Recientemente ha concluido el Foro de Países Exportadores de Gas realizado en Santa Cruz, Bolivia, en el que se ha debatido muchos temas y dos de ellos, creemos, merecen análisis.
En la misma línea, se demandó desarrollo tecnológico y políticas públicas que promuevan e impulsen el uso de gas natural en el segmento transporte con GNL, en el sector marítimo, en transporte pesado, en flotas, camiones y buses, y en maquinaria pesada. El transporte de vehículos livianos, todo indica, transitar a los vehículos eléctricos.
El gas natural, no cabe duda, es el energético del siglo XXI, ayudará a descarbonizar el planeta y será un elemento de transición a otros tipos de energía; por ser un energético abundante, limpio, con infraestructura desarrollada y por ser competitivo.
Es sobre esta competitividad que queremos plantear el segundo tema de análisis; en la declaración de Santa Cruz se puede leer: “Tener un enfoque más equitativo de distribución de riegos en el tema de mecanismos de precios de gas, vinculado al petróleo y sus derivados, para asegurar un precio justo para el gas natural, tomando en cuenta sus ventajas en términos de eficiencia energética y primas medioambientales”.
Un sinnúmero de transacciones de gas natural, especialmente de GNL, se realizan a nivel internacional y regional, en función de marcadores de precio como; el petróleo y sus derivados y que tenían razón de ser en el pasado. Analicemos esto con los dos contratos más importantes en el Cono Sur.
En el contrato Bolivia-Brasil, de hace 20 años atrás, los precios del gas natural se los vinculó a varios tipos de Fuel Oils, porque el objetivo central era reemplazar estos en la generación eléctrica y el gas tenía que ser competitivo contra estos productos. Para el contrato entre Bolivia y Argentina, se utilizó el mismo modelo. Pero una parte de la generación eléctrica aún se la hace con derivados del petróleo, debido a la crisis de desabastecimiento de gas natural.
Esta situación está cambiando radicalmente en el Cono Sur con el GNL, con más gas producido offshore en Brasil y shale en Argentina y recientemente la irrupción de las energías eólica y solar. Si el mercado hace su trabajo y fomenta transacciones competitivas e integración, se deberían crear una especie de nodos (HUBS) de marcadores de gas tanto en Sao Pablo como Buenos Aires. En estos HUBS deberían competir gas producido localmente, gas importado de Bolivia y gas importado GNL.
El gas boliviano y los de Argentina y Brasil competirán con GNL de EEUU y tiene costos de producción, licuefacción, transporte hasta Brasil y Argentina y regasificación. Los compradores de gas natural podrán utilizar el GNL en una especie de techo para negociar gas producido localmente e importado de Bolivia. El marcador sería el Henry Hub, en reemplazo de los Fuel Oils.
En este contexto de desregulación, competencia y mercado, el gas natural producido en Bolivia resulta altamente competitivo (a pesar de la elevada carga tributaria). Los campos están en una zona geológicamente muy conocida, se conocen los factores de recobro, son altamente productivos los pozos que se perforan y además se cuenta con una infraestructura depreciada y desarrollada para procesar y transportar el gas natural a las fronteras.
Por lo expuesto, el precio más justo para el gas natural saldrá de las transacciones del mercado. Los compradores optarán por las opciones que más les convengan y donde la competencia será, todo indica, de gas con gas y el marcador de precio no será más el petróleo o sus derivados.
El autor es socio director de Gas Energy Latin America.
El autor es socio director de Gas Energy Latin America.
Fuente: periódico "Página Siete"
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