lunes, 3 de abril de 2017

CONTRATO DE GAS: Cuenta regresiva para el nuevo contrato de venta de gas al Brasil

Bolivia se enfrenta a la firma de un nuevo contrato de compra y venta de gas al Brasil por otros 20 años en nuevas condiciones de reservas, precios y volúmenes.
Esto se dará sin haber certificado suficientes reservas de gas, tanto para su seguridad energética, como para sus proyectos de exportación, con una disminución de los precios del barril de petróleo y con la emergencia de competidores en el mercado regional de Gas Natural Licuado (GNL).
La estrategia que ya se anuncia por parte de las transnacionales y Brasil es mantener el tenor del actual contrato que finaliza el 2019, con el aditamento de “más gas a menor precio”. Esta estrategia sostiene que “Brasil necesita tener las condiciones para ser capaz de renegociar (el contrato) para que los precios puedan bajar”, según el ejecutivo de Gas Energy, Marco Tavares, citado por la revista Los Tiempos América del Brasil.
Bolivia, luego de 18 años de venta de gas a Brasil, no ha realizado una auditoría técnica, económica y geopolítica al contrato que ya termina.
MAYOR DEPENDENCIA
Y en el debate público y nacional destacan dos preguntas: ¿los contratos de venta de gas a la Argentina (1969) y Brasil (1997) ayudaron a salir al país del derrotero primario exportador que nos constituye desde nuestra fundación como república? ¿Desde cuándo es bueno vender energía y no contar con ella para el desarrollo de un país dependiente como Bolivia?
No se puede negar la dimensión económica de las exportaciones de gas en la generación de ingresos: el 68% del gas producido los últimos años se ha destinado al mercado brasilero, generando para las arcas del Estado, los años 2013/2014, aproximadamente, 3.500 millones de dólares, cerca del 50% del total los ingresos fiscales. Una cifra y un negocio nunca antes visto en la historia del país.
Sin embargo, Bolivia con este contrato de compra y venta de gas al Brasil, si bien ha generado grandes recursos económicos, ha sido a costa de desprenderse de un recurso energético no renovable, estratégico y factor clave de la producción de la economía mundial. Además ha puesto en peligro su seguridad energética y ha profundizado su dependencia, el extractivismo y rentismo.
Para peor, Bolivia ha generado una renta fiscal extraordinaria estos últimos diez años, nunca antes vista, que no ha podido utilizar para diversificar en lo básico su economía.
“MÁS GAS A MENOR PRECIO”
La estrategia de las transnacionales y la gran empresa brasileña ya se anunció hace algunos meses. En septiembre de 2016, la periodista Nicola Pamplona, de la Folha de San Pablo, hizo conocer que el Gobierno del Brasil estudia crear un operador nacional del gas para reemplazar a Petrobrás, la estatal del Brasil, que mantiene el monopolio del transporte.
Este plan busca en lo central “renovar totalmente el contrato de importación de gas de Bolivia que vence el 2020” y reducir a la mitad el volumen contratado. “La expectativa es que la compañía reduzca a la mitad el volumen contratado, con el país vecino, hoy en 30 Mm3 por día, equivalentes a 37,5% del consumo diario medio del Brasil. Por eso las distribuidoras de gas y la industrias consumidoras se preparan para negociar directamente con el Gobierno boliviano contratos para la próxima década” (1)
En este contexto, Brasil, ha disminuido el bimestre enero/febrero/2017 su volumen de compra de gas al 50%, tema atribuido al buen funcionamiento de sus hidroeléctricas, pero que parece demostrar la aplicación de “facto” de su nueva estrategia para doblegar a Bolivia e imponer nuevos precios y condiciones.
POSICIÓN DEL GOBIERNO
Mientras en Brasil esperan que una audiencia pública apruebe esta estrategia “no oficial”, las autoridades bolivianas, parecieron refrendar esta propuesta.
Por ejemplo, ese 26 de septiembre el vicepresidente Álvaro García Linera declaró que Brasil continuará comprando gas boliviano, mediante empresas privadas, tomando en cuenta que la estatal Petrobras liberó la comercialización de ese energético, en una suerte de "privatización" de su compra. (2)
Confirmó que “el Gobierno boliviano desde hace ocho meses empezó a negociar con empresas privadas brasileñas después de que el gobierno de Michel Temer resolvió liberar a las empresas privadas para la comercialización de gas y reducir la participación de Petrobras en este negocio”. (3)
De igual manera, el ministro de hidrocarburos, Luis Sánchez, confirmó que cuatro estados del Brasil están interesados en la compra directa del gas boliviano para hidroeléctricas. (4)
Estas posiciones del gobierno del MAS parecen no comprender el tema económico más importante de la vida nacional. ¿Brasil no necesita gas boliviano? No. Brasil no tiene autosuficiencia energética y depende del gas, tanto boliviano (33%), como del gas licuado (GNL) que importa (17%). El resto es producción interna.
La idea esgrimida de que Brasil tiene “suficiente músculo” para prescindir del gas boliviano es falsa. Sin embargo, éste ha sido el argumento central de la geopolítica brasileña para constituir a Bolivia como su fuente de aprovisionamiento energético barato y dependiente en la región.
El proyecto de El pre-sal y la subasta de áreas de explotación de gas no convencional que “le darían este músculo” para ganar la pulseta a Bolivia y lograr que reduzca el precio del gas natural de cara al nuevo contrato ha sido postergado en su explotación.
Veamos algunos datos de su matriz energética en este sentido.



