El Gobierno abre la posibilidad de realizar exploración y explotación de uranio en el país, en el marco del acuerdo bilateral entre Bolivia y Rusia, según el proyecto de Ley 083/16. El documento, que hace referencia al Centro de Investigación Nuclear en la ciudad de El Alto, fue sancionado por las cámaras de Diputados y Senadores y está listo para su promulgación.
"La cooperación se implementará en las siguientes áreas: (...) el estudio de la base de recursos minerales de Bolivia para el desarrollo de su industria nuclear y la posible exploración y explotación de yacimientos de uranio”, refiere la parte de características generales del proyecto de ley "Acuerdo entre los gobiernos de Bolivia y de la Federación de Rusia sobre la cooperación en el campo del uso pacífico de la energía nuclear”.
Además, se proyecta la asistencia en la creación y desarrollo de la infraestructura de energía nuclear en Bolivia, de conformidad con las recomendaciones internacionales, y el diseño y construcción de reactores nucleares de investigación. Incluye aceleradores de partículas elementales y su aplicación en la industria, medicina y agricultura.
También está la gestión de los residuos radiactivos; la garantía de seguridad nuclear y radiológica, en respuesta a emergencias; la reglamentación sobre seguridad nuclear y radiológica, control de la protección física de instalaciones nucleares, fuentes de radiación, áreas de almacenamiento de materiales nucleares y sustancias radiactivas, y el diseño y producción de materiales, componentes y tecnologías para reactores nucleares de investigación.
La producción de radioisótopos y su aplicación en la industria, medicina y agricultura, y la educación, el entrenamiento y la recalificación de especialistas para el sector nuclear, entre otros.
El viceministro de Electricidad y Energías Alternativas, Joaquín Rodríguez, explicó ayer que los acuerdos firmados entre los gobiernos de Bolivia y Rusia para el uso de la tecnología nuclear y la construcción del Centro de Investigación y Desarrollo en Tecnología Nuclear se enmarcan en convenios internacionales, que establecen que esa energía sólo puede ser usada para fines pacíficos.
El pasado 6 de marzo, Bolivia y la estatal rusa Rosatom suscribieron el acuerdo para la construcción del Centro en Tecnología Nuclear, que será instalado en 15 hectáreas ubicadas en el límite de los distritos 8 y 10, en la zona de Parcopata, entre las carreteras a Oruro y Viacha en El Alto.
El plan nuclear apunta a mejorar la salud y la seguridad alimentaria e impulsar la industria tecnológica.
El diputado oficialista Ignacio Soruco anticipó que, tras la promulgación de la ley que ratifica el acuerdo entre ambos países, se empezará con el estudio y diseño del proyecto, que se prevé que dure entre seis y ocho meses.
Sólo después se iniciará la construcción del centro nuclear.
Beneficios del centro
- Salud Se construirá el Centro Nacional Ciclotrón – Radiofarmacia. Su fin es mejorar los niveles de servicio en salud para el diagnóstico y tratamiento del cáncer y otras patologías.
- Industrial Se instalará una planta multipropósito de irradiación para contribuir a la seguridad e inocuidad alimentaria, al incremento de la productividad agroindustrial y al apoyo a los sectores productivos para la exportación con certificación de inocuidad.
- Ciencia Se montará un reactor nuclear de investigación de baja potencia para contribuir al desarrollo científico y tecnológico del país en los campos de la medicina, industria, ciencias ambientales, biológicas y físicas.
Punto de vista
Dionisio garzón
Exministro de Minería
La exploración no implica un riesgo
Bolivia tiene recursos mineralógicos radiactivos. En los 70, la Comisión Boliviana de Energía Nuclear hizo un estudio detallado de la zona más potencial en una antigua mina, Cotaje, entre Oruro y Potosí.
Tiene un recurso de 35.000 toneladas de minerales radiactivos con contenidos muy bajos (0,069 a 0,078% de óxido de uranio), parámetros que están lejos de los estándares necesarios para una explotación económica.
En esos años, de este material se pudo producir un concentrado o yellow cake de unos 50 kilogramos, cuyo destino final se desconoce. En la zona hay otras pequeñas ocurrencias, pero de menor importancia.
Hace meses, Sergeomin hizo un estudio de toda el área y con resultados similares en cuanto a cantidad y ley de mineral. Otra zona menos estudiada se ubica en el oriente del país (San Ignacio de Velasco), donde se detectaron anomalías radiactivas; esto debería merecer una detallada investigación.
Se requiere agua para las etapas de explotación y concentración; para llegar a eso primero hay que determinar si las ocurrencias y el potencial podrán soportar un programa como el que se pretende.
Hasta entonces pasará mucho tiempo y dinero para llegar a un estudio de factibilidad que garantice el uso racional de estos minerales, sin afectar, entre otras cosas, el medio ambiente y los recursos hídricos. La exploración no significa ningún riesgo. Siempre hay posibilidades de consecuencias medioambientales, que la tecnología puede minimizar.
Fuente: periódico "Página Siete"
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