lunes, 28 de septiembre de 2015

Sostienen que el agronegocio deja desplazados en la región

El agronegocio o la agricultura industrial provoca que haya gente desplazada de sus tierras de origen, un fenómeno que se registra en varios países de la región, sostuvieron especialistas en el III Foro Internacional Andino Amazónico de Desarrollo Rural, que se llevó adelante esta semana.


"En la región del Cono Sur hay un desplazamiento de comunidades, expulsión de comunidades. Los procesos de fumigación intensiva están afectando a la salud de la población. Entonces, esas comunidades no tienen otro camino que salir de sus territorios y engrosar los cinturones de pobreza de las grandes ciudades”, sostiene Lorenzo Soliz, director del Centro de Investigación y Promoción del Campesinado. 
Tal fenómeno, según los expositores visitantes, se registra con sus particularidades en Colombia, Brasil, Paraguay y Argentina.
"Y es un tema al que uno no puede evitar darle una mirada regional. Lo que pasa en Argentina pasa en Paraguay, pasa en Brasil, pasa en Bolivia, está pasando en Uruguay, con matices. Es una problemática a escala regional”, afirma el periodista argentino Lonardo Rossi.
Esta problemática replica una estructura común, explican los especialistas. Por un lado están quienes se dedican a la producción de la agricultura industrial y la expansión de los sembradíos y, por el otro, las personas afectadas, entre ellas las que se ven obligadas a migrar a las ciudades, donde generalmente viven en una situación de precariedad.
En el caso de Colombia, el elemento adicional de este proceso de desplazamiento es la "violencia”, afirma Milson Betancourt, especialista en estudios interdisciplinarios de América Latina.
"Colombia era un país que tenía muchísima población campesina hasta hace muy poco, y la forma de presionar la salida de sus territorios de estas poblaciones fue promover violencias en contra de dirigentes campesinos e indígenas, masacres. Toda la década de los 90 y la década de los 2000 se produjeron seis millones de desplazados, prácticamente es más de la mitad de la población de Bolivia que fue desplazada de sus tierras”, expresa. 
Este investigador asegura que este fenómeno generó que en las ciudades se aumente de forma notoria la cantidad de los habitantes. Tal es el caso en Bogotá, que de tener tres millones de habitantes, hace 20 años, hoy ostenta más nueve millones. "Si tú vas a la zona sur de Bogotá, hay cantidades de invasiones de casas que no cumplen con los requisitos de una vivienda urbana. Son totalmente precarizadas”, acota.
En el caso de Paraguay la situación es similar, comenta el sociólogo Quintín Riquelme, quien expresa que su país optó por este modelo de producción desde la década de los 50. Este especialista asegura que el desplazamiento de campesinos genera, entre otras secuelas, la merma de la producción de alimentos. 
"Cada vez hay menos alimentos. ¿Dónde se produce el alimento? Se produce en las fincas campesinas. Todos los rubros que vos conoces de producción campesina: mandioca, frijoles, maíces… Entonces, hay cada vez menos producción de alimentos y hay una población consumidora en incremento; y las ciudades están creciendo por la migración del campo a la ciudad”, afirma.
En el caso de Brasil, la investigadora Márcia María Tait Lima expone que hay varios niveles de gente afectada por el agronegocio. En el primer escalón menciona que está la población de origen, dado que por el avance de la agricultura industrial, dice, se "expulsa a muchos que viven ahí” y esa tierra "es alquilada o vendida para la producción a gran escala”.
"El monocultivo expulsa a la gente. Antes vivían más familias campesinas, hoy viven menos porque hay un área muy grande con mecanización. Y esa gente viene para la ciudad, donde viven en malas condiciones y también empeora la condición de la ciudad en general”, expresa. 
En Argentina, explica el periodista Lonardo Rossi, en los últimos años emergieron los denominados "pueblos fumigados”, como se conoce a quienes viven en zonas cercanas a las plantaciones y son afectados por el uso  de agroquímicos en los cultivos.
Según Lorenzo Soliz, éste es un "fenómeno que está ingresando a Bolivia” en los últimos años. En ese marco, asegura que lo que preocupa es la tendencia a la ampliación de la frontera agrícola de los cultivos de soya. Sugiere fortalecer y ampliar la producción de base campesina e indígena para incorporar un sistema de producción sostenible. Y para ello, dice, se requiere además de políticas adecuadas e inversión pública.
Foro  y exposiciones 
Foro  El 23 y 24 de septiembre se llevó a cabo el III Foro Internacional Andino Amazónico de Desarrollo Rural, en el que participaron expositores de Bolivia, Brasil, Ecuador, Argentina, Colombia, Paraguay y Perú.
El agronegocio      Los especialistas sostuvieron que la agricultura industrial está causando impactos sociales; uno de ellos es el acelerado desplazamiento de la gente hacia las grandes capitales latinoamericanas.  
Punto de vista Gary Rodríguez  Gerente del IBCE 
"Bolivia debe convertirse en  un gran productor”
De qué sirve que un país tenga un extenso territorio, posibilidades productivas y recursos naturales y que todo ello se quede inexplotado, al mismo tiempo que hay mucha pobreza y pobreza extrema, principalmente y paradójicamente en el campo.
De qué sirve añorar escenarios idílicos de campesinos produciendo solamente para sí y sin conectarse al mercado. De qué sirve la tecnología si no se la aplica para aumentar la productividad en un mismo espacio sin necesidad de incrementar el ancho de siembra.
De qué sirve autotitularse benefactores de la humanidad queriendo impedir que Bolivia ejerza ese destino histórico que tiene para convertirse en un granero en Sudamérica y más allá de autoabastecer  necesidades de alimentos, alimentar a millones de personas en el mundo, como ya lo venimos haciendo.
Bolivia debe convertirse en un gran productor y exportador de alimentos, ojalá que con valor agregado, porque sólo  a través de ello se logrará la soberanía alimentaria.
 La pregunta es cuál es el paradigma a seguir si no es el del agronegocio. El modelo está en Santa Cruz, donde hay un sistema de producción de escala con tecnología, pero además respetuoso del medioambiente, sostenible en el tiempo  y socialmente responsable e integrador.
Estas personas se dan el lujo de pensar así porque siempre piensan con la barriga llena, con los bolsillos atesorados de dinero y en la comodidad de sus oficinas.
Fuente: periódico "Página Siete"

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