Un carrito de salteñas, una vendedora de discos “pirata”, dos mujeres, y un minibús se veían en la Plaza del Minero en Corocoro. Aunque el pueblo parece deshabitado, comunarios dicen que desde que se inauguró la planta de cobre el movimiento económico aumentó.
Después de recorrer una camino en mal estado durante tres horas desde la Paz, La Razón llegó el 9 de abril hasta el municipio perteneciente a la provincia Pacajes. Un ligero viento y un sol radiante acompañaron la jornada laboral.
Al ingresar al pueblo se observan dos viviendas que están siendo reconstruidas. Dos albañiles trabajaban en una de ellas. “Es que desde la inauguración de la planta de Corocoro, la gente que había abandonado el pueblo está regresando”, afirma el gerente de la planta metalúrgica de cobre, Gustavo Choque.
La mujeres de pollera que estaban sentadas en la plaza, esperaban el siguiente minibús para ir a la ciudad de El Alto. Fueron a visitar a sus familiares y a conocer aunque de lejos la planta de la que tanto escucharon hablar. “Hemos visto, es bien grande, parece nomás que va a traer mucha gente. Ojalá este pueblo sea como antes”, dice Lucía Choque, nacida en Corocoro, que vive 25 años en la ciudad de El Alto.
La comunaria afirma que antes el pueblo estaba casi abandonado. No había negocios y por lo accidentado del camino muchos preferían no ir.
Muchas de las viviendas ubicadas en la Plaza del Minero y la Plazuela del Benemérito, metros más arriba, están deterioradas, la pintura de sus fachadas está desgastada y en algunos casos las ventanas ya no tienen vidrios, porque están deshabitadas.
“Hace dos años y medio, esto era un desierto, era un pueblo completamente abandonado. Ahora, desde la reactivación de la empresa, la población está retornando a esas mismas casas y las están mejorando para venirse a vivir de nuevo aquí e iniciar un negocio”, agrega Choque.
Mientras funcionó la antigua Empresa Minera Corocoro, desde la Guerra del Chaco, según los pobladores, los habitantes llegaron a un número de 10.000 y aumentó sobremanera el comercio formal e informal. “Las calles eran llenas de personas y se vendía y compraba toda clase de productos”, agrega la ciudadana nacida en Corocoro.
Sin embargo, con el cierre de la empresa en 1985, tras la relocalización minera decretada por el gobierno del MNR, la historia del pueblo cambió. La falta de empleo hizo que los comunarios emigraran hacia las ciudades de El Alto y La Paz.
El primer lote vendido
* La empresa Trafigura, que se adjudicó la compra de 300 toneladas de cobre metálico, producidas en Corocoro no desembolsó los 2 millones de dólares que establece la venta. Lo hará en los próximos días.
Compra de generadores
* La Corporación Minera de Bolivia (Comibol) adquirirá, dentro de dos meses, dos generadores de electricidad con una inversión de dos millones de dólares. Estos equipos serán instalados dentro de la planta metalúrgica de cobre de Corocoro.
Desde mayo producirían 300 t de cobre
Hasta marzo la planta producía 70 toneladas de cobre al mes
* La planta hidrometalúrgica de cobre de Corocoro tiene como meta alcanzar el 100% de su producción, que equivale a las 300 toneladas de placas de cobre inicialmente previstas, informó su gerente, Gustavo Choque, quien además aseguró que la producción va en aumento.
“En abril ya se va a notar el incremento que hasta la fecha fue de 70 a 80 toneladas al mes. Este mes ya pasaremos las 100 y desde mayo ya empezaran a funcionar más equipos, así que el incremento será notorio y se está planificando llegar a las 300 toneladas”, dijo Choque.
Desde la inauguración de la planta, el 27 de octubre del 2009, hasta marzo del 2010 la planta producía entre 70 a 80 toneladas de cobre, cantidad que no cubría lo inicialmente panificado. Esto se debe, según Choque, a que el área dispuesta para el tratamiento hidrometalúrgico del metal extraído de la tierra no era suficiente, por lo que se están preparando más terrenos para ampliar las instalaciones.
Durante un recorrido, La Razón observó todo el proceso que la metalúrgica realiza para producir las láminas o catos de cobre. Todo se inicia con la extracción del metal en bruto en forma de enormes piedras, que son trozadas con grandes martillos por los obreros.
Esta especie de piedras va hacia una gran chancadora o trituradora que muele el metal. Este equipo fue instalado a principios de marzo con la finalidad de aumentar el tratamiento de 500 a 1.200 toneladas de mineral por día. El producto pasa por otro tratamiento de pulverización hasta un equipo denominado aglomerador, donde se mezcla con agua y ácido sulfúrico para formar pequeñas estructuras ovoides.
El compuesto es trasladado hasta un espacio de tierra para disolver el cobre. De este proceso se extrae el mineral en líquido que posteriormente se lleva a la sección de electrólisis donde se vacía en moldes para que finalmente se logren las láminas de cobre metálico.
Láminas. Las 300 toneladas vendidas aún se encuentran en la metalúrgica.
Fuente: periódico "La Razón" La Paz-Bolivia - 12/04/2010
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