La Iniciativa para la Integración de la Infraestructura Regional Suramericana (IIRSA) ha cumplido recientemente 15 años de existencia. El académico brasileño Fabio Barbosa dos Santos, destacó que según los números sobre las obras concluidas, en ejecución y proyectadas, la IIRSA va muy bien, pero que en contraste, la integración no avanza.
Estas observaciones son parte del análisis de numerosas organizaciones, académicos y activistas que participaron del Seminario Internacional 15 Años de IIRSA, “Miradas críticas sobre la integración sudamericana”, llevado a cabo recientemente en Quito, Ecuador.
El conocido analista internacional e investigador, Raúl Zibechi, estuvo presente, y realizó una completa síntesis de las principales revelaciones y puntos de debate.
Fue reveladora, por ejemplo, la intervención del coordinador de la UNASUR en el Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana de Ecuador, Jorge Acosta, quien tuvo que admitir que “no existe una estrategia para la integración en la región sudamericana”, y que “la estrategia IIRSA aún no ha fracasado pero va mal, con muy bajos impactos y efectividad”.
Barbosa dos Santos agrega, por su parte, que la construcción de infraestructura regional de IIRSA forma parte del “proceso de internacionalización de las multinacionales brasileñas, básicamente las grandes constructoras, apoyadas en los préstamos del BNDES que crecieron un 3.000%”.
También critica al gobierno de Brasil, pues afirma que “neutralizó al ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), reproduce el patrón hegemónico en el mundo, no contradice a los Estados Unidos y promueve un desarrollo regional basado en sus empresas”.
Además, agrega Barbosa dos Santos, la IIRSA no promueve la integración regional porque la exportación de commodities nunca puede ser la base de la integración sino la complementariedad productiva.
“No debemos confundir interconexión con integración”, destaca el académico, y advierte que los 15 años de IIRSA “corresponden al período en que el Buen Vivir despunta como horizonte civilizatorio alternativo, pero ambos son irreconciliables porque la IIRSA tiene un carácter antipopular que es necesario denunciar y enfrentar”.
Los orígenes de IIRSA
“Desde un comienzo la IIRSA se planteaba como un vasto proyecto asociado al ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), pero con un perfil regionalista”, afirma Zibechi.
Las bases operativas del proyecto IIRSA se originaron en agosto del año 2000, cuando el entonces presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso (partidario del ALCA), reunión a los 12 presidentes sudamericanos y 350 empresarios latinoamericanos para “trabajar juntos” y “resolver nuestros problemas internos, que son muchos”.
Pero según el geógrafo Carlos Walter Porto Gonçalves, el origen teórico y político de la IIRSA está en dos estudios, de 1996 y 1997 respectivamente.
El primero, afirma el geógrafo, fue promovido y financiado por la Corporación Andina de Fomento (CAF), la Vale do Rio Doce, el Business Council forSuastainableDevelopmentLatinAmerica, el Bank of America y la Companhia Auxiliar de Empresas de Mineraçâo.
Mientras que el segundo estudio fue promovido por el BNDES (Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, de Brasil), el ministerio de Planeación de Brasil, el banco holandés ABN Amro, la multinacional estadounidense Bechtel, Consorcio Brasiliana y Booz Allen & Hamilton do Brasil Consultores.
“La lectura de quienes financian estos trabajos permite deducir los intereses que encarnan”, agrega Zibechi, y advierte que “IIRSA es una iniciativa que rompe con la tradición histórica de Latinoamérica como una región con personalidad propia, para situarse en el estrecho marco de América del Sur”.
El problema de esto es que, según Zibechi, el concepto de América Latina había nacido en el siglo XIX en contraposición a la América imperialista, mientras que “Sudamérica es una espacio geopolítico formulado por los estrategas militares ligados a la dictadura brasileña (1964-1985), como Golbery do Couto e Silva, uno de los principales teóricos de la doctrina de seguridad nacional elaborada en la década de 1950 por la Escuela Superior de Guerra.
Zibechi agrega que Golbery do Couto e Silva fue también creador del Servicio Nacional de Informaciones en 1964, presidió la filial de la multinacional estadounidense Dow Chemical y fue autor del libro Geopolítica del Brasil.
Por su parte, Porto Gonçalves agrega en ese sentido que Sudamérica está dejando de lado el carácter antiimperialista que había generado el concepto de América Latina, permitiendo la expansión de las grandes empresas brasileñas financiadas por el BNDES y apoyadas por Brasilia, para la realización de Brasil como potencia regional y global, mientras se acepta de hecho la hegemonía estadounidense en América Central y el Caribe.
El conocido analista internacional e investigador, Raúl Zibechi, estuvo presente, y realizó una completa síntesis de las principales revelaciones y puntos de debate.
Fue reveladora, por ejemplo, la intervención del coordinador de la UNASUR en el Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana de Ecuador, Jorge Acosta, quien tuvo que admitir que “no existe una estrategia para la integración en la región sudamericana”, y que “la estrategia IIRSA aún no ha fracasado pero va mal, con muy bajos impactos y efectividad”.
Barbosa dos Santos agrega, por su parte, que la construcción de infraestructura regional de IIRSA forma parte del “proceso de internacionalización de las multinacionales brasileñas, básicamente las grandes constructoras, apoyadas en los préstamos del BNDES que crecieron un 3.000%”.
También critica al gobierno de Brasil, pues afirma que “neutralizó al ALBA (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América), reproduce el patrón hegemónico en el mundo, no contradice a los Estados Unidos y promueve un desarrollo regional basado en sus empresas”.
