Un grupo de 20 países, de los más de 190 existentes en el ámbito de Naciones Unidas, usan actualmente semillas transgénicas en sus cultivos. Ese insumo también recibe el nombre de Organismo Genéticamente Modificado, (OGM).
Una mayoría de las naciones se encuentra fuera del circuito de los denominados OGM, debido a los efectos negativos que tendrían sobre la salud humana y el medio ambiente.
Algunos países sudamericanos, como Argentina, optaron por la producción orgánica, señaló ayer el director de la ONG, Productividad Biosfera y Medioambiente (Probioma), Miguel Ángel Crespo, quien expuso el tema, Contexto Global y Nacional de la Agricultura, en la Carrera de Economía de la Universidad Pública de El Alto (UPEA).
CULTIVOS CRECIENTES
Crespo estimó que hace unos diez años había 11 millones de hectáreas de cultivos orgánicos, pero ahora la cifra se cuadruplicó y llegaría a 43 millones, lo que muestra que los consumidores y los productores evidenciaron que el uso permanente de agroquímicos no es recomendable en la alimentación humana.
Crespo recordó que el uso de agroquímicos representa 20% en los costos de producción, pero ahora la cifra se duplicó casi al 44%, generando mayores niveles de toxicidad en el campo. A diferencia de la profusión de agroquímicos en los cultivos, el uso de tecnologías orgánicas resultaría más bajo en costos.
CONTROL BIOLÓGICO
El expositor resaltó que a la fecha se logró alcanzar, como institución, medio millón de hectáreas con controladores biológicos, donde se dejó de aplicar unos 440.000 litros de agroquímicos en los sembradíos.
El impacto de los transgénicos son acumulativos en la salud humana, y a la larga, la factura se paga, ya sea mediante medicamentos o tratamientos de algunas enfermedades.
Crespo sostuvo que ante esta situación, unos 170 países no siembran y no autorizaron el uso de semillas transgénicas.
Argentina también revalorizó los cultivos orgánicos y a la fecha tiene 300.000 hectáreas de sembradíos convencionales (no transgénicos) de soya.
Advirtió el experto que Bolivia puede evitar la aprobación de cultivos adicionales a la soya y proteger a los consumidores. Recordó que la Constitución Política del Estado puso reparos a los cultivos transgénicos.
MAÍZ TRANSGÉNICO
Los productores del agro cruceño, desde hace años, Wexigen la aprobación de parte del Gobierno de siembra de maíz genéticamente modificado, cuyo objetivo apuntaría a aumentar la producción, pero el Gobierno todavía analiza el tema y la decisión no se perfila en el corto plazo.
COMISIÓN
Sin embargo, el presidente Evo Morales aceptó conformar una comisión para que evalúe, junto a los empresarios y productores cruceños, la situación de nuevas biotecnologías en la producción agroindustrial.
Crespo dijo finalmente en su exposición que no se debería aprobar nuevos recursos en esta materia, porque en las normas bolivianas está claro el principio de soberanía y seguridad alimentaria, y las restricciones a los cultivos con semillas genéticamente modificadas.
Fuente: periódico "El Diario"
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