Las pruebas de producción realizadas en la Empresa Azucarera San Buenaventura (EASBA), en el norte de La Paz, dieron ya como resultado un rendimiento de entre 80 y 85 toneladas (t) de azúcar por hectárea (ha). El provecho medio nacional oscila entre las 40 y las 45 t /ha.
“El reto es mantener ese rendimiento preservando la fertilidad de nuestros suelos y haciendo las reinversiones necesarias en la renovación de semillas cada determinado tiempo”, declaró a La Razón Ramiro Lizondo, gerente de la planta de San Buenaventura, situada en el municipio homónimo de la provincia Abel Iturralde.
La pretensión de la empresa pública nacional, cuyo costo previsto es de $us 174 millones, es alcanzar a habilitar 9.000 o 10.000 hectáreas hasta 2021. “Gradualmente vamos a ir ampliando nuestros cultivos de caña para alcanzar una materia prima suficiente” para “garantizar” la producción, aclaró el ejecutivo.
Siete variedades de caña —cuatro de Santa Cruz y tres de Bermejo— engrosan las existencias de semillas de la EASBA, cuyo comportamiento y adaptación han sido analizados. “Las siete variedades tienen un rendimiento extraordinario en todos los sentidos”, aseguró Lizondo.
El gerente desmintió, de esa manera, las presunciones que indican una propensión de la tierra de San Buenaventura a la desertización, lo que dificultaría la cosecha de caña y, así también, la suficiente provisión de materia prima necesaria para garantizar la viabilidad de la planta.
Esta teoría fue hecha pública en julio por el líder de Unidad Demócrata (UD), Samuel Doria Medina, según ANF, y se basa en diversos estudios, de acuerdo con el político, empresario y exministro. Lizondo le atribuye un “afán político” y sin “sustento técnico”.
La planta está preparada, aseguró Lizondo, para procesar 7.000 toneladas de caña al día, lo que garantizaría unas 57.000 toneladas de azúcar por zafra —esto representa diez días de operación—, y constituiría entre el 11% y el 12% de la producción nacional, cuya previsión para este año alcanza los 11 millones de quintales de azúcar.
La demanda interna se sitúa en los 8,5 millones de quintales, según estimó Lizondo. En este sentido, aunque se prevén cuotas de producción azucarera destinadas a la exportación, éstas dependerán de la variabilidad de las campañas anuales. En 2015 y dado el impacto de un “fuerte temporal de El Niño”, podría verse “afectada” la producción prevista para 2016, calculó Lizondo. De cualquier manera, el objetivo primordial de la fábrica será el de “abastecer al mercado nacional”, matizó el directivo.
Derivados. La obtención de azúcar comprenderá aproximadamente el 83% de la producción de la planta, pero permitirá la extracción de alcohol potable (que tras un tratamiento se transformará en ron) y bagazo hidrolizado (para alimento animal, además como biomasa que se destinará a generar vapor y energía para el funcionamiento de la central).
La previsión es que en la primera semana de octubre se obtenga el primer quintal de azúcar, si bien los cálculos del gerente Lizondo dan margen para un retraso de semanas. La planta producirá, así mismo, 30 MW de energía eléctrica, de los que la mitad servirán para retroalimentar la demanda que de esta energía tendrá el complejo, mientras que dará salida a unos 15 MW para la Red Eléctrica.
Complejo de hasta 56 áreas
Módulos
El complejo está integrado por hasta 56 áreas. Los módulos primordiales son la fábrica de azúcar, de alcohol y derivados de la caña, y el sistema de tratamiento de aguas.
Tecnología
El control de la planta responde a un sistema automático y robotizado, cuyo funcionamiento se pone a prueba en estos días.
Fuente: periódico "La Razón"
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