Además, agrega Barbosa dos Santos, la IIRSA no promueve la integración regional porque la exportación de commodities nunca puede ser la base de la integración sino la complementariedad productiva.
“No debemos confundir interconexión con integración”, destaca el académico, y advierte que los 15 años de IIRSA “corresponden al período en que el Buen Vivir despunta como horizonte civilizatorio alternativo, pero ambos son irreconciliables porque la IIRSA tiene un carácter antipopular que es necesario denunciar y enfrentar”.
Los orígenes de IIRSA
“Desde un comienzo la IIRSA se planteaba como un vasto proyecto asociado al ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas), pero con un perfil regionalista”, afirma Zibechi.
Las bases operativas del proyecto IIRSA se originaron en agosto del año 2000, cuando el entonces presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso (partidario del ALCA), reunión a los 12 presidentes sudamericanos y 350 empresarios latinoamericanos para “trabajar juntos” y “resolver nuestros problemas internos, que son muchos”.
Pero según el geógrafo Carlos Walter Porto Gonçalves, el origen teórico y político de la IIRSA está en dos estudios, de 1996 y 1997 respectivamente.
El primero, afirma el geógrafo, fue promovido y financiado por la Corporación Andina de Fomento (CAF), la Vale do Rio Doce, el Business Council forSuastainableDevelopmentLatinAmerica, el Bank of America y la Companhia Auxiliar de Empresas de Mineraçâo.
Mientras que el segundo estudio fue promovido por el BNDES (Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, de Brasil), el ministerio de Planeación de Brasil, el banco holandés ABN Amro, la multinacional estadounidense Bechtel, Consorcio Brasiliana y Booz Allen & Hamilton do Brasil Consultores.
“La lectura de quienes financian estos trabajos permite deducir los intereses que encarnan”, agrega Zibechi, y advierte que “IIRSA es una iniciativa que rompe con la tradición histórica de Latinoamérica como una región con personalidad propia, para situarse en el estrecho marco de América del Sur”.
El problema de esto es que, según Zibechi, el concepto de América Latina había nacido en el siglo XIX en contraposición a la América imperialista, mientras que “Sudamérica es una espacio geopolítico formulado por los estrategas militares ligados a la dictadura brasileña (1964-1985), como Golbery do Couto e Silva, uno de los principales teóricos de la doctrina de seguridad nacional elaborada en la década de 1950 por la Escuela Superior de Guerra.
Zibechi agrega que Golbery do Couto e Silva fue también creador del Servicio Nacional de Informaciones en 1964, presidió la filial de la multinacional estadounidense Dow Chemical y fue autor del libro Geopolítica del Brasil.
Por su parte, Porto Gonçalves agrega en ese sentido que Sudamérica está dejando de lado el carácter antiimperialista que había generado el concepto de América Latina, permitiendo la expansión de las grandes empresas brasileñas financiadas por el BNDES y apoyadas por Brasilia, para la realización de Brasil como potencia regional y global, mientras se acepta de hecho la hegemonía estadounidense en América Central y el Caribe.
Unasur y la IIRSA
Tras la derrota del ALCA en 2005, los gobiernos de la oleada progresista en Sudamérica redefinieron la IIRSA. A partir de 2009 se crea el Consejo Suramericano de Infraestructura y Planeamiento (COSIPLAN), que incorpora a la IIRSA como un Foro Técnico para temas relacionados con la planificación de la integración física de la UNASUR.
En esta nueva fase, hubo una notable expansión de la cartera de proyectos en los: de 335 en 2004 con 37.000 millones de dólares de inversión a 579 proyectos con 163.000 millones de dólares en 2014. La Cartera de Proyectos se amplió en más del 72% y aumentó más de cuatro veces la inversión total estimada. Hay 106 proyectos ya concluidos y 179 en fase de ejecución.
Zibechi destaca también que “más del 70% del financiamiento de las obras es público y una parte importante corresponde al brasileño BNDES, aunque la crisis en ese país está disminuyendo ese financiamiento. Casi el 90% de los proyectos son del área de transporte, siendo la mitad en carreteras, que se llevan la mitad de la inversión”.
Porto Gonçalves afirma que “cuando la IIRSA se incorporó al COSIPLAN hubo un cambio al ponerse como objetivos la integración física de los países, las economías de escala y las cadenas productivas”, pero que en los hechostodo esto funciona en beneficio de las multinacionales brasileñas.
En esta nueva fase, hubo una notable expansión de la cartera de proyectos en los: de 335 en 2004 con 37.000 millones de dólares de inversión a 579 proyectos con 163.000 millones de dólares en 2014. La Cartera de Proyectos se amplió en más del 72% y aumentó más de cuatro veces la inversión total estimada. Hay 106 proyectos ya concluidos y 179 en fase de ejecución.
Zibechi destaca también que “más del 70% del financiamiento de las obras es público y una parte importante corresponde al brasileño BNDES, aunque la crisis en ese país está disminuyendo ese financiamiento. Casi el 90% de los proyectos son del área de transporte, siendo la mitad en carreteras, que se llevan la mitad de la inversión”.
Porto Gonçalves afirma que “cuando la IIRSA se incorporó al COSIPLAN hubo un cambio al ponerse como objetivos la integración física de los países, las economías de escala y las cadenas productivas”, pero que en los hechostodo esto funciona en beneficio de las multinacionales brasileñas.
Fuente: periódico "El País -Tarija"
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