martes, 4 de agosto de 2015

La producción agropecuaria campesina baja del 80% al 37%

En Bolivia, la producción agropecuaria familiar indígena originaria ha disminuido y ha dado paso a que la agricultura comercial o “agroindustrias” crezca de manera desproporcionada, advirtieron expertos e ingenieros agrónomos.

En el país, su relevancia en la producción agropecuaria es cada vez menor. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) y del Centro de Investigación y Promoción del Campesinado (CIPCA), en los últimos 40 años el aporte del campesino a la producción agropecuaria del país bajó del 80% al 37%.
En el año 2014, en el Simposio Internacional sobre la Agricultura Familiar, el Viceministerio de Desarrollo Rural Agropecuario, informó que la agricultura familiar aporta con el 37% a 40% de la producción agropecuaria total a nivel nacional.
En cambio, la agroindustria, definida como la transformación de los productos provenientes de la agricultura  en productos elaborados para el consumo, habría tenido un aumento significativo en la relevancia productiva agrícola del país.
Enrique Castañón Ballivián, investigador de la Fundación Tierra, también coincidió en que los cultivos industriales han tenido un crecimiento mayoritario en el país, en desmedro de la producción familiar indígena.
A mediados de la década de 1980 cerca del 91% de la superficie cultivada en Bolivia estaba destinada a la producción de alimentos básicos y solo el 9% a cultivos industriales.  Pero ya el 2012, de los 3,1 millones de hectáreas cultivadas en el país, 1,5 millones (48%) corresponden a cultivos industriales (soya, caña de azúcar, algodón, girasol y otros) y 1,6 millones (52%) a alimentos básicos producidos principalmente por pequeños productores campesinos e indígenas.
Castañón advirtió que “la agricultura campesina e indígena ha ido perdiendo visibilidad e importancia frente a las extensas y crecientes superficies de tierras cultivadas y volúmenes de producción generados por la agroindustria”.
Además, en los últimos 20 años, los productos agrícolas no industriales, han tenido un aporte incipiente al  Producto Interno Bruto (PIB) del país, con una media que alcanza solo al 2%.
Según los datos de la Fundación Tierra, señalados por Enrique Castañón, la agricultura agroindustrial se estaría convirtiendo  en el sector agrícola más grande del país.
Liderando este crecimiento estaría el cultivo de soya que entre las gestiones de 1991 y 2012 se ha incrementado en un 500% llegando a las 1.165.000 hectáreas de producción.
Por otro lado, la agricultura familiar campesina muestra signos de un estancamiento y en otros de reducción. Un ejemplo de ello sería la producción de los tubérculos, productos típicamente campesinos, que a principios de la década de 1990 ocupaban cerca del 14% de la superficie cultivada en el país, en la actualidad solo ocupan el 6% de la misma.
“La agricultura comercial ha adoptado un modelo productivo basado en capital y tecnología que requiere muy poca mano de obra. En contraste, la agricultura campesina e indígena no ha sufrido cambios sustanciales en las técnicas de producción empleadas”, señaló el mencionado investigador.
La principal consecuencia de este aumento de “agroindustrias” en desmedro de la producción campesina podría generar, entre otros aspectos, el incremento de las importaciones de alimentos de la canasta básica, “debido a que se desmantela la producción local”.
Fuente: periódico digital "OxígenoBolivia"

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