En un giro político que deja atrás las posiciones adversas a la inversión extranjera, el presidente Evo Morales ratificó su rechazo a la subvención a los carburantes y defendió la oportunidad de las petroleras para obtener ganancias por la producción de hidrocarburos. “Si no acabamos con la subvención, no se garantiza la inversión”, afirmó el Jefe de Estado en una conferencia de prensa ofrecida ayer en el Palacio de Gobierno.
Morales considera inviable que una empresa como la estatal YPFB trabaje a pérdida “cuando combustibles como el gas nos da plata”.
“La gasolina y el diésel podría (también) dar plata al Estado para seguir mejorando la economía”, expresó.
Explicó que los planes de exploración y explotación de hidrocarburos quedan postergados por la falta de condiciones para el negocio petrolero, e insistió en que ninguna empresa, “peor los socios” de YPFB, puede trabajar generando pérdidas.
Con ese argumento, el Primer Mandatario justificó la eliminación de la subvención a los carburantes, pero de la misma manera descartó una próxima elevación de precios de los derivados del petróleo.
Según los cálculos del Gobierno, en 2010 la subvención a los carburantes representó una carga de 380 millones de dólares y se prevé que por el incremento en el consumo de gasolina, diésel y gas licuado de petróleo, en 2011 la cifra subirá hasta 500 millones de dólares.
En diciembre pasado, el Gobierno aplicó un gasolinazo con alzas hasta de 82 por ciento para el diésel, pero la presión popular obligó a su abrogación.
Frente al rechazo al gasolinazo, la estrategia oficial se encamina a lograr el respaldo de organizaciones sociales afines para aplicar un incremento gradual.
Una congresista del partido oficialista propuso un incremento del 10 por ciento en los precios de los carburantes, pero en el Órgano Ejecutivo se expresó desacuerdo.
Almaraz cuestiona a Evo
El ex viceministro de Tierras del Gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) Alejandro Almaraz denuncia que YPFB proyecta pagar 1.500 millones de dólares a las empresas petroleras extranjeras por concepto de la devolución de inversiones.
En un análisis difundido por la Plataforma Energética, el ex colaborador de Morales afirma que el cambio de contratos (migración) ejecutado en octubre de 2006 no ha privado a las petroleras de disfrutar de sus inversiones, porque “continúan siendo los socios operadores de la explotación en sus respectivas áreas”.
Expresa que anualmente Bolivia regala 700 millones de dólares a Brasil en líquidos asociados al gas que se exporta a esa nación, como consecuencia de la falta de una planta separadora que sólo demandaría una inversión de 150 millones de dólares.
Señala que entre las ventajas a las empresas transnacionales contratistas, se realiza la devolución del Impuesto al Valor Agregado (IVA) y el Impuesto a las Transacciones, aunque estas obligaciones recaen en los consumidores.
Almaraz afirma que el Gobierno pretende acudir a las transnacionales como medio para aumentar la producción de petróleo entregándoles la mayor parte de las reservas.
Superávit en tiempo difícil
Por quinto año, el Gobierno anunció un superávit de 2 por ciento, una cifra que contrasta con las inquietudes del Gobierno por el crecimiento de la subvención y el contrabando de los carburantes que deriva en una pérdida directa en las finanzas públicas.
El superávit fiscal se presenta por quinto año consecutivo a partir del año 2006, y luego de 66 años de permanente déficit fiscal, informó el Ministerio de Economía.
El año 2006 cerró con un superávit del 4,5 por ciento; el 2007 llegó a 1,7 por ciento; el 2008 el superávit fue de 3,2 por ciento; el 2009 se registró 0,1 por ciento y en 2010 es del 2 por ciento.
El presidente Evo Morales informó que el pasado martes evaluó los indicadores económicos para elaborar su informe de gestión, que será presentado el 22 de enero, y quedó “muy contento y muy alentado”.
“Informaremos a la Asamblea Legislativa Plurinacional y al pueblo boliviano, aunque no siempre se puede erradicar la extrema pobreza con facilidad”, afirmó.
Morales destacó que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de la gestión 2010 será mayor al 4 por ciento a pesar de los fenómenos climatológicos.
El discurso de la nacionalización
“Le hemos dado la vuelta a la tortilla. Si antes las petroleras se llevaban un 82 por ciento de los beneficios de nuestros recursos naturales, ahora sólo se llevarán un 18 por ciento y el 82 por ciento será para el Estado”, expresó el vicepresidente Álvaro García, el 1 de mayo de 2006, en los balcones del Palacio de Gobierno.
El discurso triunfal sucedió a la toma militar que acababa de realizar el presidente Evo Morales de una planta petrolera localizada en el Campo San Alberto, y entonces administrada por la brasileña Petrobras.
“Si las empresas no respetan nuestras medidas, nos haremos respetar a la fuerza”, advirtió Morales en esa jornada que coincidió con el Día del Trabajo y en la cual se anunció la nacionalización de los hidrocarburos.
“Se acabó el saqueo de los recursos naturales de Bolivia”, afirmó Morales, y anunció la refundación de YPFB para que asuma el control del almacenamiento, distribución e industrialización de los hidrocarburos.
“La nacionalización nos permitió recuperar la propiedad, la posesión y control total y absoluto de nuestro gas y de nuestro petróleo”, dijo el entonces ministro de Energía e Hidrocaburos Andrés Soliz Rada.
El artículo 3 del decreto de nacionalización señala que sólo podrán seguir operando en el país las compañías que acaten inmediatamente las disposiciones del presente decreto supremo, hasta que se regularice su actividad mediante nuevos contratos.
Para destacar
Giro de discurso. En mayo de 2006, las petroleras extranjeras fueron blanco de las críticas del Gobierno.
Utilidades. El cobro de altas tasas impositivas fue la fórmula para obtener mayores ingresos para financiar bonos sociales.
Bajas inversiones. El decreto de nacionalización no estimuló las nuevas inversiones en el sector petrolero.
Gasolinazo. El ajuste también proyectaba un aumento en la retribución a las petroleras de 27 a 59 dólares por barril.
Fuente: periódico "La Prensa" La Paz-Bolivia - 13/01/2011
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