Cuadro 1: Mercado Brasil.

Fuente: Folha de Sao Paulo/26/07/2016
Bolivia vende al Brasil el 68% del gas que produce y Brasil compra de Bolivia el 33% del gas que necesita, e importa 17% de otras fuentes y su producción está alrededor del 50%. Los años 2013, 2014 y 2015, el promedio de consumo del Brasil de gas boliviano ha estado al máximo de los requerimientos por contrato, es decir, 31 Mm3pc/d, mientras su producción propia ha ido creciendo.
Es cierto, Brasil ha elevado la producción y consumo de energías alternativas, sin embargo, esto no ha sido suficiente para prescindir del gas importado.
Cabe decir que el precio del LNG importado por Brasil fue mayor que el precio del gas boliviano. Por ejemplo, a junio de 2015, el precio del LNG (Gas Natural Licuificado) oscilaba para Sudamérica entre 7,84 y 7,94, mientras Brasil pagaba a Bolivia 5,7 Mmp3. (5)
¿EN QUÉ SECTORES CONSUME GAS BRASIL?
El consumo industrial de gas de la industria brasileña se lleva la tajada más grande: 42,22 Mm3pc/d, y la generación eléctrica requiere 30,29 y automotores 4,82.
Mientras el Brasil consume ávidamente gas para su industrialización y desarrollo petroquímico (Cuadro 3), en Bolivia el consumo se mantiene en los límites de un país con cero desarrollo industrial. Los datos son contundentes: cerca de 83% de los hidrocarburos producidos y comercializados por Bolivia tuvo por destino el mercado externo, sólo el 17% restante fue orientado a su mercado interno.
Esto situación se expresa en el intercambio comercial desigual: “Sin gas natural, las exportaciones a Brasil solo llegarían a 65 millones de dólares”. En otras palabras, mientras el Brasil nos vende más de 3.000 productos, Bolivia le vende gas en un 95% del total exportado al Brasil. (6)
EL PRECIO: CENTRO DE LA BATALLA
El precio es el centro de la batalla del nuevo contrato con el Brasil. Para desarrollar la estrategia “más gas a menor precio” Brasil busca imponer un precio en referencia al Henry Hub.
Como se ha dicho, aún no existe realmente un mercado global del gas porque falta que este energético sea un “commodity” (bien transable) comercializado globalmente, como lo es el petróleo. Esto ha generado que existan distintos precios “regionales” del gas en el mundo.
Por ejemplo, en Estados Unidos el precio se determina en el Henry Hub (actualmente el más bajo), en Europa los precios se regulan por los contratos a largo plazo (precio medio) y en el Asia los precios siguen referidos predominantemente al petróleo, consiguientemente con precios más altos.



Cuadro 2: Precios del gas natural en el mundo

Fuente: Santilla/Salinas
Para el caso del precio de venta de gas al mercado brasileño y argentino, la fundación Jubileo ha establecido los mínimos y máximos históricos del precio de venta del gas.



