioso para quienes más lo necesitan, “los Gobiernos deben hacer frente a la influencia de estas élites y dar la cara por sus ciudadanos y ciudadanas, sobre todo por los más pobres y vulnerables, que son además quienes generan un menor volumen de emisiones”.
Sin embargo, más allá de la celebración por los acuerdos alcanzados, las denuncias de Honty y otros expertos parecen indicar que no se ha hecho suficiente para contrarrestar las influencias de estas élites.
La mundialmente renombrada periodista e investigadora Naomi Klein detectó que en el Acuerdo COP21 no aparecen siquiera nombrados conceptos clave como “combustibles fósiles”, “petróleo” y “carbón” y que la fenomenal deuda climática del norte hacia el sur brilla por su ausencia.

No hay forma de hacer asegurar cumplimiento
El conocido economista ecuatoriano Alberto Acosta y el abogado ambientalista argentino Enrique Viale, coincidieron en señalar que no se lograron “compromisos vinculantes de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero; entonces estas emisiones continuarán aumentando”, pese a la retórica del Acuerdo.
Al igual que Klein, denunciaron que tampoco se ha reconocido la deuda climática y ecológica que tienen históricamente los países industrializados con el mundo subdesarrollado.
“Más aún, las grandes potencias, Estados Unidos y la Unión Europea, no solo desconocen esa deuda, sino que hacen todo lo posible para no aceptar sus responsabilidades pasadas y actuales en la desaparición de glaciares, la subida del nivel marino y los eventos climáticos extremos”, advirtieron. 
Si bien el Acuerdo COP21 tiene el objetivo a largo plazo de que la temperatura del planeta no sobrepase los 2 grados de aumento a final de siglo (incluso se aspira a un objetivo más ambicioso de 1,5 grados), los compromisos de reducción de emisiones son voluntarios, no vinculantes.
Además, al no haberse adoptado medidas drásticas que limiten y reduzcan la oferta de combustibles fósiles, así como medidas que paren la deforestación, Costas y Viale afirman que la temperatura planetaria “continuará subiendo, contrariamente a lo proclamado en París”, llegando a “sobrepasar los 3 grados”. 
“Si los países no están obligados a cumplir los compromisos de reducción de emisiones que han presentado, no habrá sanciones si no cumplen, y quedarán en eso, en simples ofrecimientos”, indican los expertos. Los resultados se verán, o se sufrirán, en unos años.

Fuente: periódico "El País-Tarija"

No hay comentarios: