Ante el anuncio de Chile de inaugurar una segunda planta de regasificación en 2010, para comercializar Gas Natural Licuado (GNL) en la región, las autoridades energéticas bolivianas no creen que este país sea un competidor en el mercado argentino y, en ese marco, esperan elevar los volúmenes de gas que actualmente se envían al vecino país.
Chile estrenará a principios de 2010, en Mejillones, la segunda planta de regasificación con la capacidad de recibir Gas Natural Licuado (GNL), provisto por otras naciones productoras del mundo y en ese marco se abrió la posibilidad de que Argentina adquiera ese energético.
“La posibilidad de que Chile le entregue (gas a Argentina) de ninguna manera será una competencia con un gasoducto”, afirmó, ayer, el ministro de Hidrocarburos, Oscar Coca, al ser contactado desde Cochabamba por el gubernamental Canal 7.
Explicó que Argentina consume unos 40 millones de metros cúbicos por día y que el interés de Bolivia es incrementar esta provisión en función de una adenda que podría suscribirse esta semana en Sucre, durante la visita de la mandataria del vecino país, Cristina Fernández de Kirchner.
“Argentina consume alrededor de 40 millones y nosotros le estamos entregando alrededor de seis y siete, en la posibilidad de llegar a 14 el próximo año”, afirmó Coca al exteriorizar la aspiración de llegar a 27 millones de metros cúbicos al día, pero con el nuevo gasoducto GNA.
Coca reveló que autoridades argentinas como el ministro de Planificación, Julio De Vido, valoran más la seguridad de los gasoductos y que no tienen la intención de reducir los volúmenes establecidos en los contratos ante la posible adquisición del energético que Chile pueda captar de los metaneros que navegan por el Océano Pacífico.
Nos han expresado textualmente, dijo, que el convenio que tienen con Bolivia sigue vigente; los volúmenes siguen vigentes, la fórmula de precios nunca se ha tocado (...) “esa fórmula es un poco compleja que va manejando algunos líquidos; se determina un porcentaje y de allí sale la fórmula del precio que ellos nos pagarían”, explicó la autoridad.
“Un barco que va y les ofrece (gas) a un cierto precio, con la misma facilidad de podría ir otro puerto. Por lo tanto, con la misma facilidad se podría ir a otro puerto. Por lo tanto, no hay seguridad y un país no podría apostar su industria, no podría apostar su infraestructura de distribución de gas y redes a un buque metanero que un día puede llegar y al mes siguiente sencillamente puede no estar porque otro país le ha ofrecido unos centavos más. Sobre esta premisa, ellos (los argentinos) establecen que un gasoducto, es lo más serio, es lo más responsable”, complementó el Ministro de Hidrocarburos.
El pasado mes de octubre, Chile inauguró la planta de regasificación de Quintero (centro del país) y en enero próximo la planta de Mejillones iniciará el período de pruebas, según refieren reportes del vecino país. Este proyecto tiene que ver con la necesidad de diversificar la provisión de energía que en 2004 se vio afectada por la provisión de gas que venía, precisamente de Argentina.
El 2001, Bolivia y Chile intentaron negociar la concesión de un enclave, precisamente en Mejillones, para facilitar la exportación de gas boliviano a los mercados del Pacífico, precisamente a través de la compresión del gas (GNL), sin embargo, la iniciativa no prosperó y fracasó en 2004 luego de una fuerte crisis que afectó a Bolivia.
Fuente: periódico "El Diario" La Paz-Bolivia - 16/11/2009
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