Cuadro 3: Precios de exportación del gas

Fuente: Fundación Jubileo. (Revista N. 34)

Un análisis comparativo para el año 2015 permite observar que Brasil pagó por debajo del precio establecido en Europa y Asia y por encima del precio del Henry Hub.
En dirección a esto, en mayo de 2015, mientras en Europa el precio era 7,27 dólares y Japón 8,72, Brasil y Argentina pagaban alrededor de 5 y  5,5 respectivamente el Mmp3, un precio mucho más bajo a los del gas en Europa y Japón.
Como ya se ha dicho, el precio del LNG (Gas Natural Licuificado) para Sudamérica (junio de 2015) era alrededor de los 8 dólares por Mmp3.
Por esa misma fecha, el precio Henry Hub estaba en 2,84.
ESTABLECER EL PRECIO HENRY HUB
Entonces, los Estados Unidos y las transnacionales buscan imponer el precio Henry Hub en todas las regiones del mundo para perjudicar a los países productores de gas. “Desde el año 2009 los compradores de gas de Europa están buscando cambiar sus fórmulas de precio, lo que ha traído una reducción en los mismos y el año 2015 los precios de compra en Alemania se redujeron hasta 6,8 dólares/MMBTU”, sostienen expertos energéticos (7).
Se trata de que los precios del Henry Hub empiecen a influir en todos los otros mercados como una estrategia para bajar los precios del gas y controlarlos desde los intereses norteamericanos y las grandes transnacionales.
Con este fin, se han observado envíos mínimos de gas norteamericano a distintas regiones con precio Henry Hub para generar la sensación aparente de estar frente a un gran proveedor capaz de modificar los precios del gas en los mercados regionales.
El Perú “paga” actualmente esta estrategia transnacional: vende actualmente su gas al precio Henry Hub, lo que es un saqueo a su economía (ver cuadro 3).
El proyecto Pacific LNG del año 2001, liderado por las transnacionales para vender gas por Chile a Estado Unidos (y a Chile), proyecto neutralizado el año 2003 en laa Guerra del gas, tenía este mismo fin: beneficiar a las transnacionales con bajos precios para el gas, establecido en referencia al Henry Hub.
De haberse concretado ese proyecto, Bolivia hoy sería (como Perú), fuente de aprovisionamiento barato de EEUU, a costa de su desarrollo.
DOS BALANCES DEL CONTRATO
A 18 años de la implementación del contrato de venta de gas a Brasil se halla pendiente una auditoría técnica, económica, financiera y geopolítica para encarar las nuevas negociaciones. Sin embargo, valga citar los balances de dos expertos en energía.
Juan Carlos Guzmán dice que los bolivianos hemos reducido de manera absurda la política energética nacional a la trilogía gas natural-exportaciones-rentas lo que ha reafirmado el derrotero primario exportador boliviano y ha subordinado la política de energía a la obtención de rentas.
Sostiene que “desde las primeras exportaciones de gas natural a la Argentina en los años 70, pasando por la reforma neoliberal de 1996 que fijó las bases de exportación hacia el Brasil, hasta el nuevo contrato con Argentina, la exportación de energía, en términos de “gas rico”, tuvo siempre el principal objetivo de obtener recursos para el Tesoro Nacional”. (8)
En suma, se cambió la seguridad energética, por la renta que no se utilizó para diversificar la economía.
PRECIO, GAS “RICO” Y VOLÚMENES
Otro análisis crítico es el de Justo Zapata. Sostiene que el contrato inicial debía haber establecido un precio del gas en función a su poder calorífico, lo que hubiera significado que el precio sea siempre un quinto del valor del barril del petróleo, similar a los precios referenciales de Europa o Asia en este momento. A lo largo de los últimos años, Brasil pagó muy por debajo de ese precio. Con el contrato que finaliza el 2019, se impuso un precio en base a una canasta de fuel oils tremendamente contaminante, y el resultado fue un mal negocio para el país, sostiene el experto.
