martes, 23 de junio de 2009

Nuevas demoras y replanteo para el Gasoducto del Noreste

El Gasoducto del Noreste Argentino (GNEA), uno de los proyectos energéticos más relevantes de la administración kirchnerista, ha vuelto a quedar en la nebulosa, según difunde el diario el Clarín de Argentina.

La megaobra ¿diseñada para traer unos 28 millones de metros cúbicos diarios (MMCD) de gas natural de Bolivia debió haber arrancado a mediados de 2006.

Pero como la administración de Evo Morales no pudo garantizar los volúmenes de gas que había prometido para las próximas dos décadas, el inicio de los trabajos se fue postergando año tras año.

Con el fin de encauzar la obra, el año pasado el Gobierno argentino decidió rediseñar el proyecto para reducir en casi un 50% los envíos originales.

Así y todo, la construcción acortada del gasoducto que debía empezar este mes también quedó en el camino y ahora se habla de una nueva reprogramación que llevaría el inicio de los trabajos a los primeros meses de 2010.

La idea de construir un nuevo gasoducto troncal para abastecer a la región del NEA se remonta a mediados de 2002. En ese momento, el grupo Techint presentó una iniciativa para llevar adelante la obra en un plazo de tres años.

Tras varias idas y vueltas, la administración kirchnerista resolvió poner al frente del proyecto a la empresa estatal Enarsa. El emprendimiento apuntó a dos objetivos clave: elevar las importaciones del Altiplano de 7,7 a 27,7 MMCD y dotar de gas natural a los hogares y a las industrias de las provincias de Chaco, Formosa, Corrientes, Misiones, Entre Ríos y norte de Santa Fe.

A mediados de 2006, los presidentes Néstor Kirchner y Evo Morales suscribieron los contratos de aprovisionamiento de gas que, en teoría, iban a disparar la inmediata ejecución del gasoducto de casi 1.600 kilómetros de extensión.

Según el cronograma inicial, para 2008, los despachos de Bolivia debían trepar de 7,7 a 12 MMCD para llegar al nuevo tope de casi 28 MMCD en el año del Bicentenario de la Revolución de Mayo.

Pero, las turbulencias políticas internas que enfrenta el Gobierno de Bolivia y la falta de recursos que afronta la estatal YPFB para encarar las inversiones que se requieren para aumentar la producción de gas han llevado al GNEA a un callejón sin salida.

Descartado el emprendimiento original de 2006, hace un año el Ministerio de Planificación que conduce Julio De Vido buscó reflotar la obra con dos cambios significativos. Por un lado, se modificaron los diámetros de las cañerías (se bajó de 36 pulgadas a 16 y 14 según los tramos) y la cantidad y el tamaño de las plantas compresoras. Y por otro lado, se reorientó el trazado del gasoducto para captar una parte del gas de Bolivia y otra parte de la cuenta Noroeste con el fin de llegar en una primera etapa sólo a las provincias de Formosa, Chaco, Corrientes y Misiones.

Al igual que los intentos anteriores, las licitaciones del nuevo esquema también se demoraron por la falta de gas. Ahora, tras quedarse sin el anuncio electoral de las obras que debían arrancar este mes, el Gobierno está replanteando el proyecto para ver si puede ponerlo en marcha a principios de 2010.

Fuente: periódico "El Diario" La Paz-Bolivia - 23/06/2009



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