Una termoeléctrica para exportar a Argentina, Brasil y Chile; una planta de GTL de transformación de gas natural a líquidos; otra planta de amoniaco y urea para hacer fertilizantes y derivados de la industria minera en Chapare y una de etileno y polietileno en Puerto Suárez son los proyectos que se plantean para cambiar a Bolivia de ser exportador de gas natural a ser industrializador del energético.
Dichos proyectos fueron motivo de una investigación e incluidos en el libro Hacia una política de industrialización del gas boliviano, escrito y presentado ayer por Chistian Inchauste, quien recientemente asumió la presidencia de YPFB Transporte.
La publicación fue propiciada por la Plataforma Energética, el Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA) y el semanario Energy Press.
De acuerdo con el estudio de Inchauste, si Bolivia encara con eficiencia y seriedad los proyectos de industrialización del gas podrá obtener desde 2020 un ingreso anual adicional de entre 4.000 millones y 5.000 millones de dólares.
En diez años más, según el estudio, las ventas y exportaciones de gas natural boliviano sin industrializar superarán los 5.000 millones de dólares, por lo que el ingreso global de la exportación del gas y el de la industrialización alcanzarán al menos 10.000 millones de dólares anuales.
Para materializar los proyectos e ingresar en la industrialización del gas, según Inchauste, Bolivia requiere entre 5.500 y 6.000 millones de dólares.
Expertos del rubro que participaron en la presentación del libro valoraron el trabajo, pero creen que el financiamiento será la traba.
“La política de financiamiento es vital para lograr la industrialización del gas en Bolivia”, dice el estudio.
Fuente: periódico "La Prensa" La Paz-Bolivia - 12/08/2010
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