Por otro lado, dice Zapata que el contrato obligó a vender gas húmedo, es decir, gas “rico” que genera utilidades adicionales. “En el contrato, Bolivia se obliga a proveer un mínimo de 1.034 calorías por pie cúbico. Si sólo se vendiera metano o gas seco no se podría satisfacer este requerimiento, pues con metano 100% puro se alcanzarían 974 calorías por pie cúbico. Aunque en general, solo se comercializa gas seco, es decir, metano con algo de dióxido de carbono y nitrógeno (en el mundo), Bolivia por este contrato, se ve obligada a comercializar gas húmedo con alrededor de 10% de etano, GLP y gasolina natural”.
Zapata se pregunta: ¿cómo se pudo elaborar un contrato tan desfavorable al interés nacional? Su respuesta es contundente: en la firma del contrato de gas al Brasil “se antepuso el interés personal al interés nacional: nuestros principales negociadores de YPFB ya habían cambiado de camiseta antes de abandonar sus altas funciones”, afirma. (9).
SIETE FÓRMULAS PARA NEGOCIAR EL NUEVO CONTRATO
En ese contexto ni la venta de gas a la Argentina (iniciada en los 70) ni la venta al mercado del Brasil (desde 1997) contribuyeron a forjar una política de desarrollo nacional para salir del modelo de desarrollo primario exportador. Con ambos contratos Bolivia perdió sus reservas de gas y con ello perdió su seguridad energética. Por eso se sugiere como bases para una estrategia boliviana siete fórmulas.
1 Vender menos volúmenes de gas a mayor precio para garantizar reservas de gas para el desarrollo nacional los próximos 30 años, mientras cambiamos nuestra matriz energética hacia las nuevas energías alternativas como la eólica y solar.
Bolivia hoy no tiene las reservas suficientes para encarar un nuevo contrato. La última certificación la establece en 10,45 TCF. Al ritmo actual de consumo, 0,86 TCF/año, estas reservas alcanzarían hasta el 2026, sin renovar el actual contrato con Brasil que finaliza en 2019. Si lo renovamos, en 2025 Bolivia no podría satisfacer la demanda de Brasil, ni sus propios requerimientos.
2 Elevar el precio del gas en función de su poder energético. Energéticamente un metro cúbico de gas natural proporciona la misma energía que un quinto del barril de petróleo. A esta relación debe corresponder su precio.
3 Negociar solo con Petrobras y el Estado brasileño un contrato a largo plazo con menos volúmenes y mayor precio para el gas. No negociar directamente con las empresas privadas. Los privados y las transnacionales buscan contratos a corto plazo para imponer precios spot, es decir, precios más bajos para el gas.
4 Vender solo gas seco, como lo hacen todos los países productores de gas en el mundo.
5 Permitir el uso del gasoducto para emprendimientos nacionales, por ejemplo, para el transporte de gas destinado a la industrialización del hierro del Mutún.
Nacionalizar la operación de los campos hidrocarburíferos, porque mientras Bolivia no nacionalice, las transnacionales que hoy operan los campos, seguirán presionando al Estado boliviano exportar más gas y buscar “nuevos mercados externos”.
7 Finalmente, utilizar la energía del gas como factor de producción en la economía nacional y usar el excedente como factor de negociación con el Brasil para obtener mercados para productos industrializados del país, en la perspectiva de salir del modelo primario exportador y desarrollar verdaderos procesos de integración económica y política en América Latina.
Fuentes:
1. Governo poderá controlar mercado de gás natural no lugar da Petrobras. Folha de Sao Paulo/ 16/8/2016)
2. García Linera afirma que Brasil seguirá comprando gas boliviano pero a partir de empresas privadas. La Razón 26/9/2016.
3. Bolivia empezó a negociar con empresarios privados la venta de gas al Brasil. ANF 26/9/2016.
4. Cuatro estados de Brasil están interesados en la compra directa de gas boliviano.  ANF 15/2/2017.
5. Lineamientos de políticas de estado para Bolivia en tiempos de cambio climático. Justo Zapata. Hora 25 118/119.
6. Sin gas natural, las exportaciones a Brasil solo llegarían a $us 65 millones. ANF 2/3/2017.
7. Comercialización de gas natural en el mundo. Jaime Santillana y Julia Salinas.
8. Apuntes sobre el estudio de la renta de hidrocarburos.  Juan Carlos Guzmán. Cedla. 2015. La Paz.
9. Análisis del contrato al Brasil. Justo Zapata. Hora 25.
Fuente: periódico "Los Tiempos"

No hay comentarios: