Especialista. Jorge Valle es el representante de Atlas en el proceso de arbitraje que se lleva adelante en la Cámara Nacional de Comercio.
Atlas ha llevado a Comibol a un proceso de arbitraje en el Centro de Arbitraje y Conciliación (CAC) de la Cámara Nacional de Comercio. ¿Qué espera obtener de este proceso?
—En casi dos años, nosotros hemos realizado cuatro propuestas sobre la necesidad de readecuar los cronogramas de inversión: tres de ellas fueron rechazadas por Comibol y la cuarta estaba en discusión cuando ejecutaron la póliza de garantía. Lo que Atlas pretende es que Comibol realice una propuesta para readecuar los tiempos de inversión y que nos devuelvan el monto que han cobrado ($us 850.000). Además, tiene que haber un compromiso serio de Comibol para que el proyecto vaya adelante y que no sólo se ocupe de cobrar pólizas.
—¿Existe alguna posibilidad de solucionar la controversia sin recurrir al arbitraje?
—No, el proceso de arbitraje va de todas formas porque nosotros no vemos intención real de resolver este problema; es más, la decisión de los ejecutivos de la empresa (Atlas) es que el proceso va.
—¿Qué es lo que observó Comibol en la primera reunión con Atlas en el CAC?
—Se observó los alcances del poder general de la representante legal de Atlas en Bolivia (Betsy Miranda). El poder general es amplio y tiene facultades para todo, pero no contemplaba específicamente el tema del arbitraje. Eso se está corrigiendo, y un nuevo poder con una cláusula para ese efecto llegará la próxima semana desde Estados Unidos.
—Según el contrato, ¿cuál es el papel de ambas empresas en el proyecto de Karachipampa?
—Un contrato de riesgo compartido implica una sociedad, pero en nuestro caso sólo un socio trabaja y el otro sabotea. Cuando viene un socio extranjero y quiere trabajar con un socio boliviano, el socio boliviano se limita a decir que no se ha cumplido con el proyecto sin haber hecho nada para coadyuvar en el mismo. Estamos hablando de que queremos ser socios y no patrones: no todo el trabajo es obligación nuestra.
El contrato es de obligaciones recíprocas y dice claramente que ellos (Comibol) están obligados a
coadyuvar en el proyecto.
—¿Cuáles son las obligaciones contractuales de Atlas?
—Atlas tenía una inversión comprometida de alrededor de $us 120 millones, de los cuales invirtió más de $us 12 millones. Sin embargo, Comibol no cumplió con su primera obligación que era la entrega total de las 30 hectáreas (ha) de tierras; ahí arranca todo el problema y se explica el porqué hasta el día de hoy el proyecto de Karachipampa no funciona.
—¿Qué cantidad de tierras entregó la Comibol?
—El 5 de abril de este año han entregado recién la documentación de 28 ha, las otras dos están con problemas de propiedad y representan un problema para la instalación de la planta porque se ubican dentro de la zona de instalación designada por nuestro estudio de factibilidad.
Tampoco nos entregaron el total de los predios de la planta antigua. Hay dos naves que son usadas por Comibol como depósitos de mineral que quisimos comprar y que se negaron a vendernos. Además, a esa planta le faltan piezas que antes fueron almacenadas para evitar su deterioro y que ahora nos las quieren vender en calidad de repuestos. No parece que tienen un socio al frente, sino un enemigo o un competidor.
—¿Qué establece el contrato con respecto a las obligaciones de Comibol?
—Una de las obligaciones de Comibol es delimitar de forma precisa la superficie de los terrenos que le corresponden, incluyendo el área para la instalación de la refinería de zinc y la planta de ácido sulfúrico. Además, la empresa está obligada a proveer la documentación legal de los predios, documentación que debía ser entregada 15 días después de la suscripción del contrato —que se efectuó el 28 de junio del 2005—, cosa que hasta el día de hoy no se realizó.
—¿Cuál es la situación real de la planta de Karachipampa y de sus trabajadores?
—La planta no está cerrada y ninguno de nuestros trabajadores ha sido despedido, los preavisos fueron extendidos ante la actitud de Comibol de cobrar la boleta.
Fuente: periódico "La Razón" La Paz-Bolivia - 16/07/2010
No hay comentarios:
Publicar